El estudio de la economía.
El sesgo que todavía existe en
Colombia con la región Caribe. La preparación de nuestra gente. Las becas, las
tarifas de gas y energía.
¿Cómo cambiamos eso?
Leamos un poco a Jairo Parada
que habla un poco del tema.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Macroeconomía
desde el Caribe
--POR: JAIRO PARADA
Hay quienes creen que los economistas en el
Caribe solo podemos discutir sobre temas regionales y sectoriales, dejando los
temas macroeconómicos para los economistas de la capital.
Afortunadamente, con la llegada de los
estudios de Maestría y Doctorado en Economía en la región ya eso empieza a
cambiar.
El pasado viernes se realizó en la
Universidad del Norte, el I Network de Macroeconomía –convocado por AFADeco
(Asociación de las Facultades de Economía)– con profesores que vinieron de
Bogotá, Medellín y Cali, de las mejores universidades del país.
Junto a los colegas del área de
Macroeconomía de Uninorte se discutieron numerosas ponencias que versaron sobre
la contabilidad del crecimiento económico, las crisis financieras y los ciclos
económicos, la transmisión de la política económica a las regiones, el impacto
del crecimiento minero en la desindustrialización de América Latina, la
discusión teórica de las medidas macroprudenciales y las intervenciones
cambiarias, las asimetrías en los ciclos de los negocios, empleo endógeno
y mercados incompletos, así como el rol de las restricciones de crédito a la
inversión en el México de hoy.
Los trabajos fueron muy rigurosos, muchos
desde la perspectiva neoclásica con sus exigencias matemáticas, otros más
enfocados en la parte empírica, alrededor de los cuales se despertó una sana
discusión teórica desde ángulos diversos. De todos ellos se derivaron buenas
discusiones sobre la situación de nuestro país, lo cual me hizo pensar en lo
importante que es seguir fortaleciendo la formación avanzada en Economía en el
Caribe. Desde acá podemos sugerir otras miradas a la política económica del
país sin ningún problema, con los mismos niveles de preparación.
Sin embargo, algunas decisiones que se
toman a veces en el nivel central, que para nada toman en cuenta la necesidad
de territorializar las políticas, nos
indican que una larga lucha todavía tenemos que adelantar por lograr mayor
financiación hacia nuestros programas de Maestría y Doctorado.
Nuestros problemas no son
solo referidos al absurdo tratamiento del Caribe en los precios del gas.
Si miramos la última asignación de becas doctorales que hizo Colciencias, de un
total de 516 becas, 363 se quedaron en Bogotá, y solo 11 fueron al Caribe, a
través de la Universidad del Norte (ver www.colciencias.gov.co).
Lo que todavía ha sido aún más grave, es que la
distribución fue negativa para las Ciencias Sociales y Educación a nivel
nacional, pues solo recibieron el 18% de las mismas.
Uno entiende que en Colombia
lamentablemente hay un sesgo demasiado elevado hacia los posgrados en ciencias
sociales, pero reducirle los recursos a este sector en forma tan abrupta no
deja de ser un golpe duro a los esfuerzos de las universidades de trabajar en
este sector. Con un posconflicto que está encima, parece que se impusiera una
visión productivista que desconoce el rol de las ciencias humanas en lo que se
nos avecina. Basta mirar con lo que pasa en
Centroamérica para entender que son procesos muy complejos que desembocan en
criminalidad si no se manejan bien. En este recorte cayeron también todos los
doctorados en Economía, como si no fuese cierto lo que dijo Keynes que detrás
de cualquier político siempre están las ideas de algún viejo economista.