sábado, 12 de febrero de 2011

El poder en Egitpo, por Ricardo Rocha

Tres mandatos en Egipto, en 55 años, nos indican que allí no hemos tenido democracia, como nos comenta Ricardo Rocha…



Mubarak demoró 30 años en el poder.


Nassar, Gamal Ebdel, se posesionó en 1956 y se mantuvo 14 años en el poder. Murió joven… tenía 52, cuando desapareció de la tierra… y Anwar Sadat… es el otro… así que, sacando cuentas, él estuvo mandando 11 años en Egipto.


Lo que pasó ayer, se estaba esperando.


LuisEmilioRadaC


Pd:


Leamos a Rocha.

Nasser y Kruschev, 1956
Viernes 11 de febrero de 2011. 1:07, p.m.


El episodio de Egipto nos enseña algo: democracia y hombres providenciales son sencillamente excluyentes.


Ya es un indicio grave para cualquier estudioso el que en el curso de 55 años de historia política, Egipto haya tenido solamente tres Presidentes. Dos de ellos muertos en el poder y Mubarak a quien acaban de sacar por la puerta trasera.


Inaudito que alguien como Mubarak se dejara llevar a esta situación, si como sabemos, llegó al mando por el asesinato de Anwar el Sadat en 1981, aparentemente, a manos de un soldado miembro de la Hermandad Islámica.


Hosni Mubarak, tomó el relevo después del asesinato de Sadat en 1981 y prometió que habría mayor democracia para su pueblo. Pero a la medida que fue consolidando su poder, las ideas de una mayor apertura en la vida política nacional, se fueron evaporando de manera sostenida.

Mubarak y Reagan

La razón para que gobernantes egipcios hayan mantenido el poder por tanto tiempo, debemos buscarla en el juego de poderes que ejercen en la zona las potencias.


Con Nasser, fue la influencia de los rusos y el disgusto de los egipcios y otros árabes con los ingleses, lo que llevó al gobernante a abrazar la causa de los árabes en las guerras contra Israel. Todo ello porque consideraron que la partición de Palestina era injusta al considerar ellos que los "hebreos y judíos" eran extranjeros que debían buscar acomodo en Europa. Sorprende la similitud de discurso con Ahmadenijad. Bajo Mubarak lo que hubo en Egipto fue una tranquilidad que tenía su origen en la tranca, mas no en la satisfacción del pueblo que ha visto como sus derechos fueron cada día recortados ante el silencio cómplice, por lo menos, de las potencias occidentales: especialmente Estados Unidos que apoyo a Mubarak porque este era un buen contendor para frenar la expansión de la Hermandad Islámica, una organización militante que anda en el proyecto de restablecer un Califato en la cuenca del Mediterráneo que abarque desde Turquía hasta las islas británicas y parte de los territorios de la Europa continental.


Los gobernantes harían bien en escuchar a sus oponentes, porque son estos, los que cuentan las otras verdades, esas que quienes están alrededor del poder, no cuentan porque hay intereses que cuidar.


No era esta la primera vez que había un conato contra lo que muchos consideraban abusos de Mubarak.


Cincuenta y cinco años de la vida de un país comprendido en tres gobiernos, es mucho tiempo, y nos indica que hay allí de todo, menos democracia. Porque ésta es la posibilidad de alternar el poder entre diversos credos políticos, pero cuando los gobernantes creen saber lo que es mejor para sus gobernados, ocurren episodios como este que nos indican también que la democracia, tal como la conocemos en Occidente, no es un método recomendable para todos los pueblos, simplemente por razones de practica cultural.



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