domingo, 10 de septiembre de 2023

Julián Domínguez, presidente de Confecámaras: “El 86% de los miembros de juntas directivas de las Cámaras de Comercio son pequeños empresarios, no élites”

Congreso Nacional de Confecámaras…

“El 86% de los miembros de juntas directivas de las Cámaras de Comercio son pequeños empresarios, no élites”: presidente de Confecámaras

Julián Domínguez, se refirió al cuestionamiento del presidente Petro, cuando señaló que algunas Cámaras están en manos de “poderosos”.

También se unió al llamado para bajar tasas de interés.

Aquí les contamos parte de esa historia…

 

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Julián Domínguez, presidente de Confecámaras: “El 86% de los miembros de juntas directivas de las Cámaras de Comercio son pequeños empresarios, no élites”

Si bien Colombia cuenta con un tejido empresarial calificado como resiliente y comprometido, este también es altamente frágil: factores como la infraestructura, la conectividad, los servicios públicos, competidores y proveedores, las estrategias de venta, de retención y atracción de capital humano, la disposición a innovar y la adaptación organizacional han condicionado el crecimiento de las firmas del país.

Así quedó en evidencia en el reciente estudio del Observatorio de Movilidad realizado por la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), según el cual de las 294.880 empresas creadas en el país en 2017, solo 70.116 continuaban en operación en 2022. Es decir, más del 75% no lograron sobrevivir.

El informe reveló que la estructura empresarial de Colombia, constituida en un 92% por pequeños negocios, presenta grandes falencias en especial de sostenibilidad y crecimiento, pues la tasa de supervivencia a cinco años es del 33,4% para microempresas, del 60,9% para las pequeñas, del 73,7% para las medianas y 85,7% para las grandes.

Lo anterior, según Julián Domínguez, presidente de Confecámaras, plantea múltiples retos para todos los sectores de la sociedad, cuyos esfuerzos, dijo, se deberían unir para confluir en una estructura productiva más consolidada y con mayores oportunidades de crecimiento, como mecanismo para mejorar los índices de equidad y desarrollo económico y social en las regiones.

En entrevista con EL COLOMBIANO, el dirigente gremial habló sobre el actual estado del empresariado en el país, la propuesta del presidente Gustavo Petro de aumentar los impuestos a las empresas y su cuestionamiento de que algunas de las Cámaras de Comercio estarían en manos de poderosos. También dio su posición sobre si es momento para que el Banco de la República baje las tasas de interés.

¿Cómo está la creación de empresas en Colombia?

“En el primer semestre de 2023 se crearon en Colombia un total de 164.435 empresas, es decir, tuvimos un decrecimiento del 3,6% frente al mismo periodo de 2022. La creación de sociedades pasó de 42.358 a 42.797, lo que representa un crecimiento del 1% frente a 2022, mientras que las de personas naturales pasaron de 128.177 a 121.638, una contracción del 5,1%.

El contexto del país en este primer semestre fue retador. El aumento en las tasas de interés, el comportamiento de la inflación y del dólar son aspectos que impactan el comportamiento de la economía y la dinámica de creación de empresas. Debemos profundizar la alianza público – privada que permita tener un entorno estable y atractivo para hacer negocios, de tal manera que más colombianos creen empresas que perduren”.

¿Cuáles son esos sectores que están más rezagados? 

“Los sectores donde más ha disminuido la creación de empresas son los que tienen que ver con la explotación de minas y canteras, y con el agro.

Por el contrario, los de servicios y comercio representaron la mayor parte de empresas con crecimiento, debido a que estos engloban una gran cantidad de microempresas. A estos dos le sigue el de construcción, con 574 de las 4.612 empresas que presentaron movilidad”.

¿Y las regiones donde más empresas crecen?

“Son Atlántico, Antioquia, Bogotá, Bolívar y el Valle del Cauca, mientras que Guaviare, Putumayo, Vichada y Amazonas, son regiones cuyas condiciones de entorno no son tan favorables para el desarrollo productivo.

Por otro lado, evidenciamos que el 63% de las empresas que crecieron se crearon por la identificación de una oportunidad de mercado, lo que ratifica la importancia de implementar programas y políticas para el emprendimiento, basados en el contexto y la satisfacción de necesidades del mercado”.

