martes, 26 de mayo de 2015

Sofía Vergara y Shakira, entre las mujeres más poderosas del mundo según Forbes

Shakira y Sofía entre las mujeres más poderosas del mundo. Eso acaba de darlo a conocer Forbes y está circulando por todas las redes sociales y los medios de comunicación…
Lo interesante y agradable es que las dos mujeres son barranquilleras, de la región Caribe colombiana.

¡FELICITACIONES!

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Sofía Vergara y Shakira, entre las mujeres más poderosas del mundo según Forbes


Las colombianas aparecen en un selecto grupo que lider Ángela Merkel, canciller alemana.

Hillary Clinton le pisa los talones a la canciller alemana Ángela Merkel como la mujer más poderosa del mundo, según una lista de Forbes divulgada hoy martes en la que también destacan Dilma Rousseff, Cristina Kirchner, Michelle Bachelet, Sofía Vergara y Shakira.
Es el quinto año consecutivo que Merkel lidera la lista de Forbes, pero la precandidata a la Casa Blanca Hillary Clinton podría robarle el podio muy pronto: en 2014 se ubicó en sexto lugar y este año saltó hasta el segundo piso. La filántropa Melinda Gates --quien copreside con su marido, el fundador de Microsoft, la Fundación Bill y Melinda Gates-- quedó en tercer lugar de la lista de 100 mujeres más poderosas.

La siguen Janet Yellen, presidenta del banco central (Fed) estadounidense; Mary Barra, presidenta de General Motors; Christine Lagarde, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional y la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.

Redondean el "top 10" Sheryl Sandberg, jefa de operaciones de Facebook; Susan Wojcicki, directora ejecutiva de YouTube; y la primera dama estadounidense Michelle Obama.
Entre las latinoamericanas, Rousseff es seguida de lejos por sus pares de Argentina, Cristina Kirchner, en el escaño 16; y de Chile, Michelle Bachelet, en el 27. También la española Ana Botín, presidenta del Banco Santander, quedó entre las mujeres más poderosas en el décimo octavo lugar. 

La empresaria y actriz colombiana Sofía Vergara, estrella de la comedia "Modern Family" y actualmente la intérprete mejor pagada de la televisión estadounidense, ocupó el puesto 57, apenas un escaño por debajo de la diva Angelina Jolie. Un poco más atrás quedó otra colombiana, la cantante Shakira, ocupando el puesto 81 gracias a sus 60 millones de discos vendidos y su labor filantrópica con su Fundación Pies Descalzos.

Taylor Swift, la más joven

Las 100 mujeres más poderosas del mundo incluyen líderes en ocho categorías: tecnología, política, negocios, finanzas, medios, entretenimiento y multimillonarias. Es la décima vez que la revista económica incorpora a la canciller alemana en su lista en los últimos doce años.

Merkel "ganó en diciembre de 2014 un tercer mandato de cuatro años a la cabeza de la economía más dinámica de Europa, lo que la convierte en la líder electa más antigua de la Unión Europea", señaló Forbes, destacando su combate contra la recesión alemana durante la crisis económica mundial y sus esfuerzos por ayudar a reactivar la economía griega.

Otros destacados son la estrella de la televisión estadounidense Oprah Winfrey, la primera multimillonaria de la lista en el puesto 12; y la cantante de R&B Beyoncé, la primera del mundo del entretenimiento en el lugar 21. También en el terreno del entretenimiento fue reconocida la presentadora Ellen DeGeneres, en el puesto 50.

En tanto la cantante pop Taylor Sift, a sus 25 años, es una de las 19 mujeres que entró por primera vez en esta lista, ocupando el lugar 64. Es además la mujer más joven en la clasificación. Entre las que desaparecieron este año de la consideración de Forbes figuran la cantante estadounidense Lady Gaga, la líder opositora birmana Aung San Suu Kyi y la modelo brasileña Gisele Bündchen.

La lista cuenta con ocho jefas de Estado (además de la reina Isabel en el puesto 41), 24 presidentas de empresas y 15 multimillonarias, cuyas fortunas estimadas suman 3.000 millones de dólares.

'Forbes' nombra a la mujer más poderosa de América Latina



Dilma Russeff, las más poderosa de América Latina.
Lo dice Forbes.

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'Forbes' nombra a la mujer más poderosa de América Latina

La revista 'Forbes' ha nombrado este martes a la presidenta de Brasil, Dilma Russeff, de 67 años, como la mujer más poderosa de América Latina y la séptima más poderosa del mundo.

