jueves, 7 de enero de 2016

La paz desde dentro Por: Jair Vega Casanova

¿Qué estará pasando en estos momentos en la casa del conductor violento que despidió Transmetro hace algunos días?

Jair Vega, docente y ciudadano comprometido con el desarrollo de Barranquilla se ocupa de este tema, en esta columna del diario El Heraldo.

No es solo La Habana, el rollo está en muchos pasajes de la cotidianidad colombiana...

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@radareconomico1


Lunes 04 de Enero de 2016 



La paz desde dentro
  
Por: Jair Vega Casanova


En días pasados un conductor del transporte público se fue a los puños con un pasajero, noticia que recorrió y fue objeto de críticas en distintos medios y redes sociales. Un día después se conoció la decisión de cancelar el contrato con el conductor boxeador.
No pretendo hacer un juicio a la empresa de transporte, pues no conozco sus procedimientos internos, ni los antecedentes del conductor despedido, ni lo que podría estar pasando por su cabeza en ese momento. Sin embargo, este hecho me cuestionó sobre el uso del despido de los infractores como sanción ante faltas relacionadas con la convivencia y el rol que podrían jugar las distintas instituciones sociales cuando se trata de contribuir a edificar una sociedad en paz.

En las instituciones educativas es común escuchar sobre expulsión de estudiantes por distintos motivos, en algunos casos inclusive violando sus derechos. Pareciera como si la garantía del control interno fuese aislar a los sujetos “problemáticos”, permitiendo mantener la imagen libre de señalamientos, pues se considera que ellos no expresan los valores y las directrices de la entidad. Aparecen entonces instituciones asépticas de conflictos, confrontaciones o situaciones humanas, que podrían ser incluso producto de una situación crítica coyuntural o de un error involuntario.
Me pregunto, ¿será que nuestras instituciones están expulsando a sus integrantes precisamente en momentos en los cuales más los necesitan? Es el caso de una estudiante con varios años en la escuela y ha quedado en embarazo, un joven a quien se conoce desde niño y ha iniciado el consumo de drogas ilícitas, o un conductor que en el manejo de una crisis reacciona de manera violenta. Entonces, ¿cómo se espera que estas personas se integren de nuevo a la escuela o al trabajo?

Pienso que las instituciones públicas y privadas están llamadas a la generación de capacidades humanas para la convivencia; tales como el adecuado relacionamiento con otras personas, el trámite de conflictos, la construcción de consensos y disensos, incluso en el manejo de una situación como la del conductor en la riña, entendiendo también que hace parte de un contexto social que agrede. 

Aspectos que se tienen que abordar en la escuela, el trabajo, las familias e iglesias, dado que en muchas ocasiones terminan expulsando a sus miembros en las mínimas crisis relacionadas con sus valores.
El reto de la paz en nuestro país va más allá de los acuerdos de La Habana y el compromiso debe ser de todos, pues los indicadores muestran que 8 de cada 10 actos violentos no tienen que ver con el conflicto armado sino con la cotidianidad. 

En consecuencia, cuando ocurren casos violentos, uno esperaría ver el trabajo que hacen las instituciones desde dentro para construir la convivencia, y no quedar conformes con un simple despido, que podría ser la última instancia. De esta manera, el diálogo, los acuerdos y compromisos constituirán también la apuesta por la paz desde la vida cotidiana.


jairvega@gmail.com
Twitter: @jairvegac

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