miércoles, 18 de mayo de 2016

Finanzas públicas en el postconflicto Por: Jairo Parada

Jairo Parada escuchó el jueves al ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas… Eso fue en la Universidad del Norte, donde estuvo el funcionario. Me imagino que estará de acuerdo con lo que está sucediendo en el entorno económico mundial, pero no con algunas decisiones del Banco de la República.

Parada, cree que hay que cambiar el modelo y se lo dijo a Cárdenas…

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Finanzas públicas en el postconflicto
Por: Jairo Parada

Gracias a la iniciativa de la Dirección de Extensión de Uninorte y varias decanaturas, pudimos, el pasado jueves 12 de mayo, contar con la oportunidad de discutir con el ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas y estudiantes de diversos programas la coyuntura económica del país en el marco del proceso que vivimos, a pesar de los pataleos de la “resistencia civil”. El ministro explicó ampliamente el difícil proceso que hemos vivido los colombianos en esta coyuntura, que se inició desde fines de 2014, hasta nuestros días.
El precio del petróleo se desplomó de $112 dólares el barril a $31 dólares, cayendo la producción de petróleo de 1.035 millones de barriles de petróleo diarios, a apenas 916. El impacto sobre las finanzas públicas del Estado fue brutal: los ingresos petroleros por dividendos e impuestos, de ser un 19.7% de los ingresos públicos, pasaron hoy apenas a ser un 0.5%. La enfermedad holandesa terminaba y se iniciaba la caída abrupta del peso en el mercado cambiario, combinada con el fenómeno del Niño, el cual al fin termina. Al país se le evaporaron $20.000 millones de dólares. El shock petrolero ha tumbado y puesto en aprietos a muchos gobiernos en América Latina, y el de Santos lógicamente se ha afectado. A pesar de lo anterior, el ministro entrega un parte de victoria, de un ajuste “inteligente”, de una formalización de casi la mitad de la fuerza laboral, y de un crecimiento del 3.1% el año pasado, mejor que la mayoría de los vecinos. Finalmente, parece que las exportaciones no-tradicionales se reaniman y la producción industrial del país parece reactivarse, apoyándose en el mercado doméstico.
Al ministro le manifesté que, a pesar de esos buenos resultados aparentes, de al fin reconocer que debemos pasar de un modelo petrolero-minero a uno apoyado en la industria, la agricultura, el comercio y los servicios, la mayoría de los colombianos (74.74%) no creía que el país iba bien.

La corrupción y la inseguridad campean, donde además el 82% de los colombianos dice que empeoran en el frente económico. Ya en muchos frentes de las políticas públicas se siente el apretón fiscal, y el ministro fue claro en que se presentará la Reforma Tributaria en el segundo semestre, a pesar de la agenda de paz.
La verdad es que hay síntomas preocupantes sobre la evolución de la economía nacional. El Banco de la República sigue con su política contraccionista de elevar la tasa de intervención, fiel a su ortodoxia excesiva, y ya la Superintendencia Financiera informó que el crédito se empezó a contraer en febrero en todos los frentes. Muchos alegan que las tasas de desempleo no han aumentado por el incremento de la población inactiva, y nadie cree que Colombia crecerá el 3%  este año. Sobre las finanzas públicas, bajo regla fiscal, a nadie le quedó claro de dónde saldrán los recursos para el postconflicto. La Reforma no alcanzará para eso. Se necesita un nuevo modelo económico.

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