El presidente Petro dijo en días pasados que las Cámaras de Comercio están obstaculizando la asociatividad de las empresas, ¿qué opina sobre esto?

 “El desarrollo y crecimiento empresarial está ligado es al tamaño y capacidades para llegar a los mercados. Desde hace muchos años, con el BID, hemos detectado que la condición de la formalidad no es estrictamente de legalidad o no legalidad. Hay unidades productivas en unos estados muy incipientes que no es posible que se formalicen.

¿En qué estamos trabajando las Cámaras por la asociatividad y la formalidad? 

Estamos dándole a esas pequeñas unidades productivas las capacidades para que crezcan, porque el punto es que hay una alta mortalidad empresarial en Colombia, y en consecuencia lo que hay que evitar es que se mueran. 

En realidad, las Cámaras somos promotoras de la asociatividad. De hecho, el estudio de Movilidad Empresarial que hicimos arrojó que las empresas que se asocian tienen más posibilidades de crecer, tienen la posibilidad de potenciar su crecimiento 29 veces por encima de las demás. Una empresa que está en un conglomerado empresarial, que nosotros denominamos clúster, es una firma que se protege más.

Por eso, lo que le hemos venido explicando al Gobierno es que la condición de crecimiento es de capacidades, no de tamaño y no es un asunto binario. Lo cierto es que la formalidad es un factor que permite a las empresas durar más y avanzar más en su crecimiento, pasar de micros a pequeñas, de pequeñas a medianas y así. Sino, se quedan enanas. Y lo peor que le puede pasar a una sociedad es tener una cantidad de firmas que nunca crecen y que, en lugar de aportar a la economía, lo que hacen es sustraer los recursos de los que sí son formales y pagan sus impuestos”.

El presidente también cuestionó el funcionamiento de las Cámaras de Comercio, asegurando que algunas de ellas están en manos de poderosos y élites que controlan lo público...

 “La realidad es que el 86% de los miembros de las juntas directivas de las Cámaras son micro y pequeños empresarios; el 7% son medianos y el otro 7% son grandes. Realmente en las juntas directivas no se evidencia esa situación”.

 Ahora, hablando un poco de las reformas que adelanta el Gobierno, ¿cuál es su posición sobre la laboral?

“Hay que terminar de perfeccionar la reforma laboral para que haya un ambiente sano para la generación de empleo. ¿Qué quiere decir esto? Que haya flexibilización laboral, por ejemplo, del trabajo en el campo y del trabajo en la ciudad. Que haya posibilidad de tener contratos flexibles con varias ocupaciones a lo largo del día, que permita distribuir las cargas de contribución por ARL y por otros factores, distribuirla entre varios empleadores. Que haya posibilidad, incluso, de segmentar en las ciudades las condiciones en las que se ejerce la actividad laboral, que no quedemos atrapados detrás de un muro con la inflexibilidad para hacer, por ejemplo, despidos con justa causa. Entonces, la reforma debe procurar esto y aspiramos a que el Congreso de la República premie la generación de nuevos empleos.

Ahora, es necesario despejar las incertidumbres que rodean los contratos de trabajo, las que rodean el sistema de salud, de pensiones, la transición energética y el plan de seguridad. Todo esto conformando un plan de choque”.

El MinHacienda, la Andi y Asobancaria solicitaron al Banco de la República bajar las tasas de interés, ¿se une a este llamado?

“Colombia es un país cuyo motor de crecimiento es el consumo. Si queremos en verdad que el país avance requerimos que haya más consumo y por ende más empleo. Hemos abogado fehacientemente para que logremos rebatir, especialmente, la tasa de usura, que es el techo que se le pone en el consumo de tarjetas de crédito. Porque por la vía de la inversión y del ahorro, que sería lo razonable en una economía sana, aquí no vamos a poder producir ese plan de choque que necesitamos”.

Otro debate que se revivió fue el de la carga de impuestos que se aplica en Colombia. El presidente Petro consideró que el país debería tener más impuestos que se destinen a sectores como la educación...

“El 98% de la base empresarial en Colombia está conformado por micro y pequeñas empresas. No puede recaer sobre un grupo de microempresarios todas las cargas de los bienes públicos, es decir de los impuestos. Lo que hay que buscar es la formalización. En Colombia está invertida la pirámide de tributación: aquí pagan más las empresas que las personas. En el mundo las empresas están protegidas y pagan más las personas”.

