lunes, 28 de septiembre de 2015

Medir la pobreza en un mundo que cambia rápidamente. Por Kaushik Basu

Por lo menos, este es un sueño que podría materializarse si los líderes del mundo se unen...
La idea es que se unan para convertirlo en una realidad.
¿Pero, si estarán dispuestos?
Esto lo comenta el BM: "El Grupo Banco Mundial estableció como uno de sus objetivos reducir a menos del 3 % el número de personas que viven en pobreza extrema en el mundo, a más tardar en 2030".
Confiémos, que todavía tenemos tiempo para ver algo de eso...

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@radareconomico1

Medir la pobreza en un mundo que cambia rápidamente

Kaushik Basu's picture

El Grupo Banco Mundial estableció como uno de sus objetivos reducir a menos del 3 % el número de personas que viven en pobreza extrema en el mundo, a más tardar en 2030. Y en los próximos días, la comunidad internacional también se movilizará en pos de esta meta cuando todos adoptemos los primeros objetivos de desarrollo sostenible (ODS) durante la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Dentro de unas semanas, el Banco Mundial dará a conocer una nueva línea de pobreza internacional para medir los avances en el logro de este objetivo, que refleja los cambios en los costos de vida. Esto nos permitirá describir con mayor precisión la distribución de las personas extremadamente pobres en todo el mundo y, en última instancia, garantizar que ellas reciban servicios de salud, educación, agua, saneamiento, y otras prestaciones fundamentales que mejorarán sus vidas enormemente.

¿Cómo hacemos esto?

En primer lugar, vale la pena señalar que la mayoría de los países tienen sus propias líneas de pobreza, que toman en cuenta sus necesidades, contextos e incluso estándares normativos específicos. Los países ricos, por ejemplo, por lo general establecen líneas de pobreza más altas que los países de ingreso mediano o bajo. Se espera que los países usen sus propias líneas para adoptar muchas de sus decisiones en materia de políticas.

Sin embargo, cuando queremos identificar a las personas más pobres del mundo en términos de algún estándar absoluto e independientemente del lugar donde viven, debemos usar una línea de pobreza "internacional". Así que la primera pregunta que tenemos que enfrentar es ¿cuál debería ser esta?

En 1990, un grupo de investigadores del Banco Mundial propuso definir a la población pobre del mundo, sobre la base de los estándares de los países más pobres. Tomaron las líneas de pobreza nacionales de un grupo de los países más pobres en ese momento, las convirtieron a dólares usando la paridad del poder adquisitivo (PPA; ver más sobre esto más adelante), sacaron el promedio y obtuvieron una línea de pobreza que era de aproximadamente US$1 al día por persona.

En 2005, después de recopilar una nueva ronda y un mayor volumen de precios comparables a nivel internacional y de computar las nuevas PPA, la línea de pobreza internacional fue revisada usando el promedio de las líneas de pobreza nacionales de los 15 países más pobres del mundo en ese momento. Esta nueva línea resultó ser de US$1,25 al día por persona.

¿Este era el método adecuado que se debía utilizar? Esta pregunta ha sido muy debatida y la esencia del problema es la siguiente. Supongamos que, a causa de políticas internas, la línea de pobreza se eleva en Etiopía (uno de los 15 países más pobres). El método de 2005 supondría subir la línea de pobreza internacional, lo que implicaría que el número de personas consideradas pobres en Kenya (que no es uno de los 15 países más pobres) aumentaría. Muchas personas cuestionarían la validez de ese ejercicio.

Afortunadamente, este debate no tiene que preocuparnos en este momento. Teniendo en cuenta que el Banco Mundial se comprometió en 2013 con el objetivo de acabar con la pobreza extrema crónica para 2030, lo que es importante ahora es garantizar que no se cambie el criterio para medir la pobreza.



  Paridad del Poder Adquisitivo (PPA): Globalizar los números locales

Por esta razón, cuando se recopilaron los nuevos índices de PPA en 2011 (y estuvieron disponibles en 2014), nuestra decisión fue ajustar la línea de pobreza de US$1,25 establecida en 2005 solo para corregir el hecho de que los precios habían aumentado desde entonces, y con US$1,25 en 2011 ya no se podría comprar lo que se compra en 2015. Por lo tanto, el método que usamos fue tomar la inflación promedio en las naciones más pobres del mundo y elevar la línea de pobreza nominal con el fin de mantenerla constante en términos reales. La nueva línea de pobreza que se anunciará pronto reflejará esto.

La PPA calculada sobre la base de los datos de los precios de todo el mundo por el Programa de Comparación Internacional (i) significa que el cálculo de la pobreza en diferentes naciones es sensible al hecho de que los precios en las diferentes naciones pueden haber aumentado a un ritmo diferente.

¿Qué significa esto para las regiones y los países?

La línea de pobreza internacional se usa principalmente para hacer el seguimiento de la pobreza extrema en el mundo y medir el avance de los objetivos mundiales establecidos por el Banco Mundial, las Naciones Unidas y otros asociados en la tarea del desarrollo. Nunca está de más hacer hincapié en la importancia de este ejercicio aparentemente mundano. Ahora que los ODS adoptarán la línea de pobreza de US$1,25 establecida en 2005, la manera en que ajustemos esta línea hacia arriba o hacia abajo tendrá una gran influencia en las políticas, los flujos de ayuda a nivel mundial y, en última instancia, el bienestar humano.

Otras dimensiones de la pobreza

Por importante que sea este ejercicio, su enfoque sigue siendo restringido, centrado en un simple criterio monetario. La pobreza tiene muchas otras dimensiones, que no siempre se correlacionan de modo adecuado con la pobreza que se mide contando a quienes están por debajo de la línea de pobreza, independientemente del cuidado con que se trace esta línea. Sin embargo, la abundancia de indicadores no monetarios —sobre educación, salud, saneamiento, agua, electricidad, y en el mundo de hoy en día, incluso sobre conectividad— plantea interrogantes sobre cuáles usar y cómo hacerlo. ¿Debemos sumar los numerosos indicadores o mostrarlos en columnas separadas? Y si no queremos sumarlos, ¿cómo debemos ponderarlos?, etc.

¿Qué sigue?

Estas preguntas no pueden responderse de manera apresurada. Con los ODS que se acercan tales interrogantes permanecerán por algún tiempo. Por esta razón, en junio de este año creé la Comisión para la Medición de la Pobreza Mundial, (i) que reúne a algunos de los mejores economistas en este ámbito y es presidida por Sir Tony Atkinson, una autoridad internacional en los temas de la pobreza y la desigualdad. La comisión formulará recomendaciones al Grupo Banco Mundial sobre los posibles ajustes que deberían hacerse cada vez que exista un nuevo conjunto de PPA y también analizará las múltiples dimensiones de la pobreza y su problema del “efecto añadido”.

En la actualidad, el mundo es un lugar demasiado próspero para que se pueda tolerar la vergonzosa magnitud de pobreza y desigualdad que vemos a nuestro alrededor.






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