miércoles, 20 de mayo de 2009

Fajardo, Mockus, Peñalosa, Ramirez, Garzón y Clavijo se oponen a la reelección de Uribe.

Colombianos:

Fajardo, Mockus, Peñalosa, Ramirez, Garzón y Clavijo se oponen a la reelección de Uribe.
Aunque empresarios, líderes gremiales, sociales, periodistas, columnistas, la iglesia colombiana y muchas otras personas piensan que no es buena una reelección de nuestro actual presidente, hay otro grupo numeroso de nacionales que no les importa nada más que el mandatario se mantenga en el poder.
Uno me dijo: “vamos a dejarle cuatro años más para que acabe con la guerrilla”.
Otro: “No hay otro que nos pueda salvar”.
Gente muy inteligente, cree que Uribe es el hombre.
Hoy, por ejemplo, el director de Anif, Sergio Clavijo, anotó: “La reelección es inconveniente”.
Y agregó: “La reelección ha desbalanceado la Constitución Nacional que estaba pensada para un período presidencial de cuatro años”.
Y añadió algo preocupante:

“Los entes autónomos tipo Banco de la República, comisiones de regulación entre otros quedan desbalanceados en la medida en que el Ejecutivo se reelige y esos organismos de control incluidas las altas cortes, están perdiendo la independencia.”, sostuvo, al señalar que ir por una segunda reelección agravaría el proceso aún más.
Clavijo dijo que por el bien de la democracia, existen colombianos muy capaces de seguir con las políticas que se han delineado en los últimos seis años.


Luis Emilio Rada C.

Un cuarto de SIGLO
Narrando la historia
Luis Emilio Rada Conrado
Director
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311 803 4305/ 301 72 73 633
Luis Emilio Rada C
Director.
Pd:

Lo que dijo Fajardo:
El candidato presidencial Sergio Fajardo, en un pronunciamiento concertado con algunos de los más representativos líderes independientes de nuestro país, como lo son Antanas Mockus, Enrique Peñalosa, Martha Lucía Ramírez y Lucho Garzón, condenó la aprobación de la reforma política que cursa por estos días sus últimos dos debates en el Congreso de la República.
En la mañana de este miércoles 20 de mayo de 2009, en rueda de prensa en la plazoleta Rafael Núñez del Capitolio Nacional, Fajardo junto con este grupo de dirigentes independientes dio a conocer sus críticas a la reforma que define las reglas de juego para participar en la política nacional.
Afirmó que esta ley que está a punto de aprobarse de manera silenciosa y oculta a la opinión pública colombiana, “perpetúa las prácticas politiqueras que tanto daño le han hecho al país y cierra el camino a la participación de nuevos liderazgos por fuera de las estructuras tradicionales, lo que hace una mella grave a la fortaleza de la democracia en Colombia”.
Las voces de Peñalosa, Mockus Ramírez, Garzón y Fajardo se unieron para manifestar que esta reforma es profundamente antidemocrática y fortalece las viejas maneras amañadas de hacer “politiquería”.
Los cinco líderes coincidieron en pedirle al Senado que archive el proyecto de ley y pidieron a la opinión pública manifestarse en contra de la misma. Detallaron ocho puntos del texto a aprobarse, que de manera explícita cierra la puerta a una participación más pluralista e incluyente.
Al respecto, Sergio Fajardo resaltó que se opone a que una institución tan profundamente desprestigiada como el Congreso esté a punto de cambiar las reglas de juego para perpetuar el estado actual de la política nacional, bloqueando la posibilidad de participar a nuevos actores independientes.
“Nosotros como grupo representamos el esfuerzo de una Colombia que quiere abrir nuevas puertas para entrar a participar en política, para construir una opción donde las necesidades de las comunidades estén por encima de los intereses de los políticos y los colombianos y las colombianas se sientan verdaderamente representados, en oposición a la corrupción y a la politiquería que tanto daño le ha hecho al país. Con esta reforma se le niega a los ciudadanos la posibilidad de escoger alternativas como las que todos los que estamos acá representamos”, indicó Fajardo.
El hoy candidato presidencial instó a la ciudadanía a manifestarse para evitar que cambien las reglas de juego a favor de los intereses de unos pocos, a meses de las próximas elecciones legislativas y presidenciales.
“Estamos en la tarea conjunta de transformar la forma como se hace política en este país y nos están dificultando la posibilidad de hacerlo, le pedimos a todas las personas que se sienten excluidas y hastiadas con las prácticas clientelistas y corruptas que hagan oír sus voces en contra de esta reforma, siempre con respeto y decencia, pero con contundencia”, concluyó Fajardo.

