miércoles, 28 de abril de 2010

El clamor de algunos colombianos



Al RADAR llega mucha información.
Muchos mensajes. Pensamientos, información…
Nos llegó esto hace unos días, pero lo teníamos en el almacén, en el archivo.

LuisEmilio RadaC
Pd:

ES EL TURNO PARA QUE LA DECENCIA TRIUNFE POR PRIMERA VEZ EN COLOMBIA
En tiempo reciente, mejor dicho durante décadas, Colombia ha sido gobernada por la corrupción. En nuestro país la trampa es un deporte nacional.

El presupuesto, los recursos públicos son un botín, para los ladrones de cuello blanco instalados en el poder, con una agenda común en la que alternan los llamados dirigentes, unas veces en el sector público y otras en el sector privado.
Si hubieran gobernado los honestos ya la extrema pobreza del país tendría que haber desaparecido.

Pero ahí están los millones de pobres. Con la riqueza cafetera no debería haber pobreza en la zona cafetera.
Con la riqueza petrolera, aurífera, gasífera, esmeraldifera y carbonífera, ya debía haberse erradicado el hambre en todo Colombia. Con las regalías multimillonarias todos los pueblos y departamentos deberían ser los más modernos del mundo. Debería haber por lo menos, educación y salud para todos, ¡pero no!

Deberíamos tener un país más industrializado, generando mucho más empleo. Deberíamos estar explotando la riqueza marítima, etc.

¡Pero no! Colombia ahora importa 8 millones de toneladas de alimentos y materias primas agrícolas, aunque los dirigentes se jactan diciendo que somos un país con vocación agrícola. ¿Pero que han hecho por desarrollarla?


Café
Cuántos presupuestos nacionales se han gastado, con cifras fabulosas, ¡y la pobreza sigue ahí intacta! Nadie le reclama a nadie. ¡Nadie le reclama al alcalde, ni al gobernador, ni al ministro, ni al senador, ni al Presidente!

No, ¡para que reclamos!, si nos conformamos con ser pobres, crecer pobres y morir pobres.
Esa es nuestra democracia, una democracia donde solo se reparte pobreza, igual que en Cuba o en los criticados países comunistas.

¿Y quién representa la democracia en Colombia?, pues los partidos tradicionales.
El frente nacional quedo atrás, pero liberales y conservadores, siguieron amacizados en el poder, perpetuando la corrupción y la riqueza de unos pocos. Por algo es hoy Colombia uno de los países con mas inequidad en el mundo.

Sin embargo, todavía hay colombianos que no les da pena votar por tanto personaje corrupto, el mismo que llega al concejo, a la asamblea y al congreso, y se sienta tan campante, ¿a que? Pues a negociar el siguiente presupuesto nacional, con la complicidad del gobierno y de los organismos de control de turno.


Que pena para un país como Colombia, tener las personerías, las contralorías y las fiscalías que tiene. Que pena tener un sector privado como el que tenemos, que mediante el soborno, en muchos casos, también le saca tajada al presupuesto nacional. Y se pregunta uno insistentemente: En medio de tanta inmoralidad ¿cómo puede salir Colombia de semejante crisis?

Me atrevo a dar una sencilla solución: ayudando a elegir a los honestos, pues la mayoría de los 44 millones de colombianos, somos honestos y nos ganamos la vida honestamente. Por lo tanto nos merecemos gobiernos locales y nacionales honestos.

Si no fuera por quienes madrugan en el campo y la ciudad, todos los días, a ganarse uno o dos salarios mínimos, y a los auxilios que mandan los familiares del exterior, nuestra pobreza seria aun más extrema, como si no fuera suficiente tener 20 millones de pobres, repartidos en todos los andenes, semáforos y puentes de nuestras ciudades. ¡Con una moneda, el menos pobre se la pasa subsidiando al más jodido!

¿Porque?, porque el presupuesto nacional siempre se ha ido al bolsillo de una minoría de corruptos, los mismos que cada cuatro años negocian el poder, no importa si figura como liberal, terrateniente, paramilitar, contratista o narcotraficante.
Pero a cada pueblo le llega la hora de la esperanza y la recompensa. Esta vez, por primera vez, creo que tenemos la opción de que triunfe la decencia en Colombia, que ganemos los honestos, y esto solo puede suceder si llega Antanas Mockus al Palacio Presidencial.


Seguramente por tener él, sangre de origen distinto, es que tiene un talante distinto, que nunca ha intentado comprar un voto y nunca ha sobornado, ni corrompido a nadie. No necesita Colombia unos nietos de apellidos aristocráticos, ni fusileros, ni matones, ni estadistas graduados en el exterior. A ellos no los sonroja la corrupción, han vivido con ella o al lado de ella. Ya les conocemos todas sus mañas y sus fortunas.

Colombia lo que necesita es un presidente honesto; no debería decir nada más su hoja de vida: Profesión: Ser Honesto, para que nuestra nación entera salga ganando. Antanas, vale por eso, por su hoja de vida limpia, descrita en un solo renglón y una sola palabra: honestidad.

Por todo lo anterior y como médico epidemiólogo, puedo afirmar que la peor peste que azota hoy a Colombia es la corrupción. Por ello, cuando Antanas se mantiene en su convicción de que la vida de los colombianos y los recursos públicos son sagrados, y que su propósito es reorientar al país para que vuelva a la legalidad, estamos hablando de alguien diferente para hacer de Colombia, una nación menos pobre, más digna y ante todo, respetable.

Juan Manuel Uribe Sanín
PhD, Epidemiólogo.

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