jueves, 9 de abril de 2009

Economía Colombiana terminará en recesión, dicen estudiosos europeos.

El gobierno colombiano deberá revisar estos mensajes que nos indican que terminaremos el año en recesión.

La semana entrante, les presentaremos una entrevista con Cecilia López, quien nos comenta que el gobierno no escucha y que nuestro presidente no sabe de economía y por eso estamos como estamos: "A mi me da muchísima pena, y con todo respeto, pero el presidente no sabe de economía: Cecilia López".

Así clarito, como sabe decir las cosas esta señora. La entrevistamos en la Asamblea No. 50 del BID y aunque ya pasó por el RADAR ECONÓMICO en radio, la tendremos en este espacio.

Estuvimos en la Asamblea del Banco Interamericano de Dearrollo con el patrocinio de PROMIGAS, el Distrito de Barranquilla, la Fundación Mario Santo Domingo, Combarranquilla, el Departamento del Atlántico y la Cámara de Comercio de Barranquilla.

Luis Emilio Rada C.

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La economía colombiana tendrá problemas y terminará en recesión en 2009, dicen estudiosos de Europa.

Es el Centro de Estudios Latinoamericanos, CESLA, con sede en España, el que nos envía esa alerta… Porque estima que este año la economía colombiana terminará en recesión con una caída del Producto Interno Bruto del 0,6 por ciento.
El Cesla es un centro de estudios académicos, que desarrolla sus actividades bajo el amparo de la Universidad Autónoma de Madrid y su información sirve de referencia a empresas españolas con intereses y actividades industriales, comerciales, financieras o de servicios en el continente latinoamericano.

Para 2010 el Instituto considera que la economía colombiana se recuperará con un crecimiento del PIB, del 2,3 por ciento.

El Centro de Estudios Latinoamericanos también dio a conocer sus pronósticos sobre el comportamiento de la inflación y cree que la meta que se fijó para este año el Banco de la República, del 4,5 al 5,5 por ciento se cumplirá. El costo de vida estaría en el 4,7 por ciento para bajar luego al 4,4 en 2010.

El Cesla considera que este año las reservas internacionales de Colombia, actualmente en 23 mil millones de dólares, caerán y que se acentuará el déficit comercial pero destaca el hecho de que aún así no se contempla posibilidad alguna de que Colombia incumpla con sus compromisos financieros internacionales.

Los amigos de Celsa, el Centro de Estudios Latinoamericanos vaticinan que el mayor deterioro económico en América Latina, lo reportarán en 2009 México y Ecuador con caídas del 2,7 y 2,5 por ciento, respectivamente.

Y advierte que la economía venezolana, el segundo socio comercial de Colombia, también entrará en recesión con bajas de 1,8 y tres por ciento en los años 2009 y 2010.
El mejor comportamiento regional lo tendrá Perú país al que el Cesla le proyecta un crecimiento este año del 3,6 por ciento… por eso Colombia y las autoridades colombianas deberían ponerse las pilas…

radareconomico@yahoo.com

Crónicas de Semana Santa.

Con gusto le damos espacio a Moisés Pineda, en esta crónica.

Oremos por nuestra gente y reflexionemos...

Oremos por nuestros enfermos, por los amigos y por los pobres.

Un abrazo,

Luis Emilio Rada C.
radareconomico@yahoo.com


CRONICAS DE LA SEMANA SANTA EN EL CENTRO HISTORICO DE BARRANQUILLA: Viernes Santo, Sábado de Dolores, Domingo de Resurrección.

Por: MOISES PINEDA SALAZAR.

Al día siguiente, luego de la Solemne Vía Crucis, la ciudad caía toda en un letargo al que nada se escapaba. Las gentes vestían de luto riguroso. Los hombres de saco, pantalón y centro negros, camisa blanca y corbata negra; ellas iban de color morado, cubriendo sus cabezas con largas mantillas de Manila. Caminaban con premura, los rostros compungidos al filo de la una de la tarde rumbo a los rituales que empezaban con el Sermón de las Siete Palabras a cargo de un Orador Sagrado invitado para el efecto.

Eran dos y más horas en las que desde el púlpito que se levanta al lado derecho de la nave central de la Iglesia principal, el ilustre e ilustrado clérigo disertaba acerca de los Misterios de la Vida, Pasión y Muerte del Salvador del Mundo.
Un velo de color morado cubría la totalidad del presbiterio y a todas y cada una de las imágenes de los ángeles, arcángeles, venerables, beatos y santos que conformaban el devocionario local.