AVISO: Se avecinan tiempos sombrios, por Rouriel Roubini

La realidad hay que enfrentarla.
A casi todos los seres humanos les pasa lo mismo. No nos gusta enfrenarnos a la realidad. Y parece que los mercados y a los especialistas les pasa lo mismo.
Cuando Nouriel Roubini, el destacado economista turco, nacido en Estambul el 29 de marzo de 1959 -50 años-, llegó al Fondo Monetario Internacional en 2006 porque le tocaba hacer una presentación, me dicen que lo recibieron con escepticismo…
Pero, a los pocos meses, el ahora famoso economista, estaba atendiendo conferencias en muchas partes del mundo. Y hoy, lo consultan los más estudiosos.
Por eso, para nuestro blog, es un placer tenerlo en nuestras páginas.

Luis Emilio Rada C
Director.

Pd:
AVISO: SE AVECINAN TIEMPOS SOMBRÍOS
Por Nouriel Roubini
Las peores previsiones del año pasado se han hecho realidad. La pandemia financiera mundial de la que algunos habíamos avisado ya está aquí. Pero nos encontramos todavía en las primeras fases de esta crisis. Mis predicciones para el año que empieza, por desgracia, son todavía más pesimistas: las burbujas, y había muchas, no han hecho más que empezar a estallar.
La idea más extendida es que los precios de muchos activos financieros de riesgo han caído tanto que hemos tocado fondo. Aunque es verdad que han descendido enormemente respecto a sus máximos de finales de 2007, es probable que todavía lo sigan haciendo aún más. En los próximos meses, las noticias macroeconómicas en Estados Unidos y en todo el mundo serán mucho peores de lo que espera la mayoría. Los informes sobre las ganancias de las empresas asombrarán a cualquier analista de valores que aún pueda creerse que la contracción económica va a ser suave y breve.
Los mercados financieros siguen teniendo varios puntos vulnerables: una crisis crediticia que empeorará antes de empezar a mejorar; un desapalancamiento que seguirá adelante a medida que los fondos alternativos y otros actores con fondos ajenos se vean obligados a vender sus activos en mercados no líquidos y sin tensión, lo cual producirá caídas en cascada de los precios de los activos, exigencias de márgenes y más desapalancamiento; la quiebra de otras instituciones financieras; la entrada en una crisis financiera plena para algunas economías de mercado emergentes, y el peligro, para otras, de impago de su deuda soberana.
Desde luego, Estados Unidos va a experimentar su peor recesión en décadas. La idea tradicional de que la contracción estadounidense iba a ser breve y superficial –una recesión en V con una recuperación rápida, como las de 1990-1991 y 2001– está ya descartada. Por el contrario, la contracción en EE UU será en U: larga, profunda y de unos 24 meses de duración. Podría acabar incluso siendo más prolongada, un estancamiento de varios años en L, como el que sufrió Japón en los 90.
A medida que la economía estadounidense se contraiga, toda la economía mundial entrará en recesión. En Europa, Canadá, Japón y las demás economías avanzadas, será grave. Y las economías de mercado emergentes –vinculadas al mundo desarrollado por el comercio de bienes, finanzas y divisas– tampoco se escaparán.
Exactamente qué constituirá una recesión dependerá de cada país. Para China, una caída brusca sería que el crecimiento anual pasara del 12% al 6%. Pekín debe crecer a un 10% anual o más para llevar a entre 12 y 15 millones de agricultores pobres al mundo moderno. Para otros mercados emergentes, como Brasil o Corea del Sur, la caída brusca es un crecimiento por debajo del 3%. Los países más vulnerables, como Ecuador, Hungría, Letonia, Pakistán y Ucrania, quizá vivan una crisis financiera total y necesiten un gran volumen de financiación externa para evitar el colapso.
