domingo, 21 de febrero de 2010

REFLEXIONEMOS sobre la REGION CARIBE


De acuerdo con Jorge Medina.
Reflexionemos sobre el VOTO CARIBE.
Al final, me alegró leer esto: "Yo no estoy de opositor al proceso. Solo quiero expresar unas opiniones a própósito de ese proceso. Me parece difícil de comprender que mis colegas periodistas se aparten de una de las misiones y fines de la profesión que es la de generar debates y controversias sobre lo que puede comprometer la vida de millares de ciudadanos. Los respeto".

Y también esto:

"Todavía no tengo claro si podré votar por la Región Caribe, porque al estar en Bogotá nadie me ha podido explicar si a los costeños residentes en el interior les podrán dar la misma papeleta que repartirán el 14 de marzo en los municipios y distritos costeños. Ojalá nos den esa oportunidad de expresarnos".

Lerc: veo que, ya no es derrotismo, sino acompañamiento... y ese es el que necesitamos, para que el 14 de marzo, saquemos unas excelente cuentas...

Leamos a Jorge.
Luis Emilio Rada C

Pd:


Quien opina no impone, solo aporta a la reflexión

* A própósito del proceso de regionalización Caribe

El tiempo, las distancias, los errores, el aprendizaje cotidiano, las ausencias y las carencias, así como las necesidades propias y de otros, cada día me enseñan más al ejercicio de la razón que a la practica del salto intempestivo y premeditado de las emociones. Durante casi toda la vida incurrimos en el comportamiento por acción y no en el que resulta del pensamiento juicioso y cotejador de las diferentes circunstancia que enfrentamos.

Intento SER RAZONABLAMENTE JUICIOSO al expresar mis opiniones sobre un tema tan delicado y de tanta trascendencia como lo es la definición del futuro territorial del Caribe colombiano.

30 años de vida periodística profesional me han permitido conocer cada departamento, ciudades capitales y municipios y lógicamente profundizar en el examen de las fortalezas y debilidades de mi región natal, la Caribe. Me siento entrañablemente costeño, pero disfruto y sufro todo lo que corresponde al resto de Colombia, sin egoismos y sin pasiones regionales. He aprendido a doblarle el lomo a los fanatismos para que no sea ese el bosque que me impide ver el horizonte.

Le he brindado mis servicios profesionales a empresas periodísticas, entidades públicas y privadas, dirigentes gremiales, empresariales, sociales y políticos, de diversas tendencias y cortes ideológicos. Nuestros puntos de encuentro siempre estuvieron en el ámbito de lo que le sirve a la región, al país en general y en particular al desarrollo de actividades oficiales y privadas regidas por la ética y el rigor moral en beneficio de la sociedad en su conjunto. Y en ninguno de los casos he dejado que se desboque el fanatismo y la pasión. Se han expresado ideas con convicciones profundas, pero siempre susceptibles de ser mejoradas para orientarlas al bien común que es la esencia de nuestra profesión y el aporte que podemos hacer a nuestros asesorados.

Completamente convencido de que no cargo equipaje distinto a mis ideas, a un modo específico de ejercer el periodismo y a la costumbre de preguntarme y preguntarme las razones de una realidad para encontrar en esa mayeútica una explicación a conductas futuras, he analizado, analizo y seguiré haciéndolo, la ruta que hemos seguido en las últimas tres décadas para acertar y equivocarnos en el proceso de regionalización Caribe.


La esperada y aspirada conciencia regional no es más que un punto de referencia de los editorialistas, de los académicos, de los gobernantes, de los empresarios, de los gremios y de ciertas organizaciones cívicas, pero nunca lo que podemos encontrar en las mayorías de nuestra población porque los grandes grupos de nuestra gente solo han tenido conciencia para integrarse con el hambre, la desilusión y el engaño de una clase gubernamental, politiquera y empresarial egoista que siempre ha mirado al resto con la lupa de sus intereses sectoriales. La denominada conciencia regional solo ha predominado en esa elite que se transformó negativamente en los últimos 30 años, distanciándose en grado sumo de lo que representaron los integrantes de la llamada liga costeña del Siglo XX.

Por eso digo que la regionalización del Caribe colombiano está en pañales y no se encuentra en edad madura. Los únicos que están maduros son los líderes que ayer vociferaban contra el centralismo y después de ser tranquilizados con cargos públicos en las esferas del poder nacional, regresan a la tierra natal a cerrar un ciclo de vida enarbolando las banderas de la región territorial. En eso han sido muy inteligentes, pero han sido cortos de espíritu y de capacidad de ejecuciones a la hora peleear por los intereses regionales cuando han compartido posiciones en la Casa de Nariño.