El segundo puesto de la lista de las mujeres más poderosas de Latinoamérica fue para la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de 62 años, que ocupa la posición 16 en el 'ranking' mundial. La mandataria chilena, Michelle Bachelet, de 63 años, por su parte, se encuentra muy por detrás de sus homologas, en el lugar 27 entre las mujeres más poderosas del mundo.

Coolechera y Ciledco apelan fallo de pago por Industria y Comercio ante el Consejo de Estado



Sigue la lucha por el dinero… Insisten Coolechera y Ciledco en NO pagar los impuestos al Distrito de Barranquilla.
En esta oportunidad, el gerente de Coolechera José Marín, expresó que está listo para sentarse con la alcaldesa, Elsa Noguera, para negociar y pagar por cuotas la obligación.
Al que no veo dispuesto es a Ricardo Rosales, quien parece dispuesto a trastear su cooperativa para otros lares.
Ya veremos en qué terminará este asunto.

Por aquí por el RADAR les contaremos.

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Coolechera y Ciledco apelan fallo de pago por Industria y Comercio ante el Consejo de Estado

El gerente de Coolechera, José Marín y el gerente de Ciledco, Ricardo Rosales, coincidieron en manifestar que apelaron ante el Consejo de Estado el fallo del Tribunal Administrativo del Atlántico que los obliga a pagar el Impuesto de Industria y Comercio.
Marín expresó que  de ser ratificado el fallo en segunda instancia la Cooperativa de Productores de Leche de la Costa Atlántica  está dispuesta a sentarse con la alcaldesa Elsa Noguera y realizar un acuerdo de pago.
Según Marín, Coolechera no ha contemplado irse de la ciudad. “Estamos muy agradecidos y contentos con Barranquilla y los atlanticenses. Sabemos que debe haber soluciones que nos lleven a unos acuerdos y si el Distrito tiene la razón con mucho gusto cumpliremos”, dijo.
Por su parte, Ricardo Rosales reiteró que Ciledco no le debe al Distrito el impuesto de Industria y Comercio y que si la empresa que gerencia se va de Barranquilla se perderían cerca de 400 empleos directos.

¿Por qué se van las grandes multinacionales? Lea Semana

Buena pregunta, ¿por qué se van las grandes multinacionales?

El ministro de hacienda, Mauricio Cárdenas, el presidente Juan Manuel Santos y todo su equipo deberán evaluar ese interrogante.

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¿Por qué se van las grandes multinacionales?

Con la partida de Chiclets Adams, cuatro plantas cerraron en menos de dos años. Por el TLC con México, es más rentable producir desde allá y exportar a Colombia.
¿Por qué se van las grandes multinacionales? Foto: Jorge Restrepo 

La semana pasada la multinacional Mondelez, fabricante en Colombia de los reconocidos productos Chiclets Adams, Trident, Sparkies, Certs y Bubbaloo, entre otros, anunció el cierre de su planta de producción en Cali y el despido de 480 empleados. La noticia cayó como un baldado de agua fría en el sector productivo del Valle del Cauca, que observa con nostalgia cómo llega a su fin uno de los íconos empresariales de la región. Mondelez, que tiene casa matriz en Estados Unidos, afirmó que despachará sus tradicionales productos desde México.

Pero este no ha sido el único cierre de una planta industrial, ocurrido recientemente. Con este, ya van cuatro fábricas manufactureras que en apenas dos años han decidido dejar de producir en Colombia para hacerlo desde otros países.

A mediados de 2013, el grupo francés Icollantas-Michelin terminó su actividad industrial en Chusacá (Cundinamarca) y en Cali. Las dos plantas daban empleo a 460 trabajadores. La compañía anunció que atendería el mercado colombiano desde el exterior, importando los neumáticos.

Ese mismo año, la farmacéutica Bayer decidió trasladar a México y Guatemala la operación de la fábrica que tenía en Cali, donde se elaboraban los tradicionales medicamentos Aspirina, Alka-Seltzer y cremas Canesten, que ahora se importan. Con este cierre se afectaron unas 100 personas. Cabe decir que Bayer mantiene su planta en Soledad (Atlántico) dedicada a productos fitosanitarios.

A finales de 2014, la mala noticia llegó por cuenta de la Compañía Colombiana Automotriz (CCA) que cerró su planta en Bogotá, donde ensamblaba los vehículos Mazda. Quedaron cesantes 500 personas mientras la empresa anunciaba que seguiría abasteciendo el mercado desde México. En conjunto, entre los cuatro casos anteriores se han perdido más de 1.500 empleos industriales directos y otro tanto de indirectos.

