jueves, 21 de diciembre de 2017

Un año complicado Por Jairo Parada

Dice Jairo: “Un año complicado”…
Y efectivamente, fue un año complicado, pero en medio de todo, pudimos pasarlo.
Como decía hace unas semanas un empresario colombiano: “Todos los años no podemos festejar con buenos resultados”.

Y a eso es a lo que debemos apostar.
No entiendo, de verdad, a los críticos de siempre que se creen sabios, cuando ellos mismos se equivocan hasta en las cosas más simples: tener un hogar en paz.

Vamos a leer a Jairo Parada mejor, cuando cierra diciendo: “Un difícil camino nos espera, pero volver a la guerra no es opción”.

Totalmente de acuerdo con él…

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Un año complicado
Por Jairo Parada


La Navidad nos invade con sus aires de optimismo frente al nuevo año, aunque al mirar hacia atrás, el año que se va muestra señales preocupantes para el venidero. 
En 2017, en el plano económico, se espera un crecimiento de apenas un 1,8% en el PIB, aunque la inflación se mantiene en un 4%. No hay que hacerse muchas ilusiones para 2018, donde siendo optimistas, apenas creceremos al 2,5% si acaso.
 
El desequilibrio fiscal continúa en toda su intensidad aunque algo ha disminuido, con un fuerte desequilibrio externo. El centro del debate económico en 2018 debe ser cómo lograr que la economía vuelva a crecer al 4% o 5%, sin depender de otra bonanza minera, para poder dejar por fin el modelo de la renta petrolera. Los esfuerzos han sido infructuosos, pues las exportaciones manufactureras despegan muy lentamente, y de los sectores productivos apenas se salvan el agropecuario y los sectores terciarios.
Pero si la economía va de agache, el panorama político preocupa más aún. Parece que las élites políticas y económicas del país desean sacar una paz barata, donde lo único que interesaba era desarmar las Farc. Se les permite convertirse en partido político y se le otorgan las curules. Pero son crecientes los asesinatos de líderes sociales, y nuestro Ministro de Defensa, al igual que en la época de la UP, se limita a decir que son el resultado de peleas de vecinos, conflictos personales y de linderos. La excesiva juridicidad del país se ha utilizado para enredar el proceso de paz, en un año político donde los sectores recalcitrantes sacan dividendos.

Uno no debe caer en la llamada fracasomanía colombiana: se han logrado cinco actos legislativos para implementar los acuerdos del Teatro Colón, pero no se avanzó para nada en el tema agrario ni en el de reforma política, a pesar de lo tímida que eran las reformas propuestas.  
 
Ni qué decir de la representación electoral de los territorios afectados por el conflicto y las víctimas, donde se confabularon muchos intereses para sabotear el quórum requerido. La misma Justicia Especial para la Paz (JEP) fue recortada y sus magistrados sometidos a unas inhabilidades absurdas. En otras palabras, lo pactado en el Colón fue enredado, limitado y saboteado en el Congreso de la República. En el foro realizado el pasado jueves por Foro, Viva la Ciudadanía, Fescol y Caribe Afirmativo, se señaló que de 562 obligaciones del acuerdo, solo se avanzó en un 17% en implementación. El gobierno hizo lo que pudo, expidió 35 decretos leyes y 46 decretos reglamentarios, pero temas claves como la ley de tierras, la del catastro multipropósito, la del tratamiento penal de los campesinos cultivadores de coca, la reforma política y los cambios a la rígida ley de garantías, no se concretaron.

Paralelo a lo anterior, la debilidad administrativa del Estado colombiano en la implementación de los proyectos productivos para los exguerrilleros ha sido evidente, con mucha retórica y pocas nueces. Se forman nuevos grupos armados, con más de 3.000 miembros, y el Eln se expande en las zonas desocupadas por las Farc.


Felices Pascuas a mis lectores.