Dice Mauricio: “No culpen al Niño”.
Y yo digo lo mismo, aunque soy
es de los que piensa que con la naturaleza nadie debe jugar.
Pero no es el caso.
La naturaleza no ha golpeado a
Colombia con el Niño. Lo ha dejado pequeño. Nada ha pasado.
Sin embargo, hay que protegerse
y es lo que se le está pidiendo al gobierno colombiano…
Mauricio Vargas escribió este 7
de noviembre y se los entrego para que vayan ampliando el panorama, que está
empañado…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
No culpen al Niño
Si hay apagón, será por la
tardanza de la Creg y el Minminas en tomar decisiones críticas.
11:31 p.m. | 7 de noviembre de
2015
El martes pasado, el presidente
Juan Manuel Santos dejó entrever que es inminente un racionamiento de energía
eléctrica. No lo dijo así ni usó la palabra ‘racionamiento’. Pero en su
declaración, está clarísimo. En tono dramático, pidió que ahorremos energía
para que la crisis que él atribuye al fenómeno del Niño “afecte lo menos
posible a las familias”. ¿Acaso quiso decir “para que no sean muchas las horas
diarias de apagón”?
En las empresas de energía, en
el Ministerio de Minas y en la Casa de Nariño comentan casi como un hecho que
para marzo resultará imposible sostener el sistema eléctrico sin un
racionamiento de varias horas diarias, aun si de aquí a diciembre vivimos una
temporada intensa de lluvias. Con la economía frenada, la industria en
problemas, el desempleo al alza y la inflación a punto de duplicar los índices
del año pasado, un racionamiento de energía sería la tapa.
¿Cómo podemos estar tan cerca
de revivir el calvario de 1992? ¿Acaso no aprendimos la lección? ¿Quién tiene
la culpa del muy probable apagón? Antes del racionamiento del 92-93, la
generación de energía dependía en un altísimo porcentaje de las hidroeléctricas
y sus embalses. Pero al quedar claro que el país soportaría periódicos
fenómenos del Niño –uno, dos o tres años seguidos de pocas lluvias–, el Gobierno
de entonces estimuló la instalación de plantas de generación térmica.
Para financiar su costoso
montaje y cubrir su operación en los años en que hubiese suficiente lluvia para
la generación hidroeléctrica, y las térmicas no vendieran mucho, nació el cargo
de confiabilidad, una sobretasa que pagamos en la factura de luz. Si venía el
Niño y los embalses se quedaban con poca agua, ahí estaban las térmicas para
cubrir el faltante.
La generación térmica suele ser
más costosa que la hidroeléctrica. Pero la idea es que el país desarrollara la
exploración, explotación y distribución de gas, el combustible más limpio y más
barato para alimentar a las térmicas. Y ahí estuvo el error: el Gobierno se
demoró años en tomar decisiones críticas y hoy no hay suficiente gas para las
térmicas, que, en consecuencia, se han visto obligadas a operar con diésel, que
cuesta muchísimo más. A algunas, como Termocandelaria, eso –y un mal cálculo de
la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) del precio del kilovatio en tiempos
de escasez– las tiene al borde de la quiebra. ¿Y los recursos del cargo de
confiabilidad? Los invirtieron en sus instalaciones y en mantener la operación
en los años de mucha lluvia y poca venta de su energía.
¿Por qué no hay gas suficiente?
La Creg –adscrita al Ministerio de Minas y Energía e integrada por ocho
expertos nombrados por el Presidente– tardó más de cuatro años en definir
reglas para nuevos gasoductos que trajeran el gas atrapado en varios pozos del
país, y por eso los nuevos gasoductos no están listos. Tardó más de dos años en
definir el operador de la planta de regasificación, el puerto de importación
para traer gas licuado del exterior, de modo que esa planta apenas está en
construcción. Y más grave aún, las reglas para las tarifas de distribución de
gas, que debían haber quedado listas en 2009, aún no han sido fijadas:
¡están anunciadas solo para el año entrante!
Esa inexplicable tardanza de la
Creg en hacer su labor –que el ministro de Minas, Tomás González, nunca
corrigió ni denunció– es la causante del apagón que viene. Si hubiesen tomado a
tiempo esas decisiones, las inversiones en gas habrían sido mayores y más
rápidas, ese gas surtiría hoy de sobra a las térmicas y no habría riesgo de
racionamiento. El fenómeno del Niño, que estaba anunciado, cantado y predicho
desde hace rato, no es el culpable: es solo la coyuntura que pone en evidencia
la escandalosa ineficiencia de la Creg y del Gobierno.
MAURICIO VARGAS
mvargaslina@hotmail.com
mvargaslina@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario