domingo, 13 de marzo de 2011

Japón, entre la desesperación y el pánico

Japón, entre la desesperación y el pánico
Reuters
 
Japón, entre la desesperación y el pánico
Reuters
 
Marzo 12-2011
Tokio.  Sobrevivientes del devastador terremoto y tsunami de Japón se apiñaban el sábado en refugios, mientras los rescatistas buscaban en un litoral destrozado entre casas y vehículos sumergidos y embarcaciones varadas.

Imágenes aéreas mostraban edificios y trenes esparcidos como juguetes de niños después que muros de agua inundaron áreas alrededor de la ciudad de Sendai, a cerca de 130 kilómetros del epicentro del terremoto y entre las áreas peor castigadas.

"Todo es muy difícil ahora", dijo Kumi Onodera, una técnica dental de 34 años de Sendai, quien dice que su terrible experiencia la noche anterior fue "como una escena de una película de desastre".


"El camino se movía para arriba y abajo como una ola. Las cosas se incendiaban y estaba nevando. Uno realmente llega a apreciar lo que tiene en su vida cotidiana", agregó.


Sumándose al pánico, radiación que se fugó de un reactor nuclear inestable en la prefectura de Fukushima, cerca de Sendai, un puerto de 1 millón de habitantes conocido como la "Ciudad de Arboles" y acunado por volcanes inactivos.


En distritos alrededor de Fukushima, los sobrevivientes se formaron para beber agua en centros de la ciudad, llenando teteras y recipientes plásticos, mientras funcionarios de las fuerzas de autodefensa de Japón buscaban gente desaparecida.


En Iwanuma, no lejos de Sendai, enfermeras y médicos fueron rescatados tras escribir S.O.S. en el techo de un hospital en parte sumergido, una de las muchas escenas desesperadas.


Cientos de naves de pesca, muchas dadas vuelta, estaban varadas en campos tras haber sido golpeados por el tsunami de 10 metros de altura.


La agencia de noticias Kyodo dijo que unas 300.000 personas fueron evacuadas en todo el país, de las cuales 90.000 eran de los alrededores de la planta nuclear.


Al menos 1.700 personas habrían muerto debido al terremoto, el quinto más poderoso en el último siglo.


ACAPARAMIENTO, LARGAS ESPERAS POR SUMINISTROS
Frente a la costa noreste de Japón, un tanquero de petróleo yacía misteriosamente varado en aguas poco profundas. En el interior, en Sendai, una camioneta negra colgaba peligrosamente de un poste de metal.

En una localidad, Minamisanriku, no se podía establecer contacto con unas 9.500 personas, la mitad de la población.

La electricidad y los teléfonos celulares no funcionaban en gran parte de la región.


En Mito, otra ciudad del área, largas filas se formaban fuera de un dañado supermercado mientras cientos esperaban por medicamentos, agua y otros suministros. Los suministros disminuían mientras la gente se abastecía, sin que se supiera cuánto tiempo tardarían en arribar los nuevos productos.


"Todas las tiendas están cerradas, esta es una de las pocas aún abiertas. Así que vine a comprar y abastecerme de pañales, agua potable y alimentos", dijo a Reuters Kunio Iwatsuki, de 68 años.


En la cercana ciudad de Oarai, los sobrevivientes atestaban un gimnasio de escuela transformado en refugio.


El servicio ferroviario era un caos, y cuatro trenes en las prefecturas de Miyagi e Iwate estaban desaparecidos.


En Tokio, donde muchos han temido largo tiempo la perspectiva de otro terremoto monstruoso de la escala que mató a 140.000 personas en 1923, los residentes luchaban para llegar a un acuerdo sobre el daño inflingido al país y su ciudad.


Algunos se aliviaban al saber que el daño en la capital no fue mayor, pero muchos seguían afectados por el pánico por el continuado caos en otros sitios, especialmente por la fuga de radiación del reactor nuclear en la prefectura de Fukushima.


"La gente hace manuales para terremotos, pero cuando el terremoto ocurre en realidad, ¿puede uno realmente seguir el manual?", dijo el trabajador de 60 años, Kiyoshi Kanazawa.


"Todos corren cuando las cosas se sacuden, y le piden que detenga los gases y llamas en su casa, pero uno no tiene suficiente espacio para eso en su cerebro", añadió.

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