jueves, 11 de febrero de 2010

El Carnaval espera la Avenida del Rio. Por Kenneth Loewy

En medio del carnaval y las fiestas, el empresario Kenneth Loewy, hace un llamado pertinente: ¿Cuándo tendremos lista la Avenida del Río?
Nos fallaron las cuentas, los cálculos, pero está la esperanza que eso lo tengamos los barranquilleros en pocos años.

¿Qué pasaría si en la Vía 40, en medio de las fiestas, explotara una caldera o un tanque en medio del desorden chévere que montamos nosotros todos los años?
¿Está listo el equipo de bomberos para atender esa emergencia?

Esta semana, el secretario del interior, Guillermo Polo, habló del tema y nos contaba que ya está listo el presupuesto para comprar cuatro máquinas de bomberos...Nunca se han presentado problemas, pero, si llega a ocurrir algo, ¿estamos listos para salir corriendo? Es que observando el asunto, en el desfile de la Via 40, no tenemos salida...
La columna de Loewy, llegó en un momento preciso para reflexionar...

Luis Emilio Rada C
Pd:

El Carnaval, a la espera de la Avenida del Río

Por Kenneth Loewy

Corría el año 2006 cuando el entonces alcalde Guillermo Hoenigsberg anunció que la obra de mayor impacto urbanístico del programa de valorización, la Avenida del Río, estaría lista a más tardar en dos años, y que se denominaría León Caridi, en reconocimiento a ese mecenas de la cultura, en especial de los grupos folclóricos.

La Avenida del Río fue concebida por la Misión Japonesa como una vía de conexión entre la calle 72 y el Puente Pumarejo, y para tráfico pesado. En el proyecto de valorización fue rediseñada para tráfico liviano y paralela a la ribera de la Isla Loma 2. La idea era abrir una ventana al Río y un acceso al malecón peatonal. La amplitud de su calzada y un bulevar de 26 metros de ancho facilitaría que allí se pudieran celebrar los eventos multitudinarios del Carnaval, ya que sería posible instalar palcos a ambos lados de la vía, con lo que se lograría una mayor capacidad de espectadores que en la Vía 40, en un recorrido de menor longitud que la agobiante extensión actual, que exige callos de carretillero y el estado físico de un atleta.

Cuatro años después del anuncio del burgomaestre, y a tres de haber sido adjudicada su construcción, poco se ha avanzado y ahora las obras están ahora paralizadas. La historia se repite: parte de los proyectos de la valorización no se van a ejecutar y otros corren el riesgo que no se culminen. En parte porque se invirtió en la Circunvalar mucho más de lo planificado, cuando su ampliación y mantenimiento debió correr por cuenta de la Nación, porque hace parte de la red vial nacional. Otra razón que originó el desfase es que se contrató con base en una proyección de ingresos que no se logró recaudar, lo cual fue advertido de manera oportuna y reiterativa en el seno del Consejo Consultivo de Valorización. Sin embargo, en el afán de contratar y ejecutar nos pasaron por arriba como con una aplanadora.

La suposición de los bienintencionados gerentes de Edubar, que asumieron que la culminación acelerada de las primeras obras motivaría a los contribuyentes a pagar, resultó errada. Por obvias razones: la confianza de los ciudadanos se recupera mucho más lento de lo que se pierde, y la cultura predominante del no pago no se cambia de un día para otro. Primero hay que generar confianza, luego aplicar un largo proceso pedagógico y coercitivo. Y que si pretende ser exitoso debe a su vez consultar la capacidad contributiva de los ciudadanos.

Los recaudos por concepto de valorización también se vieron afectados por el fuerte incremento que sufrió el año pasado el impuesto Predial, en medio de una recesión. Es apenas lógico que los propietarios le concedieran prioridad a su cancelación, y en un segundo orden a la valorización. El escenario no es alentador, pues a pesar de la buena gestión del Alcalde y su equipo, así como del embargo y remate de inmuebles, algo más del 40% de los propietarios no cancelaron el impuesto Predial en 2009.

Valorización no debe caer en el descrédito, hay que culminar al menos las obras de mayor impacto urbanístico. Con la Avenida del Río se le daría sepultura a los desfiles en la Vía 40, y se dispondría de un nuevo escenario que estaría a la altura de nuestras fiestas. Además, tendría cabida para que un mayor número de barranquilleros y visitantes disfruten cómodos los desfiles del Carnaval.

kloewy@gmail.com

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