Para un país como Colombia, que avanza –como han advertido varios analistas– hacia un proceso preocupante de desindustrialización, debería ser un campanazo de alerta el cierre de cualquier fábrica. Según el presidente de la Andi, Bruce Mac Master, esto debería llamar la atención del gobierno, pues el país no solo debe buscar atraer la inversión extranjera, sino también cuidar que no se vayan las empresas que llevan años en el mercado local.

Aunque en un mundo globalizado resulta normal que las compañías se relocalicen, en busca de mejores condiciones para competir, lamentablemente para Colombia, en los anteriores casos no se reubicaron dentro del propio territorio nacional, en el Caribe por ejemplo, cerca de los puertos. Estas empresas decidieron sencillamente salir y pasar de ser fabricantes a importadoras, lo cual hace una gran diferencia, especialmente en materia de puestos de trabajo. No es lo mismo el empleo que genera una empresa dedicada a la distribución, que el de una industria manufacturera, que requiere mano de obra más calificada y con experiencia.

Las estadísticas muestran cómo el empleo industrial ha venido perdiendo importancia dentro de la economía. Según Anif, mientras la industria aportaba el 23 % del empleo total del país hace una década, actualmente solo contribuye con el 13 %.

No deja de ser irónico, que mientras las noticias dicen que Colombia es una economía muy atractiva y de las que más crecen en América Latina, industrias que por años han estado presentes en el país, ahora estén buscando otros horizontes donde producir.

Muchos se preguntan cómo se explica esto. El asunto es que en las decisiones de cierre, hay una mezcla de factores, algunos generales y otros particulares. Un factor que agravó la situación de estas empresas fue el cierre del mercado de Venezuela, por su crisis económica, y la pérdida paulatina de la dinámica en Ecuador. Este deterioro en el vecindario ha golpeado las ventas de muchas empresas manufactureras que habían escogido a Colombia para despachar desde acá al área andina. Ahora solo queda Perú como mercado, pero no hay tanto comercio con esa economía.

Algunas empresas, caso Michelin, se vieron muy afectadas por la revaluación del peso, durante un tiempo prolongado, lo que favoreció las importaciones que llegaron masivamente al país y golpearon muy duro la producción local.

Pero en el fondo, hay una realidad y una razón común que explica por qué esas multinacionales decidieron cerrar sus puertas en Colombia: el país dejó de ser atractivo para su inversión. En su determinación se impuso la lógica de los negocios: localizarse donde se obtiene mayor rentabilidad, hay economías de escala y ventajas competitivas. Y todo indica que eso está en México.

En el sector productivo hay preocupación porque Colombia se pueda volver parte de la órbita externa de México. Con el tratado de libre comercio con ese país, los productos quedaron libres de aranceles, lo que significa que para una industria manufacturera podría resultar más favorable, cerrar en el país y despachar sus productos desde México donde encuentran economías de escala y menores costos, en todo sentido.

Algunos analistas creen que México se está convirtiendo en una amenaza para la industria colombiana. Para María Eugenia Lloreda, directora de Invest Pacific, una agencia que promueve las inversiones en el Valle del Cauca, esto es “debido a sus monstruosas fortalezas de economía de escala; sus menores costos de producción, logísticos y laborales”. Eso explica por qué en el caso de Mondelez, Michelin y Bayer, si bien mantienen en Colombia la cadena de comercialización, han traspasado la producción que tenían en Colombia a sus plantas existentes en México o Centroamérica para manufacturar los productos y abastecer desde allí la región.

El dedo en la llaga

Para el gobierno es lamentable que estas multinacionales se hayan retirado del país pero dice que no hay que generalizar. El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, afirma que cada decisión que toma una empresa tiene su propia lógica y explicación. “Así como se cierran plantas, se abren otras”, señala. Además, anota que Colombia es líder en la región para facilitar los negocios, según el Doing Business, estudio del Banco Mundial. Y considera que uno de los mayores atractivos de Colombia es su macroeconomía estable, bien manejada y con perspectivas muy positivas.

Sin embargo, el ministro reconoce la dura realidad y es que la carga tributaria de Colombia es alta. Y aquí es, precisamente, donde se pone el dedo en la llaga. El presidente de la Andi considera que las dos anteriores reformas tributarias son la gota que rebosó la copa de la competitividad en Colombia. Igual piensa el experto tributarista Santiago Pardo, quien sostiene que el régimen de impuestos ha dejado en desventaja a las empresas colombianas frente a las de otros países.

