viernes, 8 de marzo de 2013

Día Internacional de la MUJER. ¡Felicitaciones!




FELIZ DIA INTERNACIONAL de la MUJER
 
Para mí todas las mujeres son especiales.
DIOS les regale muchas bendiciones. No solamente hoy, sino todos los días de su vida.

Triste que los varones no hayan entendido lo hermoso que es tenerlas aquí en el mundo.
 
Ustedes alegran el paisaje.

Nuevamente, FELIZ DIA INTERNACIONAL de la MUJER



RADAR,luisemilioradaconrado

Mea culpa, por Ángela Hernández, columnista de La República


Nadie es perfecto, definitivamente. 
Por eso la arrogancia debe estar mandada a recoger.

Si fuéramos más humildes, no cometeríamos tantos errores.
  
Me gusta este Mea culpa de Ángela Hernández, columnista del diario La República, porque sonriente nos dijo: “la embarramos”.

¿Y quién no lo hace?
Lo hacemos permanentemente en nuestros hogares. Les fallamos a los amigos más cercanos. A nuestras parejas…a los pobres, a DIOS…

Bien por Fenalco.
Bien por la Bitácora de Fenalco, que nos pone a reflexionar.

Cuando veo a ciertos personajes (incluidos colegas, empresarios, dirigentes, funcionarios públicos, gobernantes, mandatarios internacionales) sonrío y me los imagino cuando deben confesar “la embarré”… Todos nos equivocamos, definitivamente.
La arrogancia debe hacer parte de la historia... construyamos otra más agradable.
Entre otras vainas, ¿será posible?. 
Trataré de aportar algo, a ver si no fallo...

RADAR,luisemilioradaconrado
Pd: ¿Y a todas éstas, qué estará haciendo Rafa, a esta hora?


Ángela Hernández

Jueves, Marzo 7, 2013 - 17
Mea culpa



Ángela Hernández

Hace unas semanas recibí un mail dirigido a un grupo de analistas, denominado según Fenalco como “lo más encopetado” del medio económico del país.
Precisamente el email se refería a la Bitácora Económica de Fenalco, donde se dedica una sección a ¿qué pasa con las predicciones económicas?, enfocada en los desaciertos que tuvimos los analistas el año pasado.
Nos citan a todos, comisionistas, think tanks y bancos locales e internacionales, para “destapar” nuestros desaciertos (¿será que de todos los asuntos importantes que está viviendo el sector comercio, éste sí era uno de los temas más relevantes a tratar en la Bitácora?).
El documento sugiere que gracias a nuestros errores, “cada vez es más difícil para las organizaciones realizar presupuestos con buena certeza (…) y eso que cada día aparecen modelos predictivos más y más sofisticados (para luego rematar con) todo es en vano.” 


A decir verdad, 2012 sorprendió hasta al más pesimista de los analistas y ahí incluyo también al equipo técnico del Banco de La República y al Gobierno, que tuvieron la suerte de quedarse por fuera del sondeo. 

Les confieso, no es agradable ver nuestras fallas expuestas y hubiera preferido un tono menos irónico en el artículo, ya que lo firma el Director Económico de Fenalco, quien entre sus tareas (me imagino) debe realizar sus propias proyecciones.

Sin embargo, he decidido aceptar el texto como una invitación a evaluar nuestra gestión, para reconocer los aciertos así como los múltiples errores que cometemos al liderar un equipo de análisis.

El proceso es gratificante y, sin duda, un ejercicio que nos aterriza. Es que equivocarse es tan humano y más cuando de predecir el futuro se trata, o como se denomina en la jerga técnica: “hacer proyecciones económicas/financieras”. Es inverosímil pensar (por no decir arrogante), por más que nos apoyemos en sofisticados modelos, que le vamos a “pegar” a todo lo que proyectamos. Las expectativas deberían apuntar al error para anticiparlo y corregirlo a tiempo. Por eso hoy quiero presentarles nuestros más importantes aciertos y desaciertos en 2012.
 
Entre los “descaches” más notables está el PIB: esperábamos un crecimiento de 4.5%. No por justificarnos, pero nadie previó que 2012 acabaría con la transcendental particularidad de la fuerte desaceleración de la economía.

Nunca imaginamos que las famosas locomotoras del crecimiento fueran a frenar en seco, no sólo por el desafiante entorno internacional sino especialmente por cambios preocupantes a nivel local.
El sorpresivo PIB de 3T12 evidenció problemas institucionales y choques adversos desde la oferta que se han traducido en significativos descensos en inversión, construcción y producción minera. En esta misma línea reconozco otros notables desaciertos como tasa Repo/inflación, y ni para qué les cuento de la tasa de cambio, esa sí que es un tiro al aire, prácticamente imposible de pronosticar.  
Entre los aciertos podemos incluir el rendimiento de la renta variable local. Frente al cierre del Colcap, nuestra proyección presentó un cumplimiento de 98%. Así mismo, dentro de nuestro universo de cobertura, ~95% del Colcap, el nivel de acierto que tuvimos en los rubros financieros/operacionales proyectados para cada uno de los emisores fue en promedio 96%. Y ni hablar de la renta fija, donde nuestra expectativa de valorizaciones, especialmente para la deuda pública, nos llevó a sobreponderar los portafolios de nuestros clientes en TES, lo que por supuesto se tradujo en retornos sobresalientes. 
 En general, considero que parte del éxito en nuestra tarea se basa en la humildad para aceptar los errores. No podemos asumir que la proyección de variables es una ciencia exacta. Existe una altísima probabilidad de error en lo que hacemos; aunque en retrospectiva todo parece tan obvio, que a veces nos cuesta entender cómo fue que no vimos claramente lo que iba a ocurrir. La mayoría de las veces, como todo en la vida, sólo vemos lo que queremos ver y descartamos inconscientemente lo que a nuestro juicio es imposible/impensable: somos ciegos a las “colas” y eliminamos del análisis lo que desafía nuestra propia “normal”. Por eso terminamos haciendo lo que tanto nos critican: “explicar mañana, por qué no observamos hoy lo que dijimos ayer”.

Les comparto lo que sabiamente respondió Leonardo Villar al email de mi colega: “los economistas debemos burlarnos de nosotros mismos aún más de lo que se burlan de nosotros los demás!”

Así que mi invitación es que nos encontremos aquí, en este mismo espacio en un año, para presentarles todo un nuevo paquete de aciertos y, por supuesto, infaltables descaches.