Palabras del Presidente Santos en la presentación de la Reforma del Estado y la nueva institucionalidad minera y de infraestructura | Bogotá, 4 nov
(SIG). “Hay tiempos para soñar
y tiempos para realizar los sueños. Hay tiempos para planear y tiempos para ejecutar. Hay tiempos –como éste que hoy vive Colombia- en que tenemos el deber de reformarnos para enfrentar con optimismo los retos del futuro. Hoy me siento muy feliz –y lo digo con todas sus letras- porque las trascendentales reformas a la estructura del Estado que presentamos esta semana forman parte fundamental de ese proyecto que he propuesto al país y que se resume en dos palabras: Buen Gobierno. Necesitamos un Estado más eficiente, un Estado más eficaz, un Estado más transparente y un Estado que rinda cuentas a los ciudadanos, y ese es el Estado que hemos visualizado al diseñar estas reformas. Todo gobierno, de alguna forma, busca realizar cambios en la estructura del Estado para ajustarlo a las necesidades del momento y, a menudo, para cumplir con objetivos de austeridad y ahorro fiscal. Las grandes reformas del Estado, las que no obedecen a propósitos fiscalistas sino a verdaderas redefiniciones de la función pública, se han hecho siempre como consecuencia de transformaciones constitucionales, para adaptar el aparato estatal a las nuevas normas supremas. Así ocurrió en el gobierno de López Pumarejo, después de la reforma constitucional de 1936; en el gobierno de Lleras Camargo, después de la interrupción de la democracia y del plebiscito de 1957; en el gobierno de Lleras Restrepo, luego de la reforma constitucional de 1968, y, por supuesto, en el gobierno de César Gaviria, donde una nueva Constitución generó a su vez una nueva arquitectura estatal. La reforma al Estado que hoy presentamos no dependió de un cambio estructural en la Constitución. Tampoco es una reforma que se haga para reducir gastos de funcionamiento ni para generar recursos fiscales, si bien un Estado más eficiente es un Estado que produce más posibilidades de ingreso e inversión. Ésta es una reforma para el Buen Gobierno; una reforma para acoplar el Estado a las necesidades de los tiempos actuales. Porque el Estado, como las empresas, tienen que siempre seguir un proceso de mejoramiento continuo y de acoplamiento a las nuevas circunstancias, a los avances tecnológicos, a los nuevos problemas que surgen en las sociedades. Cuando se quedan los Estados rezagados es cuando comienzan los problemas, porque no pueden responder adecuadamente El objetivo central de esta reforma administrativa es uno y muy claro: FORTALECER LAS INSTITUCIONES PARA AUMENTAR LA EFICIENCIA DEL ESTADO. O dicho de otra forma: fortalecer las instituciones para que el Estado cumpla el postulado de ser un Estado Social de Derecho, como lo manda la Carta del 91. El objetivo es que seamos más eficaces en la prestación de los servicios públicos, que haya una adecuada coherencia en la administración pública y, muy especialmente, que esa eficiencia, esa eficacia y esa coherencia se traduzcan en una mayor cobertura y rentabilidad social de los recursos públicos. Ésta es una reforma para mejorar el servicio del Estado a los ciudadanos. Porque el Estado no es un monstruo amorfo, un “leviatán”, que se justifica por sí mismo y que trabaja para sí mismo. No. La razón del Estado es lograr que sus habitantes tengan una vida digna, y que se protejan y garanticen sus derechos y libertades. ¡La razón del Estado es la gente! La reforma administrativa que hoy presentamos es el producto de un trabajo serio y concienzudo que hemos realizado en el Gobierno, gracias a las facultades extraordinarias que nos otorgó el Congreso de la República mediante la Ley 1444 de 2011. Hoy quiero agradecer muy especialmente a los congresistas la confianza otorgada –porque dar facultades es una muestra de confianza- y decirles que no fuimos inferiores a ella, y que obramos con responsabilidad para cumplir su mandato, y que les informamos adecuadamente y el desarrollo, y cómo íbamos adecuando y planeando esta reforma. Ya el Congreso, a través de la citada ley, había ordenado la división de tres ministerios, que se convirtieron en los siguientes seis ministerios, con estructuras y organización modernas y coherentes: - El Ministerio del Interior, y el Ministerio de Justicia y del Derecho. - El Ministerio de Trabajo, y el Ministerio de Salud y Protección Social. - El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio. ¿Qué