El calor resultaba sofocante no solo por el clima de la ciudad, sino también por la aglomeración de fieles que sudaban debajo del denso y oscuro roperío al momento en el que, luego de las Lecturas Sagradas, en medio de un ambiente sobrecogedoramente funebrio que producía el sonar de las carracas, el Canónigo de la Catedral empezaba el ritual de la adoración de la Cruz cantando por cuatro veces, al tiempo que iba quitando el velo que la cubría, “Ecce Lignum crucis in quo pependit Salus mundi”- he aquí el leño de la cruz del que colgó el Salvador del mundo- y la feligresía respondía: “Venite adoremus”- Venid y adorémosla- . Seguidamente una fila interminable de fieles desfilaban para hincarse de rodillas y besarla. Al fondo, el coro entonaba: “Popule meus, quid foecit tibi, aut in quo, aut in quo contristabi te. Responde mihi. Responde mihi”- Pueblo mío, ¿qué te hice?, ¿en qué te he fallado? ¡Respóndeme! ¡Respóndeme!- Te saqué de Egipto y tú le has dado una cruz a tu Salvador.

Así eran sorprendidos por las primeras sombras de la noche en la que salía el Santo Entierro desde la Iglesia de San Nicolás rumbo al templo de San Roque a donde llegaba al filo de las nueve. Al frente, iba la Cruz Alta escoltada por ciriales encendidos; después venían los miembros del Clero y de las Órdenes Religiosas, femeninas y masculinas, que precedían a los turiferarios, acólitos y a las Cofradías llevando los estandartes que las identificaban.

Las bandas de músicos que acompañaban el cortejo tocaban marchas fúnebres. A lado y lado de las calles, se filaban millares de personas que portaban velas encendidas en tanto que el Sepulcro en el que se depositaba la figura del cadáver del Señor, convocaba hasta las lágrimas. El anda era llevada por la Cofradía de Caballeros.

Delante iba el Vicario Diocesano acompañado por los canónigos y, detrás de ellos, los penitentes que cumplían mandas unos llevando sahumerios, otros portando el Cáliz de la Amargura y los más cubriendo el cuerpo con túnicas y la cabeza con capirotes. Todo aquello le daba al cortejo un aspecto sobrecogedor.

El sábado todo era silencio en la ciudad, nada se movía.
Luego de 1911, al filo de las vísperas empezó a salir por las calles del Centro la primera de las procesiones que antecedían al ritual de la Pascua de Resurrección.

Era la de Nuestra Señora, cuyo corazón aparecía transido por las dagas del dolor. Las lágrimas se escurrían por el rostro de la Madre Dolorosa. “Stabat Mater dolorosa, iuxta crucem lacrimosa, dum pendebat filium”.¿Y, cuál podría ser el hombre que no llorara viendo el sufrimiento de aquella madre? Era un cortejo no menos solemne que el del Santo Entierro, aunque siempre fue menos concurrido.

Serían un poco más de las diez de la noche cuando en San Nicolás, al modo de lo que se hacía en la Iglesia de Santo Toribio de Mogrovejo de Cartagena, se daba inicio a las celebraciones de la Vigilia de la Pascua Florida de Resurrección.

El Vicario, hizo su entrada en el templo principal en penumbras. Cogulla en la testa, bonete en mano, envuelto en capa pluvial, dio inicio a la liturgia de la Luz y del Agua.

Desde el atrio, transportado por un Diácono revestido con Dalmacia y Velo Humeral, ingresaba procesionalmente, haciendo tres estaciones entre la entrada del templo y el presbiterio, el Cirio Pascual al cual en el curso de la ceremonia, el Celebrante sentado en la Cátedra, recubiertas las rodillas con un pequeño mandil que los curas llaman “gremial”, procedía a insertar cinco granos de incienso en forma de cruz siguiendo el ritual de proclamar a Cristo como Alfa y Omega, principio y fin de todas las cosas. Luego era encendido y sumergido por tres veces en el agua sobre la cual el celebrante ha insuflado su aliento y derramado el Santo Aceite que se destinará durante todo el año a las ceremonias bautismales. Luego seguía la lectura de las doce profecías que en los Libros Sagrados del Pentateuco, en Isaías, en Baruch, en Ezequiel, en Jonás y en Daniel anticipaban el nacimiento, el ministerio, la muerte y la resurrección de Jesús en desarrollo del Plan Salvífico.

