lunes, 14 de noviembre de 2011

Educación. Economía de las protestas estudiantiles, por Jairo Parada

La economía política de las protestas estudiantiles
Por: Jairo Parada

Lo que empezó como la ‘Primavera Árabe’ en el Norte de África a comienzos del año, sacudiendo las estructuras autoritarias de dichos países, se ha extendido a Europa y Estados Unidos con los ‘indignados’, y llegó ahora a Colombia.

Desde hace 40 años no veíamos manifestaciones estudiantiles tan masivas, sacudiendo el letargo de cuatro décadas. Las causas y razones no son las mismas en cada escenario, pero en el fondo, apuntan a la búsqueda de sociedades más democráticas, equitativas e incluyentes. No buscan el fin del capitalismo, pero si el de regularlo decididamente, y desarrollar con firmeza estados más comprometidos con el desarrollo social y la sostenibilidad.

Las loas a las maravillas del libre mercado y las ventajas de la globalización salvaje parecen llegar a su fin, imponiéndose la visión de la globalización responsable con cinturones de protección social e inclusión. Algo que nuestras élites ortodoxas no han empezado a asimilar. La protesta estudiantil en Colombia les ha dado un bofetón en la cara, pues en la época de la economía del conocimiento, el déficit de cupos en la educación superior y la calidad de la misma no se resuelve con meterle más mercado al sistema, sino mas estado, con recursos y políticas, que apunten además a transformar el modelo pedagógico.

La penetración del corporativismo en las universidades públicas y privadas les está haciendo mucho daño, reduciendo el manejo de la universidad al seguimiento de un conjunto de indicadores para tener un mejor ranking sin examinar la pertinencia y la ética de lo que se enseña, lo que se investiga y se publica. Los indicadores lo son todo, la esencia es nada.

Pero en la economía del conocimiento no hay engaños: los estudiantes tienen el derecho de preguntarles a los profesores, ¿cuál es la pertinencia de lo que me enseñas? ¿De qué me sirve, no solo para el mercado sino para la vida y mi país o la humanidad? La universidad hace ciencia pero también debe ayudar a resolver los problemas de su entorno y de la sociedad. Lo demás es reducirla solo a puntajes y publicaciones en journals que en nada mejoran dicha realidad.

Del sacudón que vivimos no se han salvado ni las mejores universidades del mundo. En Harvard, el pasado 2 de noviembre, Harvard Political Review da cuenta de la carta de setenta estudiantes retirándose del curso introductorio de Economía del profesor Mankiw al encontrar que su clase era sesgada, y orientada a brindar un solo punto de vista sobre la economía, cuando debía brindar la posibilidad de examinar diferentes miradas sobre la misma.

En dicha carta, los estudiantes le anunciaban que se iban a “ocupar Boston”, fenómeno que se replica en las ciudades americanas. He usado el libro de Mankiw y desde el primer capítulo, he sido claro con mis estudiantes que se trata de una visión de la economía, la ortodoxa, la que se basa en postulados que son cuestionables y que deben ser contrastados con otras visiones.

En los programas de economía del país, el estudiante sufre un lavado cerebral con el paradigma neoclásico, sin estudiar a fondo lo que enseñaron Marx, Keynes o Veblen. Su ignorancia de otras visiones es total. En las universidades de élite, después pasan a las posiciones de comando del estado, y practican el mismo enfoque, con desastrosas consecuencias políticas y sociales.

El XXVI Congreso de estudiantes de Economía realmente me llenó de esperanzas. Casi mil delegados en Santa Marta, del 18 al 21 de Octubre pasado, escucharon y discutieron sobre los diferentes enfoques e interpretaciones sobre la política económica nacional, cuestionando las políticas oficiales para reducir la pobreza y promover el desarrollo social, sometiendo a una crítica profunda el modelo minero que nos rige, y ofreciendo alternativas. Hay esperanza. ¡Vivan los estudiantes!
Jairo J. Parada Corrales
Economista, PhD.
Barranquilla-Colombia
Celular 311-650-0550
Phone and fax: 57-5-3557657

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