Tanta, que no piense en Colombia, sino en ganar algo
personal, como colombiano…
Vamos a leer esta nota de Semana, con el ex
presidente Gaviria.
La verdad es que a mí, como colombiano, me interesa
la paz… no las confrontaciones y mentiras en que se meten los políticos por
ganarse los votos, los puestos y el poder…
Al final, al final, la historia les devolverá todo
el daño que le han hecho a este país y a este pueblo agradable y valioso…
RADAR,luisemilioradaconrado
radareconomico1
16
mayo 2014
Gaviria decidió librar la batalla
NOMBRAMIENTO
El ex presidente va a ser el gladiador de Santos para enfrentar
al presidente Uribe.
La pelea es peleando.
La idea de nombrar a César Gaviria surgió de
una entrevista que Gaviria le dio a María Isabel Rueda el martes pasado en El
Tiempo. El presidente Juan Manuel Santos, quien considera que no se han
divulgado bien los buenos resultados de su gobierno y que tampoco ha quedado
claro que él es víctima de una guerra sucia, encontró en el ex presidente el
intérprete perfecto.
En momentos en los que se oyen más críticas que elogios al gobierno, Gaviria
asumió en esa entrevista posiciones firmes con argumentos de peso en su
defensa. Dijo que Colombia es hoy admirada por los gigantescos cambios que ha
tenido, aseguró no recordar “ningún otro presidente en décadas recientes tan
bien preparado como Santos” y destacó que este “no gobierna para la galería
sino para enfrentar los problemas reales del país”.
En cambio, a la hora de referirse al ex presidente
Álvaro Uribe, quien en la última semana se convirtió en la cabeza visible de la
campaña de Óscar Iván Zuluaga, no ahorró ataques. Dijo que sus trinos “son como
para incendiar el país”, que “siempre habla con rabia, con odio, con espíritu
destructivo” y calificó como “guerra sucia de la peor”, la que según él, está
haciendo Uribe.
Con esa argumentación el presidente Santos llegó a la conclusión de que no
podía conseguir mejor gladiador. En realidad, Gaviria y él estaban algo
distanciados. No por diferencias sino simplemente porque con el transcurso del
tiempo la comunicación entre ambos se había hecho menos frecuente. A los ex presidentes
les gusta ser consultados y Santos no ha sido muy dado a trabajarle a ese rito.
A pesar de eso, Gaviria decidió recoger las banderas y librar la batalla. Su tarea es tratar
de convencer a los colombianos de los tres mensajes que quiere enviar Santos.
1) Que este gobierno es bueno. 2) Que Uribe es un cínico-mentiroso y 3) Que el
proceso de paz es una oportunidad histórica que no se puede desaprovechar.
Detrás de la escogencia del gladiador hay consideraciones estratégicas. A
Santos, como candidato, no le conviene ser contraparte de Álvaro Uribe sino de
Óscar Iván Zuluaga. Y Uribe, al no tener un contradictor de su talla, al menos
de jerarquía presidencial, estaba marcando la agenda en la campaña. Crearle un
contendor de la talla de Gaviria por lo tanto tiene sentido.
El problema es que Gaviria es mejor leído que escuchado. Su exceso de pasión
verbal no siempre ayuda. Pero en este caso, las consideraciones de habilidad para
comunicar son menos importantes que sus habilidades políticas, su sentido
estratégico y su don de mando, que llegan además como un bálsamo a una campaña
que parecía estar mordiéndose la cola. Y en ese sentido Gaviria es muy útil.
Para el ex presidente liberal asumir esa responsabilidad obedece a una mezcla
de generosidad e interés propio. Generosidad porque en una campaña, cuando la
dinámica se vuelve adversa, son más los que se van del barco que los que se
suben. Además de esto, asumir el papel de capitán es jugársela a fondo cuando
se está atravesando la tormenta.
Pero detrás de ese gesto no solo hay nobleza, el
principal apoyo de Santos ha sido el Partido Liberal y si se pierde la
reelección sería un revés para esa colectividad. El partido rojo llegó al
gobierno de Uribe como la primera fuerza política del país y al cabo de ocho
años acabó con un cuarto puesto en las elecciones presidenciales y apenas un 5
por ciento de la votación. Nadie en el Partido Liberal quiere volver a vivir
esa sequía.
Si el proceso de paz, en vez de convertirse
en una posibilidad real, como dijo el embajador Gustavo Bell, en charla con
Yamid Amat, se convierte en una REALIDAD, Juan Manuel Santos aparecerá en la
historia de Colombia, como uno de los mandatarios más reconocidos por todos
nosotros y también en el mundo entero.