 

Alejandra Zapata Quinchía 

La humanidad llegó a la era del fuego incontrolable. Nátaly Londoño Laura

El fuego…

La humanidad llegó a la era del fuego incontrolable.

¿Será que podremos manejar esta situación?

Una serie de incendios forestales incontrolables están causando crisis económicas y ambientales en todo el mundo.

¿Qué se puede hacer al respecto?

Revisemos el tema con los que saben.

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La humanidad llegó a la era del fuego incontrolable

El hemisferio norte está ardiendo, y Grecia, Italia, España, Portugal, Argelia, Túnez y Canadá son solo algunos de los países en los que el fuego ha arrasado con miles de hectáreas de bosques, causando no solo daños ambientales y económicos, sino también, en muchos de los casos, la pérdida de vidas humanas.

Sin embargo, la superficie forestal quemada en todo el mundo en los últimos años disminuyó, pese a que por fuera del trópico haya aumentado de manera extrema y agresiva, según Mark Parrington, científico jefe del Servicio de Control de la Atmósfera Copernicus (CAMS), a DW.

Es decir, cada vez hay (y habrá) menos incendios, sí, pero los que hay (y habrá), cada vez son (y serán) más grandes y más difíciles de controlar o de extinguire, pues tal y como lo pronosticó en el 2022 un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), debido al avance del cambio climático, los incendios extremos aumentarán un 30 % para 2050 y un 50 % para finales de siglo.

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Dos cifras difíciles de cuestionar, y que dan pie para comprender el fenómeno que hoy ocurre, si se tiene en cuenta que, como cita el mismo estudio, “aunque entre 2001 y 2019 los bosques de la Tierra capturaron aproximadamente el doble de carbono del que emitieron, las emisiones de los incendios forestales van a ejercer presión sobre un presupuesto de carbono que se reduce rápidamente”.

Pero el cambio climático no es el único causante de esta amenaza, también lo son las sequías, los usos de la tierra, y en general, todo un engranaje generado por la actividad humana y que desemboca con fuerza en un término acuñado por Stephen Pyne en el artículo How humans created fire and fire made us human (2015): piroceno.

Un término con el que plantea que, como especie, hemos creado un nuevo tiempo geológico: la Era del Fuego.

La humanidad llegó a la era del fuego incontrolable

El primer oxígeno

La geóloga y científica del suelo española, Kathelijne Bonne, define el fuego como “un conjunto de gases y partículas de hollín tan calientes que brillan y emiten luz. Con ese calor, se produce una reacción química con el oxígeno: la oxidación. La oxidación a alta temperatura se denomina combustión. Los gases que se liberan son visibles y brillantes hasta que se enfrían”.

Y este elemento se puede generar de muchas maneras, por ejemplo, el que surge y les da vida a los incendios forestales se da por el encuentro de tres factores, explicó Juan Fernando Salazar, profesor de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia. La primera, que haya combustible disponible (algo que se queme). La segunda, que haya condiciones atmosféricas y meteorológicas favorables (que la temperatura del ambiente sea alta o haya sequía).

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La tercera, que haya algo que encienda el fuego, un precursor, un detonante (un rayo, personas que encienden fogatas y no se cercioran de apagarlas o las que intencionalmente queman un territorio como una práctica agrícola común y luego el fuego se descontrola, una botella de vidrio abandonada en el bosque, porque esta queda expuesta a los rayos del sol, los concentra y enciende una chispa).

Es decir, los bosques solo arden si hay oxígeno. “Antes la atmósfera no tenía oxígeno, pero en algún momento, hace 2..400 millones de años, se comenzó a producir”, detalló Bonne. Ocurrió gracias a la acción de unas bacterias que realizaban fotosíntesis y liberaban oxígeno en el proceso, y llevaron finalmente a la aparición de “organismos multicelulares que lo respiran como los animales y los seres humanos. Las plantas también buscaron su camino hacia la luz, y realizan la fotosíntesis, al igual que las bacterias”.

La humanidad llegó a la era del fuego incontrolable

El fuego

Así que mientras la vegetación colonizaba al planeta, ocasionalmente se producían incendios forestales en los continentes, hasta que hace dos millones de años surgió la humanidad, y hace aproximadamente uno, la misma humanidad empezó a jugar con él mismo, hasta descubrir que ese elemento tan llamativo podía ser domesticado.

