jueves, 25 de junio de 2015

Una visión realista sobre la Inversión Extranjera Directa POR: JAIRO PARADA

El error de apostarle solamente a carbón, petróleo y otros productos de la tierra, nos está costando caro.

La industria, las industrias son claves en el desarrollo de un país. Son un tesoro que debemos apreciar y cuidar.
Sin industrias una nación está desprotegida…

Jairo Parada, habla del tema y la importancia de la Inversión Extranjera Directa.

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1

Una visión realista sobre la Inversión Extranjera Directa
POR: JAIRO PARADA

La experiencia de los países en desarrollo y el más reciente caso de China, nos indica que no se puede lograr un rápido crecimiento económico sin la presencia de la inversión extranjera directa (realizada en plantas e instalaciones industriales) en la medida en que complementan los esfuerzos de acumulación interna y transfieren tecnología. Ningún país puede hoy soñar en desarrollarse en medio de la autarquía y el aislamiento.
 
Sin embargo, la inversión extranjera directa puede orientarse más hacia la industria manufacturera o la agroindustria, o por lo contrario, centrarse en la minería. En el primer caso, se pueden esperar complementariedades y eslabonamientos que benefician a la industria doméstica y generan clústeres productivos nuevos.
 
Pero en el caso de la minería, los efectos pueden ser desestabilizadores tanto por su impacto ambiental como por los impactos en el ciclo macroeconómico, como nos ha sucedido recientemente con el petróleo y el carbón. Centrar el crecimiento económico en la locomotora minera fue una desviación del cuatrienio de Santos I, que ahora se pretende corregir. El boom minero generó una desindustrialización del país, elevó artificialmente el peso colombiano y sacó del mercado a muchas empresas nacionales.
 
La experiencia vivida deja claro que los gobiernos no pueden enfrentar los beneficios y costos de la inversión extranjera sin acompañarla de una fuerte regulación, tanto en el plano ambiental como en el terreno de los derechos laborales, y la esfera del cumplimiento de las normas tributarias.
Relajar la presencia del estado en este proceso es un error, y los gobiernos no pueden sustraerse a una adecuada regulación de la inversión extranjera. Esta produce también impactos desfavorables en las fases de contracción, pues aumentan sus remesas de utilidades al exterior, agravando la situación de la balanza en cuenta corriente de los países.

Por lo anterior, un país no puede cifrar sus esperanzas únicamente en la inversión extranjera o pensar que las fuerzas del mercado deben decidirlo todo. Ni mucho ni poco es la justa media.