buscamos con esta división de ministerios? Fue algo que desde el puro comienzo de la campaña lo propusimos. Nos convencimos –y yo pertenecí al Gobierno anterior y he pertenecido a otros gobiernos- que teníamos que tener unos ministerios para poner en práctica un concepto clave de la administración pública, y es la focalización. Temas como la justicia, la salud y el medio ambiente no podían manejarse entremezclados con otros igualmente prioritarios. Es necesario tener estructuras especializadas y –repito- focalizadas, que fijen las políticas para estos sectores y sean interlocutores válidos de los actores involucrados en los mismos. He dicho que ésta no es una reforma fiscalista, concentrada en bajar el gasto público, y esto tiene una consecuencia humana muy importante. Valoramos a las personas que trabajan en las entidades, y hemos hecho todo el esfuerzo para que las modificaciones se realicen preservando el empleo y las condiciones laborales de los funcionarios. En esto hemos sido muy claros, así lo dije el lunes cuando se presentó el decreto de supresión del DAS, y así lo repito hoy: Esto no es ni será, nunca tuvo el sentido, de una masacre laboral, como algunos inicialmente lo concibieron. Todo lo contrario, aquí se le hizo todo lo que estuvo a nuestro alcance para garantizarles a la mayor cantidad de funcionarios sus derechos, su trabajo, sus ingresos. Hoy quiero expresar un agradecimiento especial a todos los que intervinieron, por largos meses y largas veladas de trabajo, para sacar adelante esta reforma integral del Estado, que supone más de 60 decretos para reformar un número similar de entidades. Quiero hacer un especial reconocimiento la Alta Consejera para el Buen Gobierno y la Eficiencia Administrativa, María Lorena Gutiérrez, a todo su equipo de trabajo, al equipo de trabajo de todos los ministerios, a los equipos jurídicos y todos los que intervinieron, porque realmente fue un trabajo muy bonito. Y María Lorena me mantuvo permanentemente informado sobre cómo iban las discusiones, qué era lo que estaba discutiendo, las diferentes alternativas que se estaban presentando, cómo todo el mundo aportó, la cantidad de opiniones internacionales, de ejemplos de otros países que se tuvieron en cuenta. Es decir, esto no fue una reforma improvisada, fue una reforma muy bien estudiada donde inclusive se optó por desechar muchas propuestas audaces, tal vez por falta de tiempo, peor lo que está hoy consignado en los decretos es realmente una reforma muy bien concebida. Muchas gracias, también, al Departamento de la Función Pública, a Planeación Nacional, a la Secretaría Jurídica de la Presidencia, a los expertos en administración pública que nos asesoraron, y a todos los ministerios y entidades que participaron en el proceso, porque todos –sin excepción- hicieron un gran trabajo. Hoy no les voy a hablar de todos los aspectos de la reforma pues sería interminable, y poco a poco los iremos presentando. De hecho, esta semana presentamos la supresión del DAS, la creación de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, y la división del Ministerio de Protección Social en los ministerios de Trabajo y de Salud, y esta misma tarde presentaremos la nueva Dirección Nacional de Inteligencia. Por lo pronto, quiero resumir los cuatro principales aspectos que mejorarán con el fortalecimiento institucional que supone esta reforma, y hablar luego –en particular- de lo que será la nueva institucionalidad minera y de infraestructura. Un primer grupo de reformas va destinado a fortalecer la INCLUSIÓN SOCIAL Y LA RECONCILIACIÓN. Dentro del objetivo fundamental de superar la pobreza extrema y consolidar la paz en nuestro país, se consolida un sector del gobierno, el sector de la Inclusión Social, a la cabeza del cual estará el Departamento Administrativo de la Prosperidad Social. En este sector se incluyen los temas de atención a las víctimas, programas de subsidios como Familias en Acción, la Red Unidos, Bienestar Familiar y lo que será el Centro de Memoria Histórica. No teníamos en el país un verdadero sector –con política unificada y un ente rector– que impulsara estos temas esenciales para la reducción de la pobreza y la consolidación de la paz, y por eso éste es un paso de inmensa importancia para el país. Presentaremos este sector en detalle al país la próxima semana, pero quiero hacerles unos anticipos. El Departamento para la Prosperidad Social