El control del fuego permitió a nuestra especie cambiar el tipo de alimentación, los estilos de caza, la fabricación de herramientas e, incluso, le permitió cambiar la forma en la que nos relacionábamos y nos construíamos como sociedad, cuando reunidos alrededor del fuego, en las noches, reflexionábamos o contábamos historias en colectivo, una práctica que todavía hoy se mantiene.

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“Muchos campesinos y pueblos indígenas siguen usando el fuego de manera controlada en prácticas agrícolas tradicionales, porque algunas semillas incluso necesitan el calor del fuego para germinar o porque con el fuego se puede eliminar la cobertura vegetal necesaria para iniciar nuevos sembrados”, comentó Susana Rodríguez Buriticá, gerente de estudios socioecológicos y cambio global del Instituto Humboldt.

Y es que si bien es cierto que muchos ecosistemas son sensibles ante el fuego porque cuando este se produce sobre sus árboles el daño es severo y la regeneración tarda mucho; existen muchos otros que dependen de este elemento, a nivel natural, para continuar con sus ciclos vitales.

“Nosotros hemos dependido del fuego desde tiempos prehistóricos”, detalló Rodríguez. “Y el piroceno precisamente es este concepto que está invitándonos a reconocer esa relación cercana que como especie tenemos con el fuego, a reconocer la interacción que hay entre el fuego y las alteraciones ambientales que nosotros mismos hemos producido, y a manejarlo de la mejor manera”.

“Reconocer esa relación cercana” incluye la introducción de otro concepto clave: el manejo integral del fuego, que a su vez abre la puerta del espectro para reconocer que el fuego tiene varias aplicaciones, varios usos, y que hay que evitar a toda costa que se convierta en un elemento nocivo para la salud humana y para la salud del planeta; manejarlo en el momento en que ocurre y en que no nos interese que ocurra; y tener actividades de rápida acción y restauración una vez ocurra un incendio forestal que no podemos controlar.

Pero en Colombia, como en tantos otros países y pese a que distintas organizaciones científicas expertas e involucradas han pedido que se introduzca este concepto, con el fin de reconocer todos esos posibles impactos causados por incendios forestales, y reducir al máximo lo negativo, pero a cambio de eso, la respuesta de los gobiernos siempre ha sido la misma: ante el fuego, la supresión.

El desastre

El problema de no tener un plan para el manejo integral del fuego es que se corre el riesgo de que los incendios se vuelvan descontrolados, aumenten su frecuencia, su intensidad, su duración, sean más difíciles de apagar, y se vuelvan más destructivos, que es lo que está pasando con el cambio climático.

Pero el tema del cambio climático visto desde la perspectiva de los incendios forestales es un poco más complejo, porque en sí lo que hace es crear un bucle de retroalimentación. Es decir, los impactos que tienen estos fenómenos sobre el planeta incluyen:

-La pérdida de la biodiversidad de la que depende el equilibrio natural. Así lo argumenta la Food and Agriculture Organization (FAO): “Los incendios provocan el desplazamiento de aves y mamíferos, lo cual puede alterar el equilibrio local y en última instancia la pérdida de vida silvestre, dado que los ejemplares desplazados no tienen lugar al que dirigirse”.

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-La alteración de la calidad del aire, y no solo en la región donde se produce el incendio, sino también en regiones cercanas o remotas —explicó el profesor Juan Fernando Salazar—. En Colombia sabemos por diferentes estudios que la calidad del aire de ciudades como Medellín o Bogotá sufre cuando hay incendios forestales en los llanos orientales. Hace poco tuvimos un ejemplo muy mencionado en las noticias: el de la contaminación del aire de Nueva York a causa de los incendios forestales en Canadá.

-La liberación de extensas cantidades de carbono, el gas de efecto invernadero que calienta el planeta. Según le dijo Kristina Dahl, climatóloga principal del programa Clima y Energía de la estadounidense Unión de Científicos Conscientes, a la cadena alemana DW, el 30 % de las emisiones humanas de carbono que provocan el calentamiento global son absorbidas por los ecosistemas terrestres, especialmente por los bosques, pues cuando los organismo vegetales allí presentes realizan su fotosíntesis absorben el carbono de la atmósfera, pero cuando esos bosques se queman en incendios extremos como los de Canadá, que ajustaron las 10 millones de hectáreas quemadas en lo corrido del 2023; los de Grecia, que lleva 160.000; o los de España, con 84.315, “se libera a la atmósfera una cantidad mucho mayor que el carbono que había sido captado y es ahí cuando se crea el bucle: el cambio climático alimenta los incendios forestales que, a su vez, alimentan el cambio climático”, expresó Dahl.