Al final de cada una de ellas el celebrante invitaba: “Oremus”. El Diácono ordenaba “Flectamus genua”, a la multitud de fieles que doblaban las rodillas y se sumía en silenciosa oración hasta cuando el subdiácono cantaba: “Levate”.

Seguidamente, prosternados en tierra, los fieles imploraban la protección de Santa María, la Madre de Dios, Virgen de las Vírgenes; de Miguel, Rafael y Gabriel junto con la de todos los Ángeles y Arcángeles y demás miembros de los ejércitos celestiales. Juan El Bautista y José encabezaban la lista de medio centenar de Santos que eran invocados por su nombre para completar genéricamente con los de todos los Santos Doctores, Vírgenes y Viudas, Mártires, Pontífices y Confesores, Monjes y Eremitas que conforman el Celeste Imperio. A cada una de las invocaciones la concurrencia respondía alternativamente- según que fuera singular o no el número de los invocados- “Ora pro nobis” vel “Orate pro nobis”.

El olor del incienso que subía desde los turíbulos cargados con carbón mineral ardiendo y que eran alimentados con las navetas que guardaban la resina, invadía todo el ambiente. El humo era impulsado por batirlos de un lado al otro los turiferarios. A su derecha, el lector le sostenía al Celebrante, a la altura de los ojos, el libro del ritual en el que era posible leer, gracias a la débil luz que esparcía una pequeña vela sostenida en una palmatoria por uno de los acólitos. “Lumen Christi”, a lo que el Coro dirigido por el Profesor Aquilino De la Rosa y conformado por las Señoritas Elena y Carmen Deyongh, Ana Dolores Gerlein, Barbara Funtz, Carlota y Adelina De la Hoz, las Detetlsueiz y las Salcedo Palacio, Soeur Antoinne- una monja curozoleña voluntariamente exclaustrada- y las Hermanas de la Presentación a cuyo cargo estaban el Colegio del Bello Sexo, el “Huerfanato”, el Hospital de Caridad y sus anexos, bajo la dirección de la
Mére Marie Víctor, respondía: “Deo Gratias”

Ese era el preámbulo para dar curso a las lecturas sagradas que introducían “El Gloria”.

En aquellos instantes sublimes, caían los velos morados que cubrían los altares e imágenes, se encendían de improviso todas las luces del templo, resoplaban los fuelles del órgano dejando escapar por los tubos las notas gozosas que reemplazaban las lúgubres del Viernes Santo; el traquetear seco y desapacible de las carracas era suplido por el de las campanillas que repicaban y el de las campanas que tañían invitando a las de los demás templos a anunciar una y mil veces . “Christus surrexit alleluia”- Cristo ha resucitado: ¡Alegrémonos!

En esa noche de la Pascua Florida de la Resurrección, el corazón del creyente se conmovía pues vivía la exultación y adquiría la certeza de que Él está vivo. .. Todo en la liturgia ayudaba a vivir esa experiencia… Habían transcurrido casi tres horas desde el momento en el que se dio inicio a la Vigilia Pascual.

Luego, seguía la llamada “procesión de las salutaciones” o de las “reverencias” en las que, con base en el apócrifo encuentro del Apóstol Juan con el Maestro Resucitado y, según el cual, aquel sale en carreras a contárselo a la Virgen María, salían al tiempo de tres templos o lugares diferentes del poblado, las imágenes del resucitado, la de Juan y la de la Madre del señor. Encontrándose la del Discípulo con la del Maestro, los portantes del paso emprenden carrera en busca de la otra procesión que trae la de María con lo que topándose ambas, los grupos unidos corren presurosos al encuentro de aquella que trae la del Resucitado que, en hallándola, las del Apóstol y María, le hacen venias y giran gozosamente a su alrededor.
Estas eran las costumbres de la Semana Santa en esta ciudad que tenían como epicentros los más antiguos templos barranquilleros: la Iglesia de San Nicolás de Tolentino, la Capilla del Hospital de Caridad, la Iglesia de San Roque de Montpellier y, posteriormente, la de Nuestra Señora del Rosario.

moisespinedasalazar@yahoo.com