va a ser puesto en manos del actual Viceministro de Hacienda, Bruce Mac Master. Bruce es una persona que ha trabajado con gran eficiencia y gran eficacia y que ha dado unas muestras impresionantes en su capacidad ejecutiva, costeño y de la U. Pero sobre todo que tiene ese criterio de banquero de inversión, de ver los problemas en su contexto y en su conjunto y estoy seguro que va a ser una gran labor. Al frente de la Dirección de la Agencia para la Superación de la Pobreza, va a estar otro gran colombiano que estaba hasta ahora como Alto Consejero para la Prosperidad Social. Estaba coordinando y ahora le va a tocar hacer lo que a él le gusta hacer y lo que sabe hacer: ejecutar. Es Samuel Azout. Quiero aprovechar esta oportunidad para rendirle un homenaje a una gran colombiana, Elvira Forero, que está aquí. Ella le ha servido al país durante nueve años, cinco años al frente del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, y lo ha hecho con total dedicación y con pasión, yo lo diría. Y a nombre de los millones de niños colombianos y a nombre de los 46 millones de colombianos, Elvira me ha pedido que después de tanto tiempo quiere por lo menos unas vacaciones, un tiempito para dedicarle a su familia, tiene una hija que hoy está cumpliendo 17 años y quiere un respiro después de un trabajo muy intenso –me consta ese trabajo- y muy eficaz. Y quiero agradecerle a Elvira su trabajo invaluable por este país. Muchas gracias. Al frente del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que va a quedar dentro de este sector, vamos a poner a otro gran colombiano que también ha dado las mejores pruebas de ser un gran funcionario, de tener una gran sensibilidad social, de tener una gran sensibilidad por los niños, que es Diego Molano. Y una responsabilidad muy importante, porque le va a corresponder todo el manejo de la reparación de las víctimas, por eso se creó una Dirección de la Unidad de Víctimas, va a estar al frente otra gran colombiana, que tal vez es de las personas que más sabe de este tema y que más le ha dedicado su vida a este tema, que es Paula Gaviria. Un segundo grupo de reformas está dirigido a fortalecer la POLÍTICA SOCIAL DEL ESTADO Y PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS. Más allá del tema de superación de pobreza extrema, aquí nos enfocamos en la búsqueda de igualdad de oportunidades para todos los colombianos, garantizando sus derechos fundamentales independientemente de su etnia, género o condición social. Acá se incluyen –entre otros- la organización del Ministerio de Justicia y el Derecho, con el objetivo esencial de facilitar al ciudadano el acceso a la justicia formal; la reorganización del Ministerio del Interior, en temas tan importantes como derechos humanos y comunidades étnicas, y la focalización de la protección social a través de los ministerios de Salud y de Trabajo. Un tercer grupo de reformas tiene el objetivo de fortalecer la institucionalidad en sectores críticos para la COMPETITIVIDAD del país. Aquí caben la organización del nuevo Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, y la reorganización del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, que incluye una Autoridad de Licencias Ambientales y una Unidad de Parques Naturales. Se contempla, por otro lado, una Unidad Administrativa para la Gestión de Riesgos, adscrita a la Presidencia, que fortalece nuestra capacidad para prevenir, atender y mitigar riesgos. Nos dimos cuenta con esta ola invernal que un país tan vulnerable como Colombia no tenía la institucionalidad para afrontar lo que sufrimos y lo que vamos a sufrir. Miren ustedes lo que está sufriendo Centroamérica, o para irme un poco más lejos, al otro lado del mundo Tailandia, todos esos países que son el opuesto la antípoda de Colombia en el mundo, todos están inundados con qué problemas. Nosotros somos un país vulnerable y necesitamos una institucionalidad mucho más fuerte para afrontar las consecuencias del cambio climático, que infortunadamente llegó aquí para quedarse. Eso es irreversible. Y es también un avance para la competitividad la puesta en marcha en el sector comercio de la Unidad de Metrología, que nos permitirá cumplir debidamente los nuevos acuerdos comerciales, además –claro- de la nueva institucionalidad minera y de infraestructura de la que hablaré posteriormente. Adicionalmente, estamos creando una nueva institución que se encargará de administrar los