La humanidad llegó a la era del fuego incontrolable

La mitigación

Es claro entonces que hoy se habla del piroceno porque estamos perdiendo la capacidad de manejar el fuego, puesto que el clima está jugando en nuestra contra y hace que algunos incendios sean difíciles de controlar; pero también porque históricamente hemos perdido la conexión que teníamos y, por ende, hemos perdido todo el conocimiento ancestral que teníamos sobre él.

El primer paso para combatir las emergencias que se están generando a causa de los incendios forestales es que “desde el manejo integral del fuego se reconozca que podemos integrar ese conocimiento tradicional en un mejor manejo del elemento”, apuntó Rodríguez.

Una postura a la que se suma Salazar y agrega: “después, la tarea más importante, si es que no es la más importante de la humanidad en este momento, es mitigar el cambio climático. Eso está soportado por décadas de investigación científica de la mejor calidad posible. Entonces, es urgentísimo que mitiguemos el cambio climático”.

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¿Y cuál es la principal medida de mitigación del cambio climático? De manera global, reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero, reducir las emisiones de dióxido de carbono, evitar la pérdida de cobertura vegetal y evitar el detrimento o la alteración de los ecosistemas.

Localmente, es imprescindible conocer la dinámica del fuego para responder una vez aparezca, que es una responsabilidad de las personas que viven cerca de las superficies forestales, pero, sobre todo, una responsabilidad de los gobiernos del mundo entero.

Esas acciones “nos ayudarían a evitar que entremos a un piroceno más peligroso”, concluyen los dos científicos colombianos aquí citados.

1973. 50 AÑOS del SEPTIEMBRE NEGRO por el GOLPE DE ESTADO en CHILE. Por Gaspar Hernández Caamaño

Tremenda historia.

Son muchos… CINCUENTA.

Todavía lo recordamos.

Y ahora, lo recuerda Gaspar en esta nota, que registramos con gusto en el RadaR.

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1973

50 AÑOS del SEPTIEMBRE NEGRO por el GOLPE DE ESTADO en CHILE. Por Gaspar Hernández Caamaño

"En ocasiones la música tiene el poder de revivir los RECUERDOS con tal intensidad que a uno hasta le duele el corazón". Haruki Murakami.________________________

Fue martes, aquel 11 de septiembre de 1973. Esa mañana, caminando por la Carrera "20 de julio" hacía la Universidad del Atlántico, a la altura de las instalaciones del Comando Departamental de la Policía Nacional escuché, proveniente de un radio encendido en taller de reparaciones, que por ahí funcionaba, la noticia sobre el bombardeo, desde el cielo, al "Palacio de la Moneda", en Santiago de Chile.

Minutos después se difundió que el Presidente, Salvador Allende, disparó la ametralladora que, meses atrás, le había obsequiado el Comandante Fidel Castro, cuando visitó Chile. El cadáver lucía un casco de soldado en pie de combate y tenía el cráneo perforado. El suicidio de Allende sepultaba "La vía chilena al socialismo" e inauguraba, de facto, la dictadura del General Augusto Pinochet, quien fue "hermano masón", que manchó de sangre y muerte la historia del país austral.  

Pocos días después, en una clínica de Santiago, fallecía a causa de un cáncer de próstata que lo minaba desde antes de ser Embajador en Paris y ser honrado con el Premio Nobel de Literatura, el poeta Pablo Neruda. Otra reciente versión habla de envenenamiento a Neruda, Poeta del amor erótico. Su muerte tiñó de más negrura aquel septiembre. La poesía de Neruda fue mi más cercana compañía en esos años, pues los versos desnudos, elementales, épicos y la autobiografía "Confieso que he vivido", educaron el atrevimiento para escribir poemas enamorados y seducir, con palabras y rosas, novias de películas, parques y sueños. Amén de cantar a la ficción de la revolución que soñaba a los 20 años.

