martes, 25 de septiembre de 2018

El Efecto Carrasquilla Por Jairo Parada


Le han llegado muchas críticas al ministro de hacienda de Colombia, Alberto Carrasquilla.

Debates en el Congreso.

Columnas, como ésta del economista Jairo Parada.

¿Qué vendrá?

Vamos a estar atentos.

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1

El Efecto Carrasquilla
Por Jairo Parada

El debate realizado por el senador Robledo al ministro Carrasquilla puso al desnudo las posiciones prevalentes en las élites de la sociedad colombiana y muchos de sus prominentes escribidores en los medios nacionales. La coalición de gobierno lo respaldó, como se esperaba, donde liberales, conservadores, uribistas, de la U y muchos Vargas Lleristas llegaron a la conclusión que nada malo había hecho con sus bonos de agua. 
Fue evidente que la lógica de justificar un beneficio monetario por las habilidades de quien explota su inteligencia no tiene ningún problema. 
 
Hace unos días, un alcalde del Área me preguntó que por qué los economistas no nos enriquecíamos si sabíamos tanto. Le dije que esa tarea se la dejamos a los comerciantes y empresarios, pues para ello no es que se necesite muchos conocimientos,  y sí mucha audacia y sentido del riesgo. Los economistas nos preocupamos más de la racionalidad colectiva de agentes públicos y privados en la sociedad. 
 
El ministro Carrasquilla fue cuestionado porque utilizó su posición privilegiada para impulsar una reforma constitucional y luego una ley, que se tradujo en su aprovechamiento personal de una consultoría que afectó a 117 municipios pobres. Fiel a su ideología neoliberal, no le vio nada de malo a hacerlo, con un sistema de emisión de bonos “buitres” que el senador Lara demostró que no era la única salida en ese tiempo, con una rentabilidad exagerada para sus propietarios e imposibles de prepagar. Tan brillante economista debía saber qué pasaría en esos municipios cuando muchos alcaldes encontrarían esa tronera para contratar mal esos acueductos. Pero ese no era su problema. Asesoró a la compañía inversionista, la cual operó desde Panamá, extrañamente, con un régimen fiscal mas laxo y no desde Colombia. Él hizo todo “legalmente”, ¿pero acaso  era ético? Lo que pasa es que para los neoliberales lo ético es maximizar ganancias, así se destruya la sociedad. Todo dentro de la ley lógicamente. Los epígonos del gobierno pueden estar felices con su ministro, pero la opinión pública colombiana ha cuestionado profundamente esta conducta.  La economía no se puede separar  de la ética, así como el derecho.
 
Por ello, el debate no fue “inane”, como dijo un parlamentario costeño que quiere imitar muy mal al ex senador Gerlein, sin tener su brillantez mental. El debate reveló que en aras de ganar dinero, la propensión pecuniaria de nuestra sociedad y sus dirigentes no se detiene ante nada.  El problema entonces no fue solo de los alcaldes que malgastaron esos recursos. El problema vino de atrás, de arriba, de un esquema montado para esquilmar a los pobres municipios. 
 
Esa mentalidad de Carrasquilla se propagó al uso vertiginoso de las vigencias futuras en nuestra ciudad. El bloque político en el poder de la ciudad hace obras, pero nadie sabe a qué costo ni con qué margen de ganancias se reparten los contratos. Se vive en una prosperidad al debe, todos felices por la Barranquilla que ha cambiado, pero sin ver la deuda de billones que nos espera hasta el 2034. El Alcalde Char festeja, con razón, que acabara con la concesión leonina de Métodos y Sistemas. Los barranquilleros se lo agradecemos. Pero ahora tenemos “nuevas concesiones” disfrazadas de sociedades de economía mixtas que no le rinden cuentas a nadie. Eso sí, son legales. Todo en orden.