juegos de suerte y azar, y que estará adscrita donde debe ser: en el Ministerio de Hacienda. Finalmente, tenemos un cuarto grupo de reformas destinado a conseguir una mayor EFICIENCIA Y EFICACIA DEL ESTADO. En esta dirección podemos entender la Agencia Nacional de Defensa Jurídica de la Nación, que nos permitirá ser más eficientes para enfrentar las cuantiosas demandas que penden como una amenaza sobre las finanzas públicas. El tema de la cooperación –por su parte- cuyo manejo hoy está disperso, vamos a focalizarlo en una Agencia de Cooperación Internacional, que coordinará no sólo la cooperación que recibimos sino la que podemos dar a otros países. Hoy en día nos ponen cooperación en seguridad, nos piden cooperación en reintegración; aquí vino hace unas semanas una delegación de Irak a ver cómo era que nosotros habíamos reintegrado a los alzados en armas a la sociedad, y me impresionó, eran 15 iraquies: cinco sunis, cinco chiitas y cinco kurdos, los 15 pidiéndonos a nosotros que les enseñáramos cómo reintegrarse ellos en una sola sociedad. O el Presidente de Sri Lanka, que me pidió cita cuando fuimos a Naciones Unidas, que por favor les ayudáramos a ver cómo podemos reintegrar a los tamiles a su sociedad, porque el ejemplo de Colombia es un ejemplo que ya tiene fama mundial. Esta Agencia de Cooperación va a ser muy importante recibiendo y dando toda cooperación que estamos dando a Centroamérica, a México, a las islas del caribe en materia de lucha contra el narcotráfico. Cooperación de tipo también económico, de experiencias que hemos puesto en marcha nosotros con mucho éxito, que otros países la quieren replicar. Eso es parte también de nuestra política exterior. Igualmente –y esto es muy importante- se establece un ente rector de la contratación estatal, denominado Colombia Compra Eficiente, que determinará y organizará la política de contratos y compras en el sector público. Esto era un sueño que tenía desde que fundé la Fundación Buen Gobierno en el año 94. Yo decía: Si pudiéramos organizar mejor las compras de todo el Estado –y yo veía ejemplos de otros países- podríamos ahorrar mucha plata. La eficiencia que genera tener un comprador especializado y técnico por parte del Estado va a producir importantes ahorros para nuestras finanzas, según podemos deducir de modelos similares que ya se aplican en otros países. En Chile, por ejemplo, se han alcanzado ahorros hasta del 20 por ciento en sus compras públicas, y nosotros esperamos generar ahorros entre el 5 y el 10 por ciento en los primeros 5 años para llegar a un 15 por ciento en 10 años. Si tenemos en cuenta que gastamos unos 41 billones de pesos al año en compras del sector público, podrán calcular la dimensión de lo que vamos a economizar con esta medida. Otra medida muy importante es la creación en el Ministerio de Hacienda de la figura del Inspector de Recaudos y Tributos, que tendrá facultades para auditar y controlar este aspecto esencial de la función pública, que es la savia de las finanzas del Estado. Todo esto, con miras a tener un Estado más eficiente y más transparente, un Estado que cumpla, al fin, con los principios del Buen Gobierno. Valga aclarar que muchos de los decretos que hacen parte de esta reforma no se refieren a supresión o a creación de entidades, sino a reasignación de funciones entre entidades ya existentes para ganar coherencia y efectividad. Para darles algunos ejemplos, temas relacionados con los certificados de origen de los productos pasan del Ministerio de Comercio a la DIAN, o temas referentes a los códigos internacionales para libros –el llamado ISBN– pasarán del ICFES a la Biblioteca Nacional, donde es natural que se encuentren. He trazado apenas un rápido esbozo, pero ya podrán comprender ustedes –y todos los colombianos– que la reforma administrativa que hoy presentamos es una reforma que moderniza muchos sectores del Estado. Somos un gobierno reformista y nos gusta ser un gobierno reformista, porque los retos de la globalización y el desafío de alcanzar la prosperidad para todos, la prosperidad con equidad, no se logran con un Estado pesado y anquilosado. Nuestras metas esenciales –más empleo, más seguridad y menos pobreza– sólo pueden asegurarse con una estructura estatal que pueda coordinarse y trabaje con coherencia, con instituciones fuertes y ágiles, eficaces y eficientes, responsables y transparentes. Por eso hoy puedo anunciar al país que hemos cumplido el