domingo, 21 de febrero de 2010

Jorge Medina, no cree en el proceso. Pero se equivoca



No estoy de acuerdo con Jorge Medina, pero les voy a presentar su nota y en el próximo envío, les entrego mi respuesta.

Luis Emilio Rada C

Pd:
Jorge Medina y sus hijos


LA REGIÓN CARIBE ESTÁ EN PAÑALES Y LA COSTA PODRÍA IR RUMBO A UNA NUEVA FRUSTRACIÓN

Es apenas natural que ante la dimensión y gravedad de los problemas que tiene cada uno de los Departamentos del Caribe colombiano, los diferentes mandatarios seccionales inserten en sus respectivas agendas temas distractores y mediáticos que hacen olvidar las promesas y propósitos de sus respectivas campañas que plasmaron más adelante en los Planes de Desarrollo aparentemente consensuados con sus comunidades.

La conversión de la Costa Caribe en entidad territorial es uno de esos puntos recurrentes a los que acuden dirigentes de la región para, primero, darse vitrina y segundo, emplear a más de una veintena de malogrados orientadores del proceso en los últimos 30 años. Más de uno osará excomulgarme y declararme enemigo del proceso a partir de estos puntos de vista. Pero no importa porque tengo el privilegio de haber visto nacer el proceso desde los comienzos del Sipur y de haber asistido a todos los foros regionales y a cada uno de los episodios que significaron un hito en la lucha por la autonomía costeña.

Además, gran parte del proceso lo viví y cubrí periodísticamente durante casi diez años como periodista de EL HERALDO y al lado del doctor Juan B. Fernández Renowitzky, con quien trabajé 37 tertulias regionales a lo largo y ancho del Caribe colombiano.
Conozco a todos los actores del proceso y comprendo hoy con absoluta claridad dónde se acentuaron los errores para el fracaso que hasta ahora se ha tenido.
Y hoy, bajo los argumentos del grito regional a ultranza y los artículos 306 y 307 de la Constitución de 1991, estamos repitiendo los errores que en el pasado han evitado el consenso político requerido para lograr una ley de ordenamiento territorial en Colombia. Estamos pidiendo traje y peinado nuevo sin saber siquiera el lugar al que queremos ir para mostrar la nueva presentación.

Convertirnos en región territorial no es soplar y hacer botella ni tampoco resulta de mantener posiciones tercas y caprichosas que cuando sienten una voz disonante o contraria a lo que algunos creen, lo primero que hacen es excluirlas de los escenarios en donde se debe dar un debate y no el eco de los aplausos al chabacanismo promotor del supuesto nuevo proceso de regionalización.
Tal como vamos, con una importante franja de medios de comunicación haciendo de idiotas útiles, lo que hoy estamos presenciando no irá más allá de unas cuantas fotos alegres de los mismos con las mismas, de quienes ayer brincaron en el caballito de la regionalización y terminaron siendo incapaces de culminar exitosamente los distintos capítulos de la batalla autonómica.

La conversión de la Costa Caribe colombiana en entidad territorial tiene mucha tela por cortar. En el supuesto caso de una votación importante a su favor el próximo 14 de marzo, el camino posterior es más que culebrero. En primera instancia será necesaria la Ley de Ordenamiento Territorial y si es aprobada, qué tenemos nosotros listo para el desarrollo de la figura? Nada.

Las mismas y respetables cifras del doctor Adolfo Meisel, uno que otro editorial de El Heraldo y el Universal, la firma de una segunda parte del Acuerdo Caribe y el sonsonete de la creación del Fondo de Compensación Regional.

¿Y de lo demás qué? Cómo se definirá la autoridad regional?, qué pasará con los departamentos y grandes ciudades de la región?, que pasará con la hacienda pública nacional y regional y cómo se definirán los recursos y competencias que financiarán y harán posible el funcionamiento de la región?, ¿cúal será la regionalización agropecuaria, industrial, exportadora, comercial y del sector servicios? Sobre estos temas deberíamos estar debatiendo a profunda y haciendo verdadera pedagogía política porque si tenemos una agenda vacía, seremos el hazmereir del resto del territorio.

Qué pensará aquel ciudadano de un departamento del Caribe que limita con Antioquia o Norte de Santander o Venezuela?, qué pasa con el sentimiento regional en los sures de nuestros departamentos?, qué pasa con todos los capitales interioranos que se han venido hasta nuestra región pero temen que un movimiento lleno de equivocaciones distorsionen el sentido de una política nacional de fomento al emprendimiento y al empresariado vigoroso?

Son muchos los interrogantes que debemos respondernos. Para muchos habrá sido muy divertido viajar y viaticar a costa de la regionalización Caribe y para otros fue seguramente una excelente oportunidad temática dentro de una campaña electoral floja de propuestas y perspectivas territoriales concretas. Dios quiera que podamos avanzar positivamente y logremos lo que de verdad requerimos.


JORGE MEDINA RENDÓN
DIRECTOR www.lagrannoticia.com
CELULAR 3013869200-3107311778

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