Leamos a Jairo Parada, sobre todo, porque el tema es clave en este pedazo de la vida de los colombianos. Él hace esta pregunta que es clave en este momento histórico de Colombia: "la pregunta clave que surge es la de ¿qué cambios
institucionales se deben impulsar para el proceso de paz en los territorios?".
El gobierno, las instituciones, los líderes guerrilleros, periodistas, sacerdotes, empresarios deberían estar considerándola...
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Diseños
institucionales para la paz
Por: Jairo Parada
Con un nutrida asistencia de
dirigentes comunales, activistas, estudiantes y académicos, se recibió la
semana pasada el lanzamiento del libro Diseños Institucionales para la gestión
territorial de la paz (disponible en http://www.kas.de/wf/doc/18659-1442-4-30.pdf),
evento organizado por Foro Costa Atlántica, la fundación Konrad Adenauer y la
red Rinde. Uno hubiese querido ver funcionarios de alcaldías y gobernaciones,
pero estas discusiones de fondo no le llaman la atención a nuestros
gobernantes.
Es sabido que ante la dinámica
que lleva el proceso de paz, la pregunta clave que surge es la de ¿qué cambios
institucionales se deben impulsar para el proceso de paz en los territorios?
Pues está claro que la clave de la paz está en la descentralización
territorial, e igualmente, la misma descentralización se tiene que replantear
en clave de paz. Ello significa que con el actual régimen de estado débil,
cooptado, capturado, o compartido con la corrupción que campea en nuestros
territorios no será exitoso este proceso, como ocurre en más de la tercera
parte del país. La paz deberá concretarse en ejes locales y territoriales, y
deberá ser acompañada por buenos gobiernos que trabajen por el bien público y
no por los bolsillos de contratistas y advenedizos al poder. Ello
obligará a una profunda reforma al actual sistema electoral, pues con el actual
no podremos destronar esta democracia comprada por avales y contratistas.
Augusto Trujillo explicó que muy poco han ayudado las cortes con sus fallos
centralistas en materia de descentralización y territorialidad.
No se puede esperar mucho de
cortes dominadas por gente a veces muy defensoras del status quo, con honrosas
excepciones, a pesar de algunos fallos progresivos en materia de derechos
individuales recientes. Las reformas también deben extenderse al funcionamiento
del Sistema General de Participación (SGP), pues la práctica ha demostrado que
beneficia a los territorios más desarrollados con más población atendida. Los
procedimientos burocráticos excesivos para el desarrollo de los proyectos,
tanto allí como en las regalías, hace todo muy lento y difícil para los actores
territoriales. De ahí que se proponga un sistema integral de desarrollo
territorial que incluya víctimas y desplazados. Pero ello no será posible si el
país se sigue centralizando a través de programas presidenciales, sin que los
territorios sean fuertes ejecutores. Ya veremos qué se hace con la reforma al
SGP el año entrante, al cual el nivel central le ha dado dentelladas contra los
territorios a nombre del déficit fiscal, la lucha anticorrupción y ahora la
paz. El nivel central no da buena muestra de eficiencia y celeridad en la
gestión, como lo observamos con el Fondo de Adaptación casi seis años después
de la oleada invernal. Pero, por otro lado, los territorios no pueden
reclamar más recursos si no dan muestras de elegir gobernantes transparentes y
ejemplares en el manejo de recursos públicos que son sagrados. Lo que
pasa en La Guajira es precisamente lo contrario a esta necesidad. Pero se
replica en el resto del Caribe y el país desafortunadamente.
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