mandato y la autorización que nos dio el Congreso, y que a partir de ahora entra a regir la Reforma del Buen Gobierno. Y ahora sí, veamos cómo se aplica esta reforma en dos temas esenciales para el futuro y la competitividad del país: la minería y la infraestructura, dos de nuestras locomotoras. Y empiezo por el tema MINERO. Al comienzo del gobierno encontramos un sector con un potencial muy grande pero, a la vez, con un panorama bastante preocupante. Básicamente, existía una institucionalidad débil, con problemas en la delimitación de funciones o con duplicidad en éstas, con poca coordinación intersectorial y con ciertas deficiencias. Dada la importancia de este sector –y teniendo en cuenta la gran oportunidad que va a tener el país con el boom minero-energético en los próximos años– entendimos que era necesario –casi obligatorio– plantear esta reforma. Realmente no es un tema menor. Éste es un sector que –como ningún otro– puede contribuir al desarrollo de Colombia. Sólo en regalías puede generar de aquí al 2020 cerca de 100 billones de pesos. Para que se hagan una idea, con este dinero podríamos financiar las Autopistas de la Montaña y la Ruta del Sol; garantizar el acceso a la salud de forma universal y sostenible, y todavía nos alcanzaría para asegurar los recursos para la atención a las víctimas del desplazamiento durante este cuatrienio. Pues bien, es un hecho que el sector no podría generar esos recursos sin una reforma institucional como la que presentamos hoy. ¿Qué fue exactamente lo que nos planteamos a la hora de concebirla? La necesidad que teníamos de crear una entidad técnica y experta en el tema, que se encargara de la administración del recurso minero de forma especializada y eficiente. La minería impacta muchos sectores, y uno de ellos –de particular importancia– es el medio ambiente. Por eso con la reforma buscamos la especialización, tanto para hacer más fácil la realización de proyectos, como para asegurar que las compañías operen de manera responsable. Al empezar a estudiar el panorama, nos encontramos con que teníamos un Ministerio de Minas y Energía con múltiples responsabilidades –incluyendo la formulación, ejecución, seguimiento de proyectos– que impedían su especialización en la formulación de políticas. Y también teníamos a Ingeominas, un instituto que se encargaba del conocimiento geológico y, a su vez, de la administración de contratos y títulos mineros, y de las tareas de fiscalización del recurso existente en el país. Pues bien, con la reforma hemos concebido un nuevo orden –con funciones focalizadas por entidad– que nos permitirá, ahora sí, hablar de una minería más competitiva, eficiente y en armonía con el medio ambiente. ¿Y cómo es este orden? En primer lugar, fortalecimos al Ministerio de Minas como cabeza del sector, para hacer de éste un ministerio especializado –única y exclusivamente– en la formulación y reglamentación de políticas de minería, sin congestionarlo con funciones operativas. Creamos también un nuevo Viceministerio de Minas, que tendrá a su cargo dos direcciones especializadas: una en minería empresarial y otra en minería pequeña y tradicional. El Ministerio contará, también, con una Oficina de Asuntos Ambientales y de Comunidades para garantizar la coordinación interinstitucional con otras entidades como, por ejemplo, los ministerios de Ambiente y del Interior, que son fundamentales para el buen desarrollo de los proyectos mineros. Porque una de nuestra prioridades –que va de la mano con fortalecer al sector– es ser muy estrictos con el cumplimiento de los estándares ambientales bajo los que debe operar la explotación minera. Y no les quepa la menor duda de que lo vamos a hacer, sin que esto afecte nuestra competitividad, porque la mejor competitividad es la que es amigable con el planeta y su futuro. Lo único que pedimos a los inversionistas, nacionales y extranjeros, en el sector de la minería –y en esto somos y seremos estrictos– es que tengan responsabilidad ambiental y social, vale decir, que sean respetuosos con el medio ambiente y con las comunidades que viven en su entorno. La joya de la corona de la nueva institucionalidad minera será la Agencia Nacional Minera. Y les pido que me presten mucha atención, porque ésta será la agencia que va a cambiar el rumbo de la minería en Colombia. Será una agencia de naturaleza especial, una entidad muy fortalecida y muy técnica, que tendrá un régimen que nos