A propósito del proceso de regionalización Caribe, una pregunta que me hago se refiere a los ingenuos que hemos sido al creer que en 1991 los artículos 306 y 307 de la nueva Constitución fueron introducidos en señal de civilidad política y administrativa del nivel central de la Nación. Lo que hicieron los constituyentes interioranos fue darles un contentillo a sus colegas del Caribe, para que no fueran un obstáculo en la aprobación del resto de temas jugosos que comprende la otra parte del articulado constitucional. Los constituyentes del Caribe actuaron bajo la conciencia de los partidos políticos y con ello resquebrajaron la conciencia regional porque los acuerdos ideológicos aparentemente defendían el grito autonómico cuando en verdad sellaron el camino de lo imposible dentro de la anhelada independencia territorial.

Durante los últimos 30 años, a instancias inicialmente de la Corporación Eléctrica de la Costa Atlántica, Corelca, dirigida por Jacobo Acosta Bendeck; el Sistema Integrado de Planificación Regional orientado por Edgardo Santiago Molina, y el Fondo Nacional de Proyectos de Desarrollo, Fonade, conducido por Cecilia López Montaño, la Región Caribe colombiana fue viviendo diferentes estadios de oportunidades que finalmente fueron sucumbiendo ante nuestras ostensibles debilidades institucionales. Los esfuerzos que esas instituciones y líderes realizaron conjuntamente con Prodesarrollo, una entidad cìvica de la que hicieron parte, entre otros los ex Ministros Arturo Sarabia Better y Eduardo Verano de la Rosa, condujeron a la realización de los foros del Caribe colombiano, a la creación de los Corpes, a la elaboración de los primeros planes de desarrollo regional y a la aprobación de la ley 60 de recursos y competencias, entre otros aspectos de singular importancia. Pero nos dejamos arrebatar esos logros por falta de voluntad política, por la pugnacidad y los celos entre los mismos departamentos de la región y porque hubo gobernadores que en privado se opusieron rotundamente al discurso de la autonomía regional ya que supuestamente no habíamos avanzado en la asimilación de las principales normas de la descentralización administrativa que arrancó con la elección popular de alcaldes.

Me complace que el festín de colores del denominado Voto Caribe haya despertado en la elite costeña una alegría adicional a la temporada carnestoléndica y electoral. Con tantas tragedias y desgracias cotidianas, ya era hora de montarnos en el caballo de troya del regionalismo a ultranza para despitar la comprensión de nuestros verdaderos males. El voto caribe ha de servir para mostrar un nuevo acto de integración, para generar unos cuantos trabajos adicionales durante la época de mercadeo y promoción, para darle tema y material a uno que otro líder en vías de extinción, pero dudo mucho que represente una gran manifestación colectiva respecto del entendimiento de un tema que es vital. Muy seguramente los barones de la política, los contratistas amigos de los gobiernos seccionales y cierto número de agitadores sociales, lograrán que la votación supere los 300 mil o 400 mil papeletas pero el resto de la población se quedará viendo un chispero y seguirá sin entender qué es eso de la autonomía regional ni cuál es esa ruta que le quieren hacer tomar sin tener cartas de navegación precisas en materia de hacienda pública regional, forma de gobierno, integración de fortalezas y superación de debilidades comunes.

Yo no estoy de opositor al proceso. Solo quiero expresar unas opiniones a própósito de ese proceso. Me parece difícil de comprender que mis colegas periodistas se aparten de una de las misiones y fines de la profesión que es la de generar debates y controversias sobre lo que puede comprometer la vida de millares de ciudadanos. Los respeto.

Todavía no tengo claro si podré votar por la Región Caribe, porque al estar en Bogotá nadie me ha podido explicar si a los costeños residentes en el interior les podrán dar la misma papeleta que repartirán el 14 de marzo en los municipios y distritos costeños. Ojalá nos den esa oportunidad de expresarnos.

Finalmente, sin ánimo de seguir incomodando a los colegas, debo decir y reconocer que el llamado Voto Caribe es una útil y efectiva herramienta distractora de otros problemas sociales que afronta la región, por demás inteligente. Seguirá dando titulares de prensa y nos servirá para que desde el interior nos sigan viendo como pioneros en este tipo de temas, pero de allí a que nos muestre como un territorio maduro y preparado para ser entidad territorial tengo mis serias dudas, humildes y modestas, pero dudas válidas como ciudadano pensante que soy de estas tierras.
...
Lerc: Bien, el debate ahí, aunque, como comenté anteriormente, la prioridad es que coloquemos los votos CARIBE el 14 de marzo.
En el próximo envío, Raimundo Alvarado, se expresará por el RADAR... Lo que dice aclara algunas de las inquietudes de Jorge...

LuisE
Radar Económico
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