Leamos esta columna de Jairo Parada y entendamos su posición...
Una vez los hayamos asimilado, opinamos.
Es bueno conocer qué está pasando en el mundo político.
Esta
semana escuchaba el concepto de un personaje que apuntaba: "Si pudiera
sentarme con los congresistas les diría: Ustedes son inteligentes, pero
ignorantes
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico
El péndulo político
Por: Jairo Parada
Aunque no es válido construir metáforas en ciencias sociales, tomadas de la física, lo que sucede hoy en el mundo, para deleite de los sectores ultraconservadores (neoliberales), señala un claro movimiento de la opinión pública hacia los movimientos de derecha. Atrás quedan los discursos del centrismo postmoderno que reclama que no hay izquierdas ni derechas. Sylvia Kauffman, en un artículo preocupante en el New York Times de mayo 18/16, describe el ascenso de Donald Trump en Estados Unidos como una oleada que hoy sacude a Europa y América Latina. El triunfo de Norbert Hofer en Austria, en la primera vuelta con su Partido Austriaco de la Libertad, la posición dominante en las encuestas de Marine Le Penn en Francia, el dominio férreo de una coalición de derecha en Finlandia y Noruega, el ascenso del partido Alternativa por Alemania en ese país, deben causarnos preocupación.
Por otro lado, el triunfo de Macri en Argentina, la remoción de Dilma Rousseff del poder en Brasil, por cargos flojos en materia de corrupción, por parte de un congreso muy corrupto; el posible ascenso de la hija de Fujimori en el Perú, y la caída en popularidad de Bachelet en Chile, así como la desastrosa gestión de Maduro en Venezuela, señalan que el péndulo político se ha empezado a mover.
El fenómeno es multicausal. Se mezcla la
crisis económica y el estancamiento, la desilusión de los sectores medios con
las promesas de la izquierda, y el aumento de la xenofobia en Europa frente a
los migrantes musulmanes y los actos terroristas del extremismo islámico.
Todo ello nos indica que vamos en un sendero
inestable. En América Latina, el fenómeno se agrava ante la crisis de la renta
petrolera, la cual permitió un populismo de izquierda o de centro, que ha
llegado a su fin. Lo curioso del fenómeno es que alternativas ‘moderadas’ a los
gobiernos de izquierda en caída no son aceptadas. La gente prefiere olvidar la
historia de las duras políticas neoliberales en busca de la salvación. Ya
empezaron los despidos masivos en Argentina, el cierre de ministerios en Brasil
y el ajuste típico de la ortodoxia. Así, quien no recuerda la historia se ve
obligado a repetirla.
En estos fenómenos no hay linealidad ni
teorías del dominó. Correa se mantiene firme en Ecuador, a pesar incluso del
terremoto; Evo sigue dominando en Bolivia a pesar de su reciente revés electoral,
y en Uruguay la izquierda mantiene un control tranquilo del Estado. Ello debe
abrir la puerta a la idea de que si la izquierda quiere ser alternativa de
gobierno debe hacer gobiernos eficientes, con políticas fuertes de regulación
de mercado y de inclusión social, pero sin desestimular la inversión privada.
La retórica anticapitalista por ahora no tiene asidero, como el desastre
venezolano lo demuestra. En Colombia, el péndulo sigue hace muchas décadas en
la derecha, se mueve a veces hacia el centro un poco, pero es la especificidad
política colombiana.
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