Colombia se abrió al mundo con la firma de muchos tratados comerciales –los productos entran con mayor facilidad y hay que competir con ellos– y la legislación tributaria no se acomodó a esa nueva realidad. Los países también compiten con sus impuestos.

De acuerdo con el Banco Mundial, Colombia ocupa el puesto 146 en el ranking que mide el atractivo del sistema tributario, combinando tarifas y facilidades de pago. Sumando todos los impuestos –nacionales y locales– una empresa paga en Colombia una tasa del 75,4 % sobre la utilidad neta, mientras que en México alcanza el 52 % (ver tabla). En la región, peor que Colombia solo están Argentina y Bolivia.

Para el presidente de la Andi, Colombia tiene que tomar rápidamente los correctivos necesarios frente al régimen tributario para que las empresas no decidan localizarse en otras partes, donde tienen mayores ventajas. Y esto cobija a todos los sectores. Según el gremio, la tasa efectiva de tributación, de acuerdo con una encuesta entre 253 empresas que representan el 18 % del PIB, la industria manufacturera es la que tiene la mayor carga (77 %), seguida por el sector minero con el 72,2 %. Bruce Mac Master recuerda que una empresa cuando llega a la utilidad final, para descontar impuesto de renta, Cree o impuesto a la riqueza, ya ha tenido que restar una cascada de impuestos locales como el predial o el ICA.

Un tema crítico, por ejemplo, es el sobrecosto tributario que tienen que pagar las empresas por adquirir bienes de capital, es decir, las máquinas para producir y modernizarse. Un análisis comparativo entre varios países, hecho por Santiago Pardo, muestra cómo a un productor colombiano le salen hasta un 34,5 % más costoso los bienes de capital, frente a un extranjero, todo por el sistema tributario colombiano.

La preocupación por el tema tributario se ha vuelto cada vez más evidente. Una encuesta realizada por SEMANA entre 150 compañías (las de mayores ventas) mostró esta realidad. Para el 91 % de los consultados el Cree (impuesto a las utilidades) ha tenido un efecto negativo; y para el 100 % el impacto más dañino corre por cuenta del impuesto a la riqueza (antes patrimonio).

Cabe recordar que el reciente estudio de la Ocde sobre la economía colombiana señaló que el país necesita una reforma al sistema tributario que fomente la inversión y el crecimiento. Al considerar que las tasas del impuesto a la renta de las empresas son demasiado altas y que el impuesto al patrimonio penaliza aún más la inversión, recomendó reducir las tasas del impuesto a la renta empresarial.

El presidente de la SAC, Rafael Mejía, dice que las inversiones agroindustriales se detuvieron en el país, por muchos factores, entre ellos las dos anteriores reformas tributarias. El impuesto a la riqueza ha sido un desestímulo, porque hay proyectos que requieren entre tres y cuatro años para entrar en producción, pero mientras tanto generan un gasto. Es decir, se castiga la inversión que todavía no es productiva. Desde hace unos cinco años no se hace una inversión importante en este sector, dice Mejía. Por el contrario, otros países, incluso Nicaragua, están ofreciendo oportunidades a los extranjeros. De hecho, allá no solo está el Grupo Aval sino el grupo Mayagüez, que invirtió el año pasado 100 millones de dólares en una compañía azucarera.

El economista Javier Hoyos considera que, además de la alta tributación que ha influido significativamente en la pérdida de competitividad, hay otros costos como la energía que siguen siendo demasiados altos en Colombia. Crecen por encima de la inflación y el gobierno continúa recargándola, como lo hizo en el Plan de Desarrollo.

Todos estos factores hacen que para algunos sea más conveniente cerrar sus plantas en el país, o para unas empresas colombianas crear nuevas plantas afuera.

Los empresarios esperan que la misión de expertos que estudia en este momento el tema tributario, con miras a una próxima reforma estructural, proponga cambios que alivien la carga para las empresas. Sin embargo, no será fácil. El ministro Cárdenas le dijo a SEMANA que el gobierno hará todo lo posible para mejorar la competitividad del sistema tributario, “pero dentro del realismo de la situación fiscal del país”;esa frase le da una probabilidad muy baja a la expectativa de que este año se presente una reforma que baje la tributación, pues con la caída del precio del petróleo, el hueco en las finanzas públicas se ha profundizado. Para el gobierno, asegurar el recaudo es prioridad número uno en este momento.

