viernes, 28 de mayo de 2010

¿Cómo Vamos?. Por Heriberto Fiorillo



Este mismo mes de mayo, la revista Semana conversó rápidamente con el alcalde Alejandro Char, a raíz de la encuesta de popularidad que lo mantiene en el primer lugar a nivel nacional y confesó que una de sus tareas inconclusas es la organización del espacio público.
Hoy, en su columna de El Heraldo, el colega Heriberto Fiorillo analiza otros temas, ya que conocimos otra encuesta, “Barranquilla cómo vamos”, en su segunda versión.
Y de verdad hay muchas tareas.
Fiorillo revisa el papel de Transmetro, el Damab, Edubar… y yo le agregaría nuevamente el espacio público y un tema importantísimo, pero al que no le ponemos bolas: la situación del Cuerpo de Bomberos. Hemos escuchado varias veces al secretario del interior Guillermo Polo refiriéndose al asunto, pero eso se queda en promesas. No me quiero imaginar lo que le podría pasar a Barranquilla si se presenta una emergencia. Seguramente tendremos que acudir a ciudades como Cartagena y Santa Marta para que nos auxilien; pero no se justifica que una capital tan importante como Barranquilla sea puesta en evidencia a nivel mundial, por una desgracia colosal.
El 94% de aceptación del alcalde Alejandro Char bajará inmediatamente…
Esperemos que eso no ocurra.
Y en cuanto al espacio público… he estado aplazando ese tema en nuestro blog, pero una vez concluya la primera vuelta de las elecciones, haré algunos comentarios.
Ahora leamos a Fiorillo.
LuisEmilioRadaC
Pd:

Heriberto Fiorillo

¿Cómo vamos?
Por Heriberto Fiorillo
Con un alcalde trabajador que cuenta con la confianza y el amplio respaldo de su comunidad –sobre todo por sus índices satisfactorios en educación, salud y manejo financiero–, Barranquilla debe apuntar a fortalecer su seguridad, proteger su medio ambiente y recuperar el espacio público de sus habitantes.

Éste es el mandato anual que la ciudad acaba de señalar a su Alcalde, a través de la encuesta ‘Barranquilla, cómo vamos’, en su segundo año de medición. Se trata de una indagación realizada el año pasado, pero yo diría que hoy, leyendo la prensa y escuchando el latir popular de los corrillos, aquellas tendencias marcadas aumentan.

Por ejemplo, la imagen negativa del Transmetro, que descendió desde 2008. Si la encuesta se hiciera mañana arrojaría resultados catastróficos. Lo mismo podríamos decir del Damab por la percepción que existe de su poco control. Y de Edubar, por sus lentos y pobres resultados.

Hay mucha basura en las calles, seguimos ufanándonos de atravesar arroyos peligrosos y necesitamos con urgencia de alcantarillado. No insistan en que es muy costoso. ¿Vamos acaso a mudarnos? Es nuestra ciudad, la de nuestros hijos y nietos; y, así sea mediante un plan a muchos años, alguien tendrá que diseñarle y facilitarle a Barranquilla un sistema urbano de desagüe.

Barranquilla está satisfecha con los servicios públicos, la oferta cultural existente y –un poco menos aunque es preocupación y labor permanente de la Alcaldía– con su movilidad automotriz, pero en los últimos meses hemos sufrido ‘trancones’ y embotellamientos de gran ciudad, que merecen, a nuestro juicio, una sentada inmediata con planos y mapas a la mano.

De otro lado, parece importante incentivar la construcción de vivienda en la ciudad, pero agilizar su tramitología tendrá que garantizar también con prioridad una disciplina para el uso y el transporte de los escombros. Y una comprobación de que el suelo donde se construirá no es arena movediza ni barro en falla geológica, como ocurre en ciertos barrios de nuestra ciudad.

El 39 por ciento de los barranquilleros se asumen pobres. Sienten que no hay dinero ni empleo para cubrir sus necesidades.
De otro lado, sólo el 32% de los ciudadanos declara estar seguro en sus calles, mientras un 87% se preocupa en gran medida por los atracos y las pandillas.
Resumiendo el mandato: necesitamos por un lado conseguir el dinero necesario para vivir, mientras exigimos que no nos arrebaten lo poco que tenemos.

Pobreza, seguridad y espacio público son, en muchos casos, debilidades interdependientes. De acuerdo con la Unesco, todo ciudadano tiene derecho a 14 metros cuadrados de parque. En Barranquilla no llegamos a 1. No contamos con parques, y los patios tradicionales, antes cargados de árboles, se extinguen dando paso a nuevas y desesperadas soluciones de vivienda.
Ojo, los expertos confirman que procesos acelerados de urbanización constriñen los espacios públicos porque, ante la falta de planeación, el común denominador es el caos y la ilegalidad. Necesitamos, Señor Alcalde, una Defensoría del Espacio Público.

Los barranquilleros, lo comprueba el informe, seguimos orgullosos de nuestra ciudad y creemos, en gran mayoría, que las cosas van por buen camino. Que debemos estimular de igual modo el imaginario colectivo de la tribu.
Deduzco que el orgullo de ciudad aumentará, en alguna proporción, el miércoles próximo cuando otra vez seamos, con Junior, campeones del fútbol colombiano.

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