permita contar con el mejor talento humano y con personal especializado que esté a la altura de su sector. Desde esta agencia administraremos eficientemente el recurso minero del país, otorgaremos los títulos mineros de manera transparente, y aseguraremos el seguimiento a la explotación a través de una fiscalización efectiva y con los mejores estándares. Con la Agencia Nacional Minera –que se encargará de los procesos de contratación y titulación; del seguimiento, el control y la seguridad minera, y de los temas de promoción y fomento– potencializaremos la generación de recursos para el desarrollo de Colombia. Dentro de esta nueva institucionalidad minera, Ingeominas se convierte en el Servicio Geológico Colombiano, y será un instituto de ciencia y tecnología dedicado, exclusivamente, a la ampliación del conocimiento del subsuelo y al monitoreo de geo-amenazas. Este nuevo servicio se encargará de identificar las zonas con mayor potencial minero y petrolero, algo que, además, permitirá incrementar el atractivo del sector para los inversionistas. Como pueden ver, éste ha sido un trabajo realmente pensado para hacer de la minería un gran sector que nos brinde muchas oportunidades de desarrollo. ¡Y lo estamos logrando con esta reforma! Estoy convencido de que con esta nueva forma de operar y con la nueva institucionalidad, vamos a contar con una minería responsable y competitiva, vamos a impulsar la integración energética regional y vamos a ampliar el acceso de la población más vulnerable al servicio de energía eléctrica y gas. Y con esto paso a la segunda reforma institucional que presentamos hoy, que tiene que ver con la INFRAESTRUCTURA. Para nadie es un secreto que sufrimos de un preocupante rezago en el tema de infraestructura, y más ahora cuando acabamos de pasar por la peor ola invernal de toda nuestra historia. La modernización del país –o la infraestructura para la prosperidad, como yo la llamo- es uno de los temas prioritarios del Gobierno. Por eso la incluimos como una de las locomotoras que se encargarán de jalonar la economía en los próximos años, y no solamente por el monto de la inversión y lo que esa inversión le inyecta al dinamismo de la economía, sino por lo que esa infraestructura representa para la competitividad del país y para el desarrollo de otros sectores. El atraso en la infraestructura del país tiene que ver, en gran parte, con la improvisación, con la falta de entidades técnicas que propongan proyectos de gran magnitud, y que supervisen su realización con todas las de la ley. Por eso nos propusimos reformar el actual Instituto Nacional de Concesiones –INCO– para superar ese atraso que ha venido frenando nuestro desarrollo. En esta transformación, el INCO pasará a ser la nueva Agencia Nacional de Infraestructura, una entidad que asumirá el desarrollo de la infraestructura de transporte a través de asociaciones público-privadas. Igual que la Agencia Nacional Minera, ésta será una institución especializada, eficaz, con independencia técnica y con altos niveles éticos y profesionales. Por supuesto, esta nueva agencia será, antes que nada, eficiente, y el sistema de concesiones que tendrá a su cargo jugará un papel crucial para ponernos en un nivel de competitividad que nos permita explotar al máximo los Tratados de Libre Comercio que hemos negociado o firmado. ¿Pero en qué consiste realmente el cambio? La nueva agencia será un organismo técnico con altos estándares en gerencia de proyectos, que contará con un Consejo Directivo robustecido, en el que participarán el Ministerio de Minas y Energía y dos miembros independientes, en representación de otros dos consejos asesores. Esos dos consejos asesores serán: uno para el proceso de estructuración de los proyectos, y otro para la gestión contractual, es decir, para hacer un juicioso seguimiento de los contratos de concesión. Sus miembros –tres para cada consejo– serán independientes y por supuesto, serán personas de las más altas calidades profesionales y académicas. También buscamos consolidar funciones. En este sentido, la nueva agencia, además de los proyectos de infraestructura vial, portuaria y férrea que tienen esquemas de asociación público-privada, asumirá –en un proceso gradual que se completará en el 2013– la estructuración y contratación de proyectos aeroportuarios, algo que hasta hoy ha estado en manos de la Aerocivil. Como ven, por primera vez en el país, contaremos con una entidad