Sin embargo, otros creen que esta es una posición cortoplacista y que estrangular las industrias a punta de impuestos es como hacerse el haraquiri, pues después se terminará afectando el recaudo en renta.

Lo cierto es que las últimas noticias sobre la partida de tradicionales empresas deberían poner al país a reflexionar sobre la necesidad de buscar atractivos para retener las industrias existentes, incentivar la reconversión tecnológica de sus factorías y proteger el empleo, que es en últimas el objetivo al que debe llevar la prosperidad de la economía.



Nuestra institucionalidad en la Red de Ciudades 2014 Por: Jairo Parada



Las confesiones de un informe que debemos revisar con cuidado para conocer un poco más en qué territorio vivimos.

La Red de Ciudades Cómo Vamos, nos debe interesar a todos. Cómo le fue a la alcaldesa y su gobierno… Cómo estamos en corrupción (preocupa lo de la gobernación del Atlántico). La comparación que debemos hacer con las administraciones más avanzadas (Medellín, Bucaramanga, Manizales…

Es bueno que revisen, cómo vamos, para saber dónde estamos parados, como lo hace Parada en esta columna…

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Nuestra institucionalidad en la Red de Ciudades 2014
Por: Jairo Parada

Muy interesante estuvo la presentación del Informe de la Red de Ciudades Cómo Vamos el pasado martes 19 de marzo, donde numerosos representantes del sector privado, el Gobierno, la academia, ONG y ciudadanos se hicieron presentes para el examen del Informe de las  Cómo Vamos en once ciudades colombianas. La metodología fue muy participativa e ingeniosa, pues a través de un sistema de rotación de los asistentes a los diferentes paneles, se pudieron abarcar prácticamente todos los temas. Barranquilla Cómo Vamos (BCV) es el resultado de un convenio fructífero entre medios, sector privado y Uninorte, para mantener esta monitoría de la ciudad, y es lamentable que no tengamos ejercicios similares en Riohacha, Santa Marta, Sincelejo y Montería. El informe resume las percepciones de los ciudadanos en muchos temas y está disponible en el sitio web de BCV (http://www.barranquillacomovamos.co/bcv/index.php).
No le fue mal al Gobierno Distrital en la evaluación comparativa de ciudades en muchos aspectos, ejercicio necesario, pues es comparativo con ciudades que nos superan como Medellín, Manizales o Bucaramanga. Nos obliga a ser modestos en nuestros logros, pero también a curarnos del eterno pesimismo de muchos analistas y ciudadanos. En una ciudad donde la pobreza ha campeado por décadas, y muy poco se tenía en materia de servicios sociales en los años 90, no sorprende que sus ciudadanos estén satisfechos con sus logros en salud y educación, pues se viene de muy abajo, a pesar de las fallas vigentes de estos sistemas todavía.
 
La alcaldesa ha mejorado en favorabilidad por fin, en el tercer año de su mandato (62%), frente a una opinión pública que le había sido esquiva. El Concejo Distrital pasa apenas con 3.0, y los ciudadanos califican duramente su gestión, pues solo un 30% la considera buena, mientras que en Medellín lo hace un 53% de los ciudadanos.

Un 23% de los ciudadanos considera que hay falta de transparencia y un 27%  percibe alta corrupción, lo cual no resulta tan grave, pero se destaca que el 25% de los ciudadanos no confía en nadie en la lucha contra la corrupción, y a nivel nacional, apenas un 15% cree que los medios pueden hacer algo, y muy poco la justicia o el Gobierno en sus distintos niveles.
  
En seguridad salimos mal, pues solo un 32% de los ciudadanos se siente seguro en la ciudad y un 50% en los barrios, frente a las cifras de Medellín, con un 42% y un 73%, respectivamente. Asimismo la victimización es alta, con un 21% (uno de cada cinco ciudadanos ha sido víctima de un delito), siendo el peor nivel Bogotá, con un 24%.
También preocupa que apenas un 44% de los ciudadanos declara pertenecer a alguna organización,  en buena parte religiosa o deportiva, pero casi nada en organizaciones políticas. Asimismo los niveles de participación electoral efectivos son bajos, muy diferentes a lo expresado en encuestas, donde el 61% dice que va a votar, pero solo lo hace el 38%. Según Transparencia por Colombia, Barranquilla aparece con riesgo moderado de corrupción, sorprendiendo que la Gobernación del Atlántico registre un riesgo alto de corrupción, distante de Antioquia y Santander.
Hay mucho que hacer todavía y los ciudadanos no deben dormirse, ante el silencio de los órganos de ‘control’.