Eso le cambiará la vida a casi todos los
colombianos. No habrá excusas para que nuestro país sea más competitivo, pero
también más equitativo y noble con sus nacionales.
Será una fiesta, de la que no quisiera
perderme…
Me gustó la actitud de Gustavo Bell. Evitó confrontaciones. No se dejó provocar por Yamid e invitó a todos los actores importantes de Colombia para que nos acompañen en este proceso, que está casi listo para cerrar una guerra estúpida que ha atrasado el desarrollo de Colombia y de los colombianos.
RADAR,luisemilioradaconrado
radareconomico1
'El fin del conflicto es una posibilidad real': Gustavo Bell
El
exvicepresidente y embajador en Cuba defiende el proceso de paz que se
desarrolla en La Habana.
Por: YAMID AMAT
“Creo,
razonablemente, que el proceso va a terminar con la firma de un acuerdo que le
pondrá fin al conflicto armado”.
Las
palabras son del actual embajador de Colombia en Cuba, Gustavo Bell, quien ha
seguido, por pormenores, el desarrollo de las conversaciones que se adelantan
en La Habana, entre representantes del Gobierno y de las Farc, y considera que
quienes se oponen al proceso de paz “están mal informados”.
Bell,
historiador y abogado, fue vicepresidente de la República en el gobierno del
Andrés Pastrana y su ministro de Defensa. Admite que durante ese gobierno se
pudieron cometer errores, pero aclara con energía que a la paz que seguramente
se firmará en Cuba se llegará gracias a los aportes de los expresidentes
Pastrana y Uribe, y por supuesto del presidente Santos.
Bell
se queja de que el proceso actual ha sido victima de “muchas tergiversaciones,
mucha desinformación y muchas manipulaciones”.
“Se
están sentando las bases para comenzar la transformación del país con una paz
duradera y estable –dice–. Es una coyuntura histórica que ha sido el fruto de
la evolución de una política de Estado en la que han participado varios
gobiernos y que ha desembocado en esta oportunidad, única quizás en la historia
contemporánea del país, para ponerle fin al conflicto armado”.
El
expresidente Pastrana es crítico del proceso. Usted fue su vicepresidente y su
ministro de Defensa. ¿Quién está equivocado: el presidente Santos o Pastrana?
Tengo
por el presidente Pastrana gratitud, admiración y lealtad. Si alguien se
equivocó, lo hizo de buena fe. En su momento, todos los presidentes han actuado
con sentido de responsabilidad y de grandeza. No voy a entrar en ese tipo de
controversias que plantea su pregunta.
Mi
pregunta no busca crearle dificultades ni con Pastrana ni con Santos. Lo que
pasa es que hay dirigentes conservadores, como el exmandatario, que atacan el
proceso. ¿Tienen razón sus críticas?
No
las voy a calificar. Lo que digo es que para poder llegar a ese proceso es
importante tener presente el aporte del presidente Pastrana. Si no se entiende
qué ocurrió en su gobierno, no se entenderá por qué llegamos a este proceso.
Críticos
del proceso han dicho que Santos se está entregado a lo que llaman el
“castro-chavismo”. ¿Es así?
Ni
más faltaba. Esas opiniones son las que me han conducido a aceptar esta
entrevista. Como soy testigo de excepción del avance del proceso, no puedo ser
indiferente a muchas opiniones. No solamente esa, sino muchas tergiversaciones,
mucha desinformación, mucha manipulación, muchos temores infundados sobre cómo
se está conduciendo el proceso en Cuba. Considero mi deber dar una versión
mucho más objetiva del proceso de paz y transmitir, como testigo de excepción
que soy, de que el proceso no solamente está muy bien concebido sino que está
siendo dirigido por una de las personas más brillantes que tiene el país como
es Humberto de la Calle.
El
proceso corrige equivocaciones de los procesos anteriores. El presidente Santos
dijo en su discurso de posesión que había que aprender de lecciones pasadas,
porque no hay manuales universales para hacer la paz. Solamente podemos
recurrir a nuestra propia historia para corregir y llegar a un proceso con
características como las del actual.
¿Las
negociaciones con las Farc bajo Pastrana no fueron un engaño de la guerrilla?
Visto
retrospectivamente, desde hoy, es fácil decirlo y es fácil criticar. Pero, en
su momento se obró de buena fe, con buenas intenciones y con sentido de
grandeza. Los hechos posteriores vinieron a demostrar que ese proceso se
concibió con algunos errores que no se han repetido en esta ocasión.
