domingo, 7 de julio de 2013

Hacia la turbulencia y la gran anormalidad, por Jairo Parada Corrales



Es bueno. Pero muy bueno y saludable, estar atentos a la columna semanal de Jairo Parada. Especialmente, a quienes nos movemos en este mundo económico para poder entender un poco lo que está sucediendo y lo que podría suceder.
Turbulencia y gran anormalidad. Dos estados que mejor sería  no sentirlos, ni padecerlos.
¿Qué irá a pasar en estos tiempos, donde, aunque quisiéramos tener tranquilidad, aparecen los nubarrones que empañan esa paz que pretendemos?
Parada siempre nos envía mensajes de actualidad y en esta última nota, nos recuerda a Nouriel Roubini, reconocido por sus predicciones respecto a la crisis financiera desatada a partir de la Crisis de las hipotecas subprime.



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Hacia la turbulencia y la gran anormalidad 

Por Jairo Parada Corrales

Muy a pesar de las buenas noticias que acaba de entregar el Dane al informarnos que la tasa de desempleo en mayo llegó al 9,4% en Colombia, la verdad es que debemos alistarnos para tiempos turbulentos en la economía mundial.
El crecimiento del PIB colombiano fue apenas del 2,8% en el primer trimestre de 2013, y la industria cayó en un 4,1%.  La reciente subida del dólar por encima de  $1.900 y las caídas en el mercado de valores y los TES, solo han confirmado la turbulencia que vivimos.
Cada ciudadano debe revisar cómo van sus inversiones en portafolio de TES, acciones,  pensiones y cesantías, para ver cuánto ha perdido en estas semanas.
A  pesar de los mensajes optimistas del gobierno según los cuales creceremos por encima del 4%, en realidad la situación mundial pone en duda estos pronósticos.


Un reciente análisis en el  “Institutional Investor” de Ian Bremmer (politólogo) y Nouriel Roubini (economista), señala que el mundo ha entrado en una fase que ellos llaman la “Gran Anormalidad”, la cual se inició desde la Gran Recesión de 2.008. Las características de este periodo es que nada será igual a lo normal, la volatilidad y los derrumbes financieros serán las características básicas.
Señalan que vivimos en un mundo G-cero donde ningún líder ni potencia tiene la capacidad de liderar los cambios con la fuerza debida. Aunque en los Estados Unidos el crecimiento económico vuelve a ser positivo y se observa alguna recuperación del mercado de vivienda, todavía hay mucho atollamiento político por la situación del Congreso. 
 
Las señales de Bernake en el sentido que de pronto en el segundo semestre terminarían las políticas monetarias laxas, causó pánico en los mercados mundiales.
Ante la perspectiva de posibles alzas en las tasas de interés, los indicadores bursátiles se cayeron y Colombia no fue la excepción. El dólar subió ante el miedo generalizado.
 
Europa seguirá atascada en su recesión crónica,  donde cada país estará inmerso en sus intereses nacionales, sin que los países superavitarios de la Unión Europea hagan algo de peso por los países deficitarios socios.
Brasil ya enfrenta las turbulencias por su crecimiento minero energético y de la construcción, sin atender las necesidades sociales con suficiente rapidez. Más educación, transporte, menos corrupción   y  estadios clamaron los manifestantes.
 
Turquía, sigue enredada en sus conflictos políticos por las imposiciones de un gobierno musulmán ante su tradición laica.
En Egipto los conflictos se mueven en dirección similar y la guerra en Siria sigue amenazando extenderse a los vecinos.  En estos escenarios, la coordinación a nivel mundial de políticas es apenas un show mediático, una pretensión.

Pero dentro de este escenario inestable, las preocupaciones se extienden a lo que pasa en el segundo gigante de la economía mundial: China. Hay inquietudes sobre que una posible burbuja inmobiliaria pueda reventar. Un artículo de Jonathan Laing en el semanario de Barron’s nos lanza advertencias sobre lo que ya está sucediendo en China, con obras sobredimensionadas, puentes gigantescos vacíos y malls gigantescos con baja ocupación.
Ello indica que los chinos ya iniciaron su ajuste y los impactos se sienten en el mundo. Por ello, hay que entender que vivimos tiempos turbulentos y que todo lo solido se desvanece en el aire. Prudencia en las decisiones financieras.

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