jueves, 28 de septiembre de 2017

‘El gas de esquisto, la mejor opción para aumentar reservas’, Promigas

Muchos paises le están apostando al Esquisto, porque les puede cambiar sus ingresos, pero básicamente la vida de los habitantes del planeta.

Esquisto es lo mismo que gas de pizarras o gas de lutita...

Preocupa, eso sí, que el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump y sus asesores, decidieran retirarse del Acuerdo Cambio Climático.

Los firmantes son 193.
Trump decidió salir el 1 de junio de este año.

Colombia, en cambió, lo firmó el 22 de abril de 2016.

Lean lo que dice Antonio Celia, el presidente de Promigas, en torno a este gas: 
"Es la mejor opción para aumentar las reservas, siempre y cuando se haga con pleno respeto de las normas ambientales. Pero tiene la ventaja de ser más barato. Y fiscalmente se tendría un impacto positivo". 
 
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"El gas de esquisto, la mejor opción

para aumentar reservas", Promigas

El Presidente de Promigas afirma que Colombia es un mercado maduro en el consumo de gas, pero el gran reto está en consolidar las reservas.

En diálogo con Portafolio, Antonio Celia Martínez-Aparicio, presidente de la organización, afirma que Colombia es un mercado maduro que cuenta con cobertura sobre red tendida superior al 80% y sigue consolidándose como un ejemplo mundial en masificación del recurso.

Sin embargo, reitera que el gran reto que tiene la industria a corto y mediano plazo es fortalecer las reservas, tanto con explotación mar adentro en el Caribe, como definiendo estrategias para aprovechar los importantes potenciales de yacimientos no convencionales de gas natural en el valle del Magdalena.

¿Cuál es su opinión sobre la operación del sector en 2016?

Seguimos diciendo que Colombia es un caso muy exitoso en la utilización de gas natural, pero para continuar con esta receta adecuada, hay que tener en cuenta varias consideraciones. Tenemos dudas, y esto nos obliga a tomar determinaciones.


¿Qué decisiones?

Primero, el gas natural seguirá siendo un combustible, en el peor de los casos, de transición dentro de los acuerdos de cambio climático COP21 de París, y utilizado de forma intensa. Segundo, se construyó la planta de regasificación de Cartagena, lo cual es un seguro importante para cuando vuelva a parecer el fenómeno del Niño. Y tercero, se habla de otra planta similar en Buenaventura.

¿Y en cuanto a reservas?

Hacia el futuro, vemos que, la relación reserva-producción (R/P) puede estar en el orden de los 13 a 14 años, y a partir de 2026 o 2027, dependiendo del escenario, se debe analizar qué se va hacer. Para 2016, el remanente total de gas natural fue 5,3 terapiés cúbicos (TPC) y la producción, de 1,064 millones de pies cúbicos día (Mpcd), lo que arroja un factor R/P de 13,7 años.

¿Qué opciones en suministro de gas tiene el país?

Desde los campos actuales, excepto La Guajira (por declive). También, desde las áreas offshore, pero es una apuesta en la que se debe tener en cuenta la alta inversión, la operación costosa y el largo plazo, es decir, no menos de siete años.

¿Y el gas que provenía de Venezuela?

Está cortado por los problemas conocidos, como la confiabilidad y el entorno político. Desde mediados de 2015 se terminaron las exportaciones de gas natural de Colombia hacia Venezuela; ahora el país está a la espera que estos flujos se reviertan para poder incorporar combustible del vecino país con el fin de aumentar la oferta nacional. Si se tiene en cuenta el contrato vigente de importaciones entre ambos países, de 1,595 Mpcd en el transcurso de 12 años (equivalentes a 0,6 TPC), el factor R/P con reservas totales aumenta a 15,2 años.

Se habla con insistencia del ‘shale gas’ o gas de esquisto...

Es la mejor opción para aumentar las reservas, siempre y cuando se haga con pleno respeto de las normas ambientales. Pero tiene la ventaja de ser más barato. Y fiscalmente se tendría un impacto positivo.

¿Qué ha pasado en la operación, luego de la liberaron de precios?

Las tarifas han subido. Los precios no pueden estar reflejando la eficiencia económica, porque están muy concentrados en la oferta. Debe haber libertad, pero con un techo. Que esté en función de los sustitutos más importantes, entre ellos el mismo gas de importación, reflejaría de mejor manera para la formulación de precios.

En transporte, ¿cómo ha respondido la operación?

La coyuntura es complicada. Los transportadores han hecho muchas inversiones corriendo riesgos como las consultas previas, la oposición de las comunidades, los permisos ambientales y los riesgos de una regulación que está siendo tardía y compleja.

¿Y con respecto al suministro?

Es una situación similar a la del transporte. Tiene el inconveniente de que, como las tarifas están atrasadas, ha venido perdiendo valor; es decir, los ingresos de las distribuidoras se han reducido por cuenta de la situación. El componente de suministro (boca de pozo) en la tarifa al usuario residencial final en el país pasó de pesar un 24% en 2005 a un 40% en 2016.

¿Y en distribución?

En 2005 el componente de distribución representaba un 43% de la tarifa. Este peso disminuyó considerablemente a un 22% para 2016.

¿Cuál fue el consumo de gas en 2016?


Sufrió un leve descenso (-4%) con respecto al año anterior, motivado especialmente por la reducción cíclica de la demanda del sector eléctrico (-15%), al no ser este un año de afectación por el fenómeno del Niño.

¿Cómo debería ser la nueva regulación?

Debería ser más sencilla y oportuna. La mejor manera de garantizar la expansión en el sector de transporte y distribución es montando una regulación adecuada.

¿Cómo va el diálogo del sector con la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg)?

No está siendo muy fluido. Es intermitente, complejo, estricto y lento. Por ejemplo, en 10 años, según el Departamento Nacional de Planeación, la Creg ha expedido más de 2.000 resoluciones, en decir, una cada dos días. Los trámites y las resoluciones se pueden abreviar, conversando con los agentes para tratar de llegar a conclusiones adecuadas de regulaciones que sean sencillas y oportunas.

¿Esto afecta las tarifas para el usuario final?

En 2013, la Resolución Creg 202 planteó una nueva metodología de distribución, con el fin de actualizar estas tarifas; sin embargo, en el 2016 la Resolución Creg 093 revocó parcialmente la 202 y definió otras consideraciones en la actualización de la tarifa.

Alfonso López Suárez

ACUERDO de PARÍS sobre Cambio Climático

Todo iba bien... Sin embargo, ahora que llegó al poder Donald Trump, anunció que se retirará del Acuerdo. Se espera que pueda cambiar de actitud. 

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Acuerdo de París
Acuerdo de París dentro de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático
ParisAgreement.svg
     Partes      Firmantes     Partes también cubiertas por la ratificación de la Unión Europea     Firmantes también cubiertos por la ratificación de la Unión Europea
Redacción 30 de noviembre a 12 de diciembre de 2015
Firmado 22 de abril de 2016
Gerli
Sellado 12 de diciembre de 2015
En vigor 4 de noviembre de 2016
Condición Ratificación/Accesión por 55 Partes del CMNUCC, que representan el 55 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero
Firmantes 193
Partes 97
Depositario Secretaría General de las Naciones Unidas
Idioma Árabe, chino, español, francés, inglés y ruso.
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Texto original:
Acuerdo de París
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El Acuerdo de París (inglés: Paris Agreement; francés: Accord de Paris) es un acuerdo dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas a efectos del Calentamiento Global, su aplicabilidad sería para el año 2020, cuando finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto. El acuerdo fue negociado durante la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21) por los 195 países miembros, adoptado el 12 de diciembre de 2015 y abierto para firma el 22 de abril de 2016 para celebrar el Día de la Tierra.

Hasta el 3 de noviembre de 2016 este instrumento internacional había sido firmado por 97 partes,1​ lo cual comprende 96 países firmantes individualmente y la Unión Europea, la cual ratificó el acuerdo el 5 de octubre de 2016.2​ De esta manera se cumplió la condición para la entrada en vigor del acuerdo (Artículo 21,1) al ser ratificado por más de 55 partes que suman más del 55 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
El jefe de la Conferencia de París, el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Laurent Fabius, dijo que este "ambicioso y balanceado" plan es un "punto decisivo histórico" en el objetivo de reducir el calentamiento global.3

El 1 de junio de 2017, el presidente Donald Trump anunció la retirada de Estados Unidos de este acuerdo, dadas sus promesas de campaña en pro de los intereses económicos de la nación.45​ Todos los demás países del mundo reiteraron su compromiso y comunicaron que no se iban a retirar del acuerdo aunque Estados Unidos lo hiciese.6​ Los países latinoamericanos que más se habían involucrado en la consecución de los objetivos fijados en el acuerdo expresaron su preocupación por la reducción de transferencia de tecnología y financiación internacional que supondría la retirada de Estados Unidos para su proceso de transición energética.7
 

Objetivo

Conforme al propio texto del instrumento internacional, tal como se enumera en su Artículo 2, el acuerdo tiene como objetivo "reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza" para lo cual determina tres acciones concretas:
a) Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático;
b) Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, de un modo que no comprometa la producción de alimentos;
c) Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.