realmente técnica e independiente, que se dedicará a realizar estudios serios y a profundidad, que se dedicará a pensar en cómo vamos a dar ese gran salto en infraestructura para modernizarnos y para atraer capital privado. Siempre repito que nuestra obsesión en el tema de infraestructura debe ser la estructuración de los proyectos. Pues con esto estamos garantizando que todos los proyectos que empecemos a hacer de aquí en adelante, cuenten con una excelente estructuración. Recuerden que ese ha sido nuestro mantra cuando se trata de proyectos de infraestructura: estructurar, estructurar y estructurar. Pues bien: ahora, con la nueva agencia, vamos a agregar otro nuevo lema: ejecutar, ejecutar y ejecutar. Estoy seguro, estoy convencido, de que con esta reforma vamos a superar el cuello de botella que actualmente tenemos en el país en materia de proyectos de infraestructura. Es que es increíble que un país tan necesitado de proyectos, cuando vienen los inversionistas extranjeros y nos preguntan dónde está la lista de proyectos para yo poder invertir, la respuesta es mirar para arriba y decir: ‘Los estamos estudiando’. Deberíamos tener un banco de proyectos listo, porque hay un gran interés, un gran apetito de todos los inversionistas del mundo por Colombia, y nosotros no tenemos proyectos. Es realmente una paradoja que la vamos a resolver. Una de las enseñanzas más importante que nos dejó el invierno, es que un modelo de concesiones bien administrado y bien supervisado permite que la infraestructura resista mejor los embates de la naturaleza. Así que debemos prepararnos. La nueva Agencia Nacional de Infraestructura aplicará rigurosamente los principios de planeación, transparencia, eficacia y eficiencia para lograr que, en unos años, el país cuente con una infraestructura moderna y de calidad. En esta reforma, también es importante mencionar que a comienzos del año se dejó al Ministerio de Transporte con dos viceministerios: uno para la infraestructura y otro para el transporte, en aras de la focalización. Quedan en cabeza del Viceministerio de Transporte los temas de seguridad vial y regulación del transporte, algo muy importante porque ¿de qué nos sirve tener una buena infraestructura, sin tener servicios de calidad en el transporte? Este viceministerio se encargará de temas de vital importancia como la movilidad urbana y sostenible, los sistemas inteligentes de transporte, la logística y el transporte de carga, el transporte de pasajeros y la seguridad vial. En este último frente, estamos adoptando un plan de seguridad que nos ayude a cumplir la meta de disminuir a la mitad el número de muertes por accidentes. Por último, permítanme hablarles de la modificación de la Financiera Energética Nacional –FEN–. Ahora pasará a ser la Financiera de Desarrollo Nacional y el cambio más importante que hicimos es que su función de financiar y estructurar proyectos se extiende a todos los sectores de la economía y ya no sólo al energético. Queremos que Colombia tenga acceso a las mejores condiciones del mercado de capitales para que estén al servicio de la infraestructura, y que aprovechemos el grado de inversión que ahora tenemos para que los grandes inversionistas le apuesten a los proyectos que necesitamos para la competitividad. Esta Financiera podrá apoyar el inicio de proyectos en su etapa de maduración y, sobre todo, va a contar con los más altos estándares internacionales, de tal forma que podremos invitar a las entidades multilaterales a que sean sus accionistas, con todo lo que esto implica para estimular la inversión en la locomotora de la infraestructura. Con esto, acabo la presentación de estas dos importantes reformas que nos llenan de entusiasmo. Estoy convencido de que en unos años, cuando empecemos a ver los resultados concretos de todo este trabajo, no sólo yo, sino todo el equipo de gobierno, y todos los colombianos, estarán también orgullosos de ver que somos un país con instituciones fuertes, focalizadas y técnicas que, indiscutiblemente, nos conducirán por el camino del progreso. El sueño del Buen Gobierno hoy avanza por nuevas avenidas: las avenidas de unas instituciones fortalecidas que nos llevarán a la prosperidad. Porque ésta es la reforma de la prosperidad. ¡Ésta es la reforma del Buen Gobierno! Muchas gracias”. |
martes, 8 de noviembre de 2011
Reforma del Estado Colombiano. Juan M Santos
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