Revaluar no es buen negocio. Hoy en su columna, el analista resalta esto,
citando a ANIF: “… el cual indica que tanto nos hemos revaluado ¡Cuando se hacen los cálculos de la revaluación usando la
paridad del poder adquisitivo, nuestra revaluación ya no es del 11% sino del
80%!, lo cual infla los análisis en dólares”.
Así que no confiemos mucho en algunas cifras y
datos.
Parada revisa el primer año del TLC.
RADAR,luisemilioradaconrado
TLC con EU: un balance precario
Por Jairo Parada
Muy a pesar del consabido entusiasmo oficial con el
primer aniversario del TLC con Estados Unidos, la dura realidad es que el
balance del mismo ha sido precario.
Las exportaciones colombianas a Estados Unidos sólo
han crecido en un 3,7%, mientras que las importaciones colombianas se
dispararon en un 12,7%. Se repite así la experiencia de los años 90: una
apertura importadora, lógica para un país que padece una revaluación de hace
más de diez años, con pocos logros en innovación y desarrollo tecnológico, y
una política industrial, si es que puede merecer ese nombre, absolutamente
pasiva.
Lo que sucede es que dentro de la ortodoxia que se
le enseña a los economistas hoy, se cree que las ventajas del comercio exterior
se transmiten espontáneamente y las empresas nuevas surgen como hongos de la
tierra. La realidad es precisamente lo opuesto: los países que más
aprovechan el comercio exterior cuentan con estados que acompañan a los
empresarios activamente, mejoran la infraestructura, utilizan la tasa de cambio
como variable estratégica, y saben que hay que ser proactivos para aprovechar
estos tratados. Revaluación, bonanza minera y pasividad del estado, son las
receta para convertirnos en el típico país de renta petrolera que todo lo
importa, escenario familiar al cual no queremos llegar.
Sin duda, que también depende este resultado de
cómo miremos el vaso, si medio vacío o medio lleno. Ya
1.500 productos colombianos debutaron en el mercado americano, y 775 empresas
nuevas debutaron en Estados Unidos, curiosamente la mayoría de ellas
situadas en Bogotá y Medellín, al contrario de lo que las leyendas locales suponen.
Sin embargo, las tres ciudades de la Costa, reportan aumentos importantes de
sus volúmenes de carga portuaria, más llegada de inversiones extranjeras y
muchas expectativas.
El gobierno ha dicho que estos procesos toman
tiempo y que la experiencia mundial así lo indica.
Efectivamente así es, pero si esperamos que las
cosas se arreglen por sí solas, seguiremos convertido en país importador con la
destrucción del empleo y la producción local.
Anif, la Asociación Nacional de Instituciones
Financieras, recientemente publicó una reflexión muy preocupante sobre el
Índice Big Mac de la revista The Economist, el cual indica que tanto nos hemos
revaluado ¡Cuando se hacen los cálculos de la
revaluación usando la paridad del poder adquisitivo, nuestra revaluación ya no
es del 11% sino del 80%!, lo cual infla los análisis en dólares.
Por ello es que muchos hablan de Colombia con un
país de PIB per cápita de $10.000 cuando la realidad está en un 30% por debajo.
El otro frente sobre el que hay que trabajar es la
del diseño de una verdadera política industrial, que no caiga en el
proteccionismo, pero que ajuste las cargas y beneficios de estos procesos.
Ningún país entrega su desarrollo industrial a cambio de baratijas, y las
políticas de compras estatales pueden ayudar. En esta política, lugar clave lo
desempeña la política de innovación de C&T, hoy sometida a un despelote
institucional a nivel local.
Los recursos de regalías de Colciencias no se
pueden coger para arreglar colegios o regalar computadores. Eso se debe
financiar con los recursos del Gobierno. Las regalías son para algo más serio
por favor.
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