lunes, 9 de noviembre de 2015

Alzas e imprevisión, al referirse al sector eléctrico y su crisis actual: G Perry



Varios analistas y estudiosos. Empresarios, periodistas, críticos y muchas personas del común, sienten lo mismo: el gobierno colombiano se ha equivocado mucho con el sector energético. Muchas demoras, lentitud al tomar decisiones claves, en fin…
No aprendimos del APAGÓN de 1992. Ni de la crisis de 1983.
Dudamos demasiado.
Los ministros de minas y energía, parece que no tuvieran la energía que requiere un profesional que llega a esa cartera.

No me gusta el egoísmo de los antioqueños, pues, se tomaron como suyo el sector y definen el futuro de la Región Caribe y otras regiones de Colombia. Pelean por Isagen, considerando que la empresa es paisa. Esa actitud no une, al contrario.

¿Qué vamos a hacer con la Creg? Preocupa que siendo expertos, sean tan lentos…

Perry dice: “Ese apagón no se debió a falta de capacidad instalada, sino a desembalses imprudentes de las hidroeléctricas y a que muchas plantas térmicas no estaban disponibles por falta de mantenimiento”.

Bueno que Guillermo Perry se pronuncie. Y vamos a leerlo…

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1

Alzas e imprevisión, al referirse al sector eléctrico y su crisis actual: G Perry
Los usuarios no debemos pagar otra vez la cuenta, mientras muchas plantas hidráulicas hacen enormes ganancias a costa nuestra.
Por Guillermo Perry
11:29 p.m. | 7 de noviembre de 2015

La actual crisis eléctrica es consecuencia de: 1) Demoras del Gobierno y la Creg en afrontar los problemas previstos de escasez de gas; 2) Un sistema inadecuado de cargos por confiabilidad (desde 2006), que constituye un seguro costosísimo y poco efectivo para los usuarios, además de otras equivocaciones regulatorias de la Creg, que se ha negado a corregir. Las medidas recientes obligan a los usuarios a pagar aún más por un seguro que no funciona bien y lo prorrogan hasta 2019. Hay alternativas mejores para evitar el racionamiento.
Desde 2006 se preveía escasez de gas en 2016. La Upme y la industria, después del racionamiento de gas de 2010, recomendaron: 1) Hacer efectivo el compromiso de Venezuela de exportarnos gas a cambio del que ya le habíamos exportado. En lugar de eso, se prorrogaron nuestras exportaciones hasta junio pasado, con lo cual gastamos reservas que hoy necesitamos a gritos. 2) Un marco regulatorio que facilitara instalar una planta de regasificación para importar gas licuado. Por demoras de la Creg, la planta solo estará lista a finales de 2016. 3) Facilitar la exploración y el desarrollo de gases no convencionales. Se tardó demasiado en expedir el marco regulatorio y ambiental, y aún no se otorgan las licencias.
 
El país construyó un sistema eléctrico bien regulado para que no volvieran a ocurrir un apagón como el de 1992 ni crisis financieras del sector como la de 1983. Ese apagón no se debió a falta de capacidad instalada, sino a desembalses imprudentes de las hidroeléctricas y a que muchas plantas térmicas no estaban disponibles por falta de mantenimiento. Para evitar este último problema, en 1994 se estableció un cargo de respaldo (5,73 dólares por kw-mes), que cubría costos de inversión y mantenimiento para las nuevas térmicas de reserva. En 1996 se le llamó cargo por capacidad, se lo extendió a las hidráulicas con embalses grandes y, en menor cuantía, a otras plantas.
 
En 2006 la Creg adoptó el actual cargo por confiabilidad. Este remunera la energía firme de todas las plantas. Es supuestamente un seguro de cantidades y precio. Este nuevo seguro, que tuvo críticas de los expertos desde el primer día, ha costado casi el doble que el viejo (844 millones de dólares vs. 489, en promedio anual) y tiene errores graves de diseño: 1) Se les paga tanto o más a plantas ya amortizadas que a las nuevas. 2) Se les paga a hidráulicas sin capacidad de embalse y a térmicas viejas muy ineficientes. 3) Indujo a muchas plantas de gas a pasarse a combustibles muy costosos y contaminantes (diésel y fuel oil), en contravía de lo que pasa en el mundo. El costo de reconversión también lo pagamos los usuarios. En adición, la Creg reguló mal el precio de escasez y, por ello, estas térmicas pierden hoy mucho dinero cuando tienen que generar y algunas buscan incumplir sus obligaciones, después de haber recibido el cargo por años.
 
Por todo lo anterior, los consumidores hemos pagado más de 7 millardos de dólares desde 2006 por un seguro que no funciona bien. Al mismo tiempo, este seguro y otros errores de regulación conducen a que muchas plantas hidráulicas hagan enormes utilidades a costa nuestra.
 
Si es necesario amortiguar las pérdidas temporales de algunas térmicas para que no haya racionamiento, esa plata debe salir de lo que ya se recauda por cargo por confiabilidad, y no de un alza adicional de tarifas. Pues si las térmicas no generan, las hidráulicas tampoco podrán cumplir sus obligaciones. Además, la Superintendencia debe hacer efectivas multas y pólizas e intervenir las plantas que incumplan, y entregarlas en administración. Y es urgente revisar toda la regulación de tarifas y fortalecer técnicamente la Creg.

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