lunes, 3 de abril de 2023

¿MODERACIÓN O RADICALIZACIÓN? Por MAURICIO CÁRDENAS.

El gobierno del presidente Gustavo Petro no la tiene fácil…

Se necesita cambios de fondo, de acuerdo a lo que nos comenta en su columna en El Heraldo el exministro de hacienda de Colombia, Mauricio Cárdenas.

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¿MODERACIÓN O RADICALIZACIÓN?

La gran debilidad de la reforma es la ausencia de un mecanismo que garantice que el Gobierno ahorra lo suficiente para pagar las mayores mesadas pensionales que tendrá que asumir en el futuro. Por MAURICIO CÁRDENAS

Después del hundimiento de la reforma política, y de los pasos en falso de la reforma a la salud, la gobernabilidad de la administración Petro está seriamente comprometida. Si el Presidente quiere mantener la coalición que lo respalda tendrá que hacer cambios de fondo. De lo contrario, nos espera un Gobierno radicalizado en su discurso, pero inefectivo en sus resultados. 

Es posible que algunos miembros del Gobierno consideren que no hace falta llegar a grandes acuerdos con el Congreso, pues el cuarto poder –el poder de la calle– vendrá a su rescate para ejercer presión sobre los poderes legislativo y judicial.

¿Cuál de los dos caminos es el que nos espera? ¿Las instituciones acabarán moderando al presidente, o este buscará impulsar su agenda por fuera de las reglas de juego convencionales?

Afortunadamente, las condiciones están dadas para que el sistema de pesos y contrapesos se imponga y el Gobierno modifique sus propuestas.

Si el Presidente decide apelar al poder de la calle, el tiro puede salir por la culata. La mezcla de desaceleración económica, inflación y altas tasas de interés ya le está pasando cuenta de cobro a su favorabilidad. Además, con la Paz Total haciendo agua, está perdiendo una de sus principales banderas políticas, en medio de una percepción generalizada de inseguridad. En estas condiciones, las movilizaciones, en vez de apoyar al Gobierno, pueden volverse en contra. 

Esto quiere decir que el único camino viable es el de la moderación. Su cuota inicial es el replanteamiento de la reforma a la salud. El expresidente Gaviria, quien estando dentro de la coalición ha sido su más formidable crítico, tiró el salvavidas diciendo que presentará una nueva versión en la siguiente legislatura. La realidad es que no se requiere una ley para mejorar el sistema: las facultades incluidas en el Plan de Desarrollo permitirían crear los centros de atención primaria, eso sí como un complemento a las EPS y no como su reemplazo.

Esto despejaría el camino para avanzar con la reforma pensional, no sin antes hacerle grandes ajustes. El sistema de pilares propuesto es deseable y puede constituir un avance importante. Lo mismo puede decirse del apoyo con $223.000 mensuales a 2,6 millones de adultos mayores en condiciones de indigencia, financiado en parte --como lo propone el proyecto-- con contribuciones adicionales de quienes tienen ingresos o pensiones superiores a 10 millones de pesos por mes. Más que criticar al pilar solidario por su costo fiscal, lo que se debería debatir es qué programas de gasto se deben recortar o qué esfuerzos se deben redoblar para reducir la evasión tributaria para financiarlo. Este pilar es un ejemplo de una política social progresiva en su mejor versión.

Los principales ajustes que requiere el proyecto tienen que ver con el pilar contributivo que administrará Colpensiones, donde los beneficios exceden las contribuciones. La ley debería establecer que este pilar –que por diseño será subsidiado– reciba aportes correspondientes a ingresos hasta 1,6 y no 3 salarios mínimos, como propone el proyecto. Las ventajas de este cambio, que no es menor, son múltiples. 

El sistema resultante sería más sostenible fiscalmente y más progresivo en términos distributivos. Además, se sustraerían menos recursos del mercado de capitales, algo trascendental para el crecimiento económico. Y, lo más importante, los subsidios otorgados a través de Colpensiones se concentrarían en asegurar una pensión equivalente a un salario mínimo. Estirando la pita, para lograr un acuerdo político, se podría proponer a partir de dos salarios mínimos las cotizaciones vayan a las cuentas individuales en las AFP. Ese sería un buen equilibrio.

Finalmente, la gran debilidad de la reforma es la ausencia de un mecanismo que garantice que el Gobierno ahorra lo suficiente para pagar las mayores mesadas pensionales que tendrá que asumir en el futuro. La ley debe ser taxativa en que los recursos del Fondo de Ahorro del Pilar Contributivo son exclusivamente para honrar las pensiones y no para financiar otros gastos. Este es el principal ajuste que debe introducirse, si la moderación se impone. 

mauriciocardenas

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