viernes, 22 de enero de 2016

El Ernesto Cortissoz sigue anquilosado en un limbo de incertidumbre. Por Ricardo Buitrago

¿Y entonces quién me puede salvar?
Eso, me imagino, es lo que estará "pensando" el Ernesto con todo lo que le ha pasado y lo que le está pasando... Precisamente hace unos dias me senté un rato con uno de los ejecutivos de una agencia de Viajes y me comentaba que el aeropuerto de Barranquilla es un chiquero. Y que quienes laboran en el lugar están aburridos por la forma en que se encuentran sus instalaciones.

¿Será que la capital del Atlántico no se merece un aeropuerto decente y hermoso?
Todos pensábamos que con la nueva administración tendríamos un excelente terminal y nada ha pasado... al contrario...

RADAR,luisemilioradaconrado 
@radareconomico1
Pd: leamos a Ricardo.



Por: Ricardo Buitrago C.
Utilizo de introito la transcripción de este par de párrafos:
“El aeropuerto cuya licitación se acaba de adjudicar no es el soñado por los barranquilleros. Es un mientras tanto. Las áreas de ampliación que soportarían un gran crecimiento son ínfimas. Nos metieron el dedo en la boca”. RBC Dic 31 de 2014
“La adjudicación del Cortissoz debe mirarse solo como un remozamiento mientras Barranquilla y Cartagena aceptan y digieren la necesidad de un aeropuerto conjunto. ¡De lo contrario seguiremos en la retaguardia, y lo que es peor, perdiendo valioso tiempo!” RBC Dic 31 de 2014
Son fragmentos de uno de mis múltiples escritos -Adjudicación del Cortissoz:,un mientras tanto- sobre el tortuoso devenir de nuestro terminal aéreo, la forma como se hizo la licitación de su remodelación, sus términos desventajosos y el planteamiento sobre la necesidad de un gran aeropuerto regional equidistante entre Barranquilla y Cartagena.

Pues bien, ahora, sorpresivamente, el concesionario que ganó la licitación lanza la propuesta -que la administración distrital coadyuva-  de construir un nuevo terminal pues se dan cuenta que, efectivamente, remodelarlo no es la solución, que el costo de hacerlo es muy alto, que la estructura no cumple con requerimientos antisísmicos que no habían sido tenidos en cuenta, que la terminal aun refaccionada seguirá siendo vieja y que, como dijo el alcalde, “hay que pensar en grande”. Argumentos todos tan validos que se constituyen en aceptación tácita de que, como lo exprese en uno de los párrafos,  nos metieron el dedo en la boca. ¿O no?
No sé si es perversidad mental, la mía, pero no he podido detener esa incontrolable suspicacia y me encuentro cavilando sobre las siguiente disyuntiva: ¿Por cuenta de quién habría sido la metida del dedo en la boca, habrían sido dos metidas, o es la misma pero por etapas?
Lo digo porque lo que está pasando parece un calco de lo que ha sido repetitivo en algunas adjudicaciones de licitaciones de obras a ciertos contratistas. Son ganadas arrastrando precios o condiciones y luego de adjudicadas aparecen inconsistencias en los diseños, variaciones en cantidades de obra, diferencias en sub bases o estructuras, y toda una serie de factores que llevan a modificar el contrato, a hacer adiciones, al recorte y modificación de lo inicialmente planteado etc. Pero todo siempre, todo, en favor del contratista y en forma directa, por dentro del tubo del contrato existente, así las condiciones y especificaciones sean sustancialmente diferentes.
Lo único cierto de todo esto es que mientras se estudia viabilidad jurídica de lo propuesto, nuevos diseños, modificaciones contractuales etc., sigue transcurriendo ese tiempo que, jugando perniciosamente en contra nuestra, ya se acerca a cuatro largos años en que el Ernesto Cortissoz ha llegado no solo al culmen de la obsolescencia sino anquilosado en el limbo de esa incertidumbre nacida cuando se produjo la entrega del aeropuerto a la administración del Estado.
Vistas así las cosas, si otro dedito existiere habrá que mantenerlo acomodado y con la boca abierta pues han sido tales los argumentos expuestos que si no va por dentro de un tubo la construcción de un aeropuerto nuevo, quedaremos con una terminal que ahora reconocemos está muy lejos de las expectativas que la administración distrital y la ciudadanía tiene.
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Volando bajo (Abril 6-2010)
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Etiquetas: Aerocivil Aeropuerto Ernesto Cortissoz Aeropuerto regional Barranquilla Concesión aeroportuaria
La opinión de RICARDO ROCHA, desde Estados Unidos:


RICARDO ROCHA, desde Estados Unidos señala: “Si es para tener el mismo tráfico aéreo que ahora mantiene, Barranquilla no merece otro aeropuerto, con el Cortissoz en las condiciones actuales basta.
El aeródromo local no se usa para lo que fue diseñado: el lugar desde donde debían despegar los vuelos largos que salieran de Colombia.
Si todo ha de estar concentrado en Bogotá, ¿qué sentido tiene asignar dineros para una nueva obra que será solo para alimentar el tráfico aéreo en la capital?
Para ese propósito con lo que hay basta.


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