martes, 23 de febrero de 2016

Economía para casi todos. Por Jairo Parada



En la columna de Jairo Parada se puede leer: “La idea de que la globalización y los mercados todo lo resolvían resultó ser una clara falacia. En Colombia lo hemos vivido. Llevamos 25 años con reformas (neo) ‘liberales’ y, a pesar de algunos avances, seguimos enredados en una dinámica de bajo crecimiento y excesiva concentración del ingreso, importando masivamente alimentos y sin despegue en las exportaciones manufactureras, a pesar de la devaluación brutal que hemos padecido…”

Vale la pena leerla completa…


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Economía para casi todos
Por: Jairo Parada

En su paso por Colombia, el economista Ha-Jong Chang nos ha llamado la atención sobre su libro Economía para el 99%, de venta en nuestras librerías, en el cual nos invita a no ver esta disciplina como algo abstruso y enredado,  solo para especialistas. Nos advierte, de salida, que no hay una teoría económica unificada, y que debemos analizar con una navaja suiza las teorías que se nos presentan, con mucho cuidado. La economía como disciplina no está exenta de valores y los llamados mercados son producto de políticas. La economía es política. Evocando a ese pensador italiano Antonio Gramsci, él señala que en los análisis económicos debemos aplicar el “pesimismo del intelecto, y el optimismo de la voluntad”. Desde sus primeras obras, referidas a la industrialización, nos mostró la necesidad de aplicar una verdadera política industrial y no abrazar ciegamente las teorías del librecambio. Nos ha ilustrado los curiosos casos, como el de Singapur, en los que el modelo del libre mercado está combinado con un 90% de propiedad estatal del suelo, y las viviendas de propiedad del Estado ascienden al 75% del total. En la economía hay hoy en día escuelas diversas de pensamiento económico, aunque aquí en Colombia solo se enseña y practica el enfoque neoclásico en sus versiones más ortodoxas.
Hace un fuerte llamado a que florezcan diversas corrientes en las escuelas de economía, en un mundo hoy enredado por el estancamiento y la desesperanza.

Curiosamente, desde otras latitudes, se viene haciendo el mismo llamado, desoído en los departamentos de economía. Ya en 2011, apenas tres años después de la Gran Recesión –y parece que vamos rumbo a otra si no abrimos los ojos–, R.
BackHouse y B. Bateman, en el New York Times (“Wanted: Wordly Philosophers”), hacían ver la necesidad de formar economistas que no se ocuparan solo de labores de dentistería ajustando una u otra variable, sino que hiciesen planteamientos de fondo sobre cómo deben enrutarse nuestras sociedades, al estilo de lo que Robert Heilbronner llamó los “filósofos del mundo” en su famoso libro sobre pensamiento económico. La idea de que la globalización y los mercados todo lo resolvían resultó ser una clara falacia. En Colombia lo hemos vivido. Llevamos 25 años con reformas (neo) ‘liberales’ y, a pesar de algunos avances, seguimos enredados en una dinámica de bajo crecimiento y excesiva concentración del ingreso, importando masivamente alimentos y sin despegue en las exportaciones manufactureras, a pesar de la devaluación brutal que hemos padecido. Hemos firmado numerosos TLC, y ya se propone el TTP, sin que se hayan visto los resultados soñados. Frente a la desaceleración actual, el Banco de la República  se dedica mensualmente a subir la tasa de interés y el ministro de Hacienda a “recortar” el gasto, frenando aún más la economía. Es hora de ensayar nuevos caminos, como propone Ha-Jong Chang.

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