En los países más ricos, podría producirse una combinación debilitadora de estancamiento económico y deflación, a medida que los mercados de bienes se contraigan cuando la demanda acumulada disminuya. Dado el enorme crecimiento que ha tenido la capacidad productiva debido al exceso de inversiones en China y en otros mercados emergentes, esta caída de la demanda seguramente generaría una inflación más baja. Mientras tanto, las pérdidas de empleo se acumularían y las tasas de paro aumentarían, con la consiguiente presión a la baja sobre los salarios. Unos mercados de materias primas debilitados –en los que los precios ya han caído mucho desde su máximo del verano, y caerán todavía más en medio de una recesión mundial– producirían una inflación todavía más baja. En la primera parte de 2009, la inflación en las economías avanzadas podría caer hasta el 1%, más o menos, demasiado próximo a la deflación.
Esta situación es peligrosa por muchos motivos. Varios bancos centrales se aproximarán tanto a fijar tipos de interés cero que sus economías sufrirán un triple revés: una trampa de liquidez, una trampa de deflación y una deflación de la deuda. En una trampa de liquidez, los bancos pierden su capacidad de estimular la economía porque no pueden fijar tipos de interés nominales por debajo de cero. En una trampa de deflación, la caída de los precios hace que los tipos de interés reales sean relativamente altos, lo cual asfixia el consumo y la inversión. Eso desemboca en un círculo vicioso en el que las rentas y el empleo caen y la demanda cae todavía más. Por último, con la deflación de la deuda, el valor real de las deudas nominales sube a medida que caen los precios, y eso es malo para países como Estados Unidos y Japón, que tienen ratios elevadas entre deuda y PIB.
A medida que las herramientas monetarias ortodoxas pierdan eficacia, las autoridades tendrán que buscar métodos heterodoxos. Veremos políticas fiscales tradicionales, en forma de recortes de impuestos y aumentos del gasto, pero también veremos operaciones mundiales de rescate de acreedores, de inversores y de instituciones financieras, así como de los prestatarios. Los bancos centrales inyectarán enormes cantidades de dinero en los sistemas financieros para desbloquear la crisis de liquidez. Quizá sean también necesarias acciones más radicales, como compras de bonos corporativos y oficiales o la subvención de los tipos de interés, para que los mercados crediticios vuelvan a funcionar como es debido.
Esta crisis no es sólo resultado del estallido de la burbuja inmobiliaria estadounidense o de la caída del sector de las hipotecas basura en Estados Unidos. Los excesos crediticios que causaron este desastre eran mundiales. Había varias burbujas, que en muchos países iban más allá de la vivienda y se extendían a las hipotecas y a los préstamos sobre propiedades inmobiliarias de uso comercial, tarjetas de crédito, préstamos para la compra de coches y préstamos a estudiantes. Había burbujas para los productos convertidos en valores, que transformaron esos préstamos e hipotecas en instrumentos financieros complejos, tóxicos y destructivos. Y había burbujas, también, en los préstamos oficiales locales, compras con capital ajeno, fondos alternativos, préstamos comerciales e industriales, bonos corporativos, materias primas y permutas de riesgo de crédito; un peligroso mercado sin regular en el que se vendieron hasta sesenta billones de dólares (unos 60.000 millones de euros) de protección nominal contra una reserva pendiente de bonos corporativos de sólo 6 billones de dólares.
Estas burbujas formaron, en total, la mayor burbuja crediticia y de activos de la historia; con su estallido, las pérdidas totales de crédito podrían ser de hasta dos billones de dólares. Si los gobiernos no toman medidas más rápidas para recapitalizar los bancos y otras instituciones financieras, la crisis del crédito se agravará aún más. Las pérdidas aumentarán a mayor velocidad de lo que tardarán las compañías en reponer sus balances.
Gracias a las drásticas acciones del G-7 y otros, el riesgo de una crisis financiera estructural ha disminuido. Pero, por desgracia, lo peor no ha pasado todavía. Este año será difícil. Sólo una actuación muy agresiva, coordinada y eficaz por parte de las autoridades, garantizará que 2010 no sea aún peor de lo que seguramente va a ser 2009.