En
consecuencia, ¿el expresidente Pastrana debería apoyar el actual proceso?
Eso
ya es una decisión personal de él. Pero, quiero decir que él puede estar
tranquilo, porque él, en su momento, tomó decisiones responsables, con sentido
de grandeza, que forman parte del activo que sirve para que este proceso sea
más realista, y el cual deberá conducir a la firma que pondrá fin al conflicto
armado…
¿Le
pediría públicamente a Pastrana que apoyara el proceso?
No
solamente a él, sino a todos los colombianos. Yo no soy negociador, pero sí soy
un testigo privilegiado de lo que está ocurriendo, y puedo dar fe absoluta de
que se está trabajando con la mayor seriedad, con el mayor rigor y que no hay
posibilidad alguna de que se presenten situaciones, como se ha dicho, de que se
va a entregar la soberanía nacional, que vamos camino hacia el castro-chavismo,
que esto es de espaldas al país. ¡Ni más faltaba!
Yo
tengo formación de historiador y creo que el país me conoce. Les aseguro a los
colombianos que el presidente Santos no ha hecho sino recoger de la experiencia
pasada y de los éxitos de una política de Estado como fue el fortalecimiento de
las Fuerzas Armadas, para que el fin del conflicto armado sea, como es, una
posibilidad real.
En
las negociaciones no se está entregando la soberanía ni ningún principio del
sistema democrático o del Estado de derecho.
¿No
tienen razón de ser las dudas y el escepticismo que se han expuesto sobre el
proceso?
No,
sin duda. Al momento actual no se ha llegado por arte de magia. El punto de
partida de este proceso es que la superioridad militar del Estado está
consolidada. Ya la vía armada no es una opción viable, y eso es fruto de varias
administraciones, de una política de Estado que se ha realizado en varias
gobiernos.
Estamos
ante una oportunidad histórica de poner fin al conflicto y empezar a construir
una paz duradera y estable. Ojalá, si hay críticas, que sean más fundamentadas
y no con algunas ligerezas que a veces se escuchan.
En
estos días en que usted ha realizado en el país gestiones de defensa del
proceso de paz, ¿cuáles son las críticas que más escuchado?
Una
de las principales críticas es por qué no hay más información. En estos días he
hecho talleres pedagógicos, y cuando explico la estructura y la metodología del
proceso, la reacción de la gente ha sido de tranquilidad, confianza y
aceptación de la seriedad del proceso.
¿Hay
observaciones a la excesiva confidencialidad del proceso?
Uno
de los principios rectores acordados para el proceso fue la confidencialidad.
Eso suponía el riesgo de críticas. Pero no se puede decir que no hay
información, o que se está haciendo de espaldas al país porque ha sido
secretísimo. No. Se han publicado los documentos firmados; hay una página web
abierta, donde se cuelgan todos los documentos. Posiblemente hay falta de
pedagogía. Es lo estoy haciendo.
El
presidente Santos ha reiterado que “nada está acordado mientras todo esté
acordado”. ¿Ese “todo acordado” está muy lejano?
Estamos
aún dentro de unos parámetros razonables si entendemos la complejidad del
proceso, gracias a la metodología que se ha seguido: fase exploratoria, fase de
negociación y fase de implementación. Por supuesto, la gente quisiera que el
proceso culminara felizmente lo más rápido posible, pero ya se conocen todas
las vicisitudes que lo han rodeado.
¿Cree
que son favorables o desfavorables las condiciones actuales?
Hay
circunstancias favorables, como el gran apoyo de la comunidad internacional, la
consolidación de la superioridad militar del Estado y los avances logrados en
muchas materias, tanto en Colombia como en el marco de las negociaciones; la
ley de reparación de víctimas, la restitución de tierras.
¿Por
lo que usted conoce del avance del proceso, cree que nunca como ahora el país
había estado tan cerca de llegar al fin de la guerra?
Eso
es correcto. Y esto no solamente ha sido gracias al presidente Santos; esto es
un acumulado histórico donde participaron de manera responsable, con sentido de
grandeza, de visión de Estado, el presidente Pastrana, el presidente Uribe, el
presidente Santos; todos los colombianos que de una u otra manera hemos
participado en administraciones anteriores y el colombiano del común, que ha
aportado con sus tributos a la modernización de las Fuerzas Armadas. Esto es un
patrimonio colectivo que no podemos desechar.