Cuando se produjo el golpe de estado, el Embajador de Colombia, ante el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, era el Dr. Juan B. Fernández R, director, entonces, del diario El Heraldo. La Embajada colombiana fue refugio de muchos perseguidos y la gestión del Embajador fue reconocida, por propios y extraños, en el convulsionado momento que se vivió por las violaciones a los derechos humanos de la dictadura del General traidor.

En 1973, cursaba el 4to semestre de la Licenciatura en Ciencias Sociales y Económicas, en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad del Atlántico, que funcionaba en la sede del antiguo Colegio Barranquilla para Varones. Mi profesor de economía era Manfred Peter, rector del Colegio Alemán, con quien dialogaba sobre H. Marcuse tomando tinto en la cafetería central. El profesor Peter, ante de concluir el semestre, me invitó a escribir para el anuario del Colegio Alemán

Ese mismo año murieron, además de Pablo Neruda, otros dos Pablos: Picasso y Casals. Así que pensando en ellos escribí el poema: Tres pablos, tremendamente vivos. Tales versos los conservaba en una carpeta que cargaba para arriba y para abajo. Y para cumplir el pedido del profesor redacté un artículo sobre el ambiente que, desde 1972, vivía en la Universidad comparándola con un volcán en combustión, sin erupción.

Cuando volví a encontrarme con el Rector le entregué el artículo. Pero me atreví a decirle que tenía un poema. El de los Pablos. Él, gentil como siempre, me dijo que se lo mostrará. Lo leyó y se lo llevó también con el artículo. El semestre concluyó y nunca más vi al Profesor Peter quien, en las vacaciones escolares, regresó a su país sin volver más a Barranquilla. Supe, al averiguar, que lo habían trasladado a un país de Centroamérica. 

Quien regresó a Barranquilla y, por tanto, a la dirección de El Heraldo fue el Ex-embajador Juan B. Fernández R. A mediado de ese diciembre, un sábado mi abuela Ma. Isabel vino a visitar a Ma. Caamaño, mi madre, quien sufrió un achaque de hipertensión. La abuela al verme me dijo: "Gasparcito, ese del que hablan en El Heraldo, eres tú?". En casa compraban Diario del Caribe. Así que Ma. Isabel, con voz de espiga de trigo, ordenó trajeran el periódico.

Efectivamente, en la sección de Sociales, en la parte alta de una página impar, estaba publicado el poeta de Los Pablos, dentro de un recuadro. Tenía una nota que, más o menos, decía: "Acá no publicamos poesía, pero estos versos de Gaspar Hernández Caamaño, estudiante universitario, son buenos". La nota no tenía firma de autor. Asentí a mi abuela que SI. Ella me regaló el ejemplar. Con él, fui el lunes temprano a la Antigua sede del diario. Exhibí el recuadro y pregunté quién sería el autor de la nota que presentaba mi poema. Sin dudarlo me dijeron: "Es del director". Y me ordenaron subir una alta escalera de madera que llevaba al segundo piso. 

Identificado y presentado, por su Secretario, el Director autorizó seguir a su Despacho, una amplísima oficina con una grande ventana hacia la calle 33. El Dr. Fernández estaba sentado y solo, absurdo en revisión de documentos. Nos saludamos y me ordenó sentarme. Se asombró con mi juvenil presencia. Dijo: "Pensé que el poeta era una persona mayor". Días atrás había cumplido mis moceriles 20 años de edad. Le pregunté cómo habían llegados mis versos a sus manos. Respondió: "EL colegio alemán nos envió su anuario". Luego supe que ese anuario circulaba por "todo el mundo".

El Director, al saber de la labor editorial que hacíamos en la Universidad del Atlántico, donde él fue Decano de la Facultad de Derecho, me invitó a escribir para la página editorial de El Heraldo. Allí nació el columnista que soy desde hace medio siglo. Me dio instrucciones: 40 líneas cada artículo. Y desde entonces redactaba, en la Olivetti que Má. Caamaño me había comprado, mi columna punto y aparte y cada semana la llevaba, personalmente. Cada vez que me tropezaba con el Ex-embajador me saluda: " Hola! Nero!.

Intentaré rescatar, para la memoria del abuelo que soy, aquel poema escrito por el horror y las muertes de aquel septiembre negro. Si lo logró lo compartiré. Lo juro!!. Deseo saber por qué eran " buenos versos".