Indudablemente Fidel fue un revolucionario.
Cambió el modelo.
Quiso su tierra y la defendió a morir.
Líder indudable.
Y aprendió a reconocer sus errores.
La pregunta de Jairo es pertinente: ¿Fin de una era?
Los analistas ni siquiera se imaginan qué va a pasar...
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Fidel Castro:
¿fin de una era?
Por Jairo Parada
Tal vez solo para los que nacimos en la
mitad del siglo XX, Fidel se nos revela como una figura de impacto en la
historia, como el Che Guevara y otros personajes mundiales. Los jóvenes no
entienden mucho la importancia de este líder carismático, y los de mayor edad
tal vez lo rechazaron como figura que subvirtió el statu quo. Fidel y la
Revolución cubana incendiaron la América Latina, sacudiéndola de su letargo
oligárquico y conservador, bajo el dominio cerrado de los Estados Unidos. Los
jóvenes de entonces oíamos con frecuencia sus discursos en Radio Habana Cuba, y
leíamos las nuevas versiones de la Revista Bohemia. Ello generó el entusiasmo
por el cambio social, a través de la vía revolucionaria armada. La Revolución
cubana y Fidel eran la prueba de la teoría del “foco”, en la que un grupo de
visionarios podía cambiar la historia rápidamente. Cientos de jóvenes cayeron
bajo las balas, en las décadas que siguieron, aplicando esa teoría. No se
entendía que la historia es única, específica, y que lo que había funcionado en
Cuba no se repetiría. Por eso pasaron décadas para que los sandinistas
triunfaran en Nicaragua, y en El Salvador los movimientos de liberación
avanzaran. Con el tiempo, la praxis fue demostrando que el camino de la guerra
se agotaba, y que las vías del cambio eran lentas, pacíficas y conflictivas, a
través de lentos procesos de ajuste institucional.
El entusiasmo con Fidel se empezó a diluir
ya en los 70, en la medida en que Cuba se alineaba totalmente con la Unión
Soviética y Fidel defendió cerradamente la invasión a Checoslovaquia en 1968.
Los subsidios soviéticos a Cuba definían mucho su política exterior. Desde
1976, China empezó a experimentar un socialismo en lo político, combinado con
una fuerte economía de mercado, lo cual le va a dar excelentes resultados.
Fidel siguió pegado a su modelo hipercentralizado y estatizado, el cual nunca
pudo funcionar bien, escudando sus fallas en el bloqueo norteamericano, a pesar
de sus avances en lo social, el cual ningún país latinoamericano ha podido
igualar. Chávez en Venezuela lamentablemente se pegó a ese modelo, y los
resultados están a la vista.
Cuba apoyó los procesos de liberación en
África y el mundo, dejando un legado que hoy varios países africanos le
agradecen a Fidel. Fidel generó odios en la población exiliada, pues sectores
medios y altos perdieron sus propiedades ante la radicalidad de la Revolución,
de ahí la fiesta en Miami. Pero no hay duda de que más son las voces en el
mundo que reconocen el legado positivo de este líder, a veces muy dogmático en
sus posiciones, sobre todo en el manejo económico de la isla, y su visión
cerrada de la democracia socialista, pero defensor a ultranza de su historia y
su país. Cuba hoy es un país sano, con buena educación, sin drogas y muy
seguro.
El principal problema es el económico: los sueldos son muy bajos y la
penuria en bienes de consumo continúa. Muy buenos resultados en lo social, pero
muy deficientes en lo económico. Es hora de que busquen un modelo diferente,
pero sin duda orgullosos de su revolución y de Fidel, lo cual hay que respetar.
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