¿Es
cierto, como afirman algunos dirigentes políticos, que se está negociando la
propiedad privada, la posesión de la tierra, la fortaleza de las Fuerzas
Militares; que se están cambiando los ejes del Estado?
Una
cosa es lo que la gente dice y otra es lo que está plasmado en los documentos,
en los acuerdos. Por eso estoy en esta campaña pedagógica.
¿Por
qué no ha incluido en su pedagogía a Pastrana y Uribe?
Lo
que les pido a todos los colombianos es que, si van a hacer críticas, las hagan
conociendo el proceso en su integridad –la documentación que es pública– y que
entiendan que hay unas responsabilidades históricas. Mire: hemos llegado a un
punto en donde hay una posibilidad real de ponerle fin al conflicto armado. Si
esto llega a un feliz término, todos los expresidentes podrán sacar pecho de
que, de una u otra manera, contribuyeron en forma responsable a poner fin al
conflicto armado. Y, por supuesto, incluyo a los presidentes Pastrana y Uribe.
Uribe
ha reiterado que no está contra la paz sino contra la paz con impunidad. ¿Qué
opina?
Se
lo aseguro: no va a haber impunidad.
¿El
hecho de que las negociaciones se realicen en La Habana supone algún tipo de
permeabilidad para una eventual influencia de Cuba?
Cuba
ha sido respetuosa en el proceso. Lo ha facilitado; son sus garantes. Puedo dar
fe de que Cuba no interviene. Lo hace solo para dar unas facilidades que hacen
que el proceso fluya de manera dinámica y segura.
¿Cree
firmemente que el proceso terminará bien?
Creo
razonablemente que esto va a culminar con la firma de un acuerdo que le pondrá
fin al conflicto armado. Pero no se le olvide que esto tendrá que pasar por la
refrendación de la ciudadanía colombiana.
¿Por
qué cree que el proceso va a terminar en un acuerdo de paz?
Porque
se está conduciendo con el mayor sentido de la responsabilidad, con rigor
político y recogiendo todas las enseñanzas que nos ha dado la historia reciente
de Colombia. El futuro de nuestra nación es promisorio si se pone fin al
conflicto armado.
En
el acuerdo estarán sentando las bases y consensos que permitirán la
transformación política del país y avanzar sin el lastre del conflicto armado
hacia la construcción de una nación estable.
Definitivamente,
lo que está claro hoy en día, después de 50 años de sangre, de luto y lágrimas,
es que este conflicto armado hay que superarlo como condición indispensable
para avanzar hacia la construcción de una nación pujante, estable, trabajadora
y en total crecimiento y desarrollo.
‘Negociadores son los más idóneos’
¿Están
equivocados quienes se oponen al proceso de paz?
Están
mal informados. Si leen los documentos, les darán un espaldarazo de confianza a
las personas que en este momento están en las conversaciones con las Farc.
Personas que son las más idóneas, como Humberto de la Calle, que tiene una trayectoria
y una formación como pocos hombres de Estado, con su probidad, con visión, con
la entereza y la integridad suyas. De la Calle fue además arquitecto de la
Constitución en 1991; es un liberal y un demócrata íntegro. Está el general
Jorge Enrique Mora, responsable de la modernización de las Fuerzas Armadas y
quien condujo, en su primera fase, la seguridad democrática; está el general
Naranjo, probo e íntegro. Estuvo Luis Carlos Villegas, culto y admirable en su
servicio por Colombia. Está Frank Pearl, que fue alto consejero para la paz
durante el gobierno de Uribe. Están los demás miembros de la comisión,
ejemplares servidores del país.
Y
además está una comunidad internacional que acompaña el proceso.
Raimundo Alvarado compartió un enlace: "Proceso de paz: Entrevista al embajador...": "INSTRUCTIVA ENTREVISTA A GUSTAVO BELL
http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/proceso-de-paz-entrevista-al-embajador-de-colombia-en-cuba-gustavo-bell-/14002260"
Antes
de que empezara a funcionar el TLC entre Estados Unidos y Colombia, el
economista, empresario y educador Joseph Daccarett, nos decía a los
periodistas: Eso es buenopara todos.
Tendremos mejores oportunidades.
Los
buenos ganarán.
Y
nosotros en el RADAR, siempre hemos confiado en eso.
El
15 de mayo, llegamos a los dos años de vigencia del tratado.
Hay
perdedores. Pero también muchos ganadores.
¿Quiénes
perdieron? Los que no se pusieron las pilas.