Desde que arrancó el RADAR, he estado escuchando leyendo
y conversando sobre el papel de organismos como el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial.
Igual, cuando se habla del BID, el Banco Interamericano
de Desarrollo.
El RADAR ECONÓMICO ha estado en las Asambleas del Fondo
Monetario y Banco Mundial desde 1989 y en esos escenarios, el nombre de
Colombia siempre ha sido respetado y admirado.
Lo que nos han dicho los especialistas es que los
gobiernos colombianos han hecho bien su tarea.
Los ministros de haciendo son apreciados por sus pares. Y
eso llena de orgullo a cualquier mortal… que hablen bien de su país.
Eso nos ha ocurrido todo el tiempo.
Esta vez, el FMI considera que seguimos bien. Y que la
economía en 2019 crecerá.
Esa es la confianza que tiene el organismo.
Esperemos que los resultados nos indiquen que el Fondo
tenía razón.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
La banca multilateral ve con buenos ojos el rumbo de la
economía colombiana para este año, pero no deja de recomendar que aún está
pendiente un nuevo ajuste de impuestos
EditorialLR
Es poco frecuente que la banca multilateral revise al
alza el rumbo de una economía, tal como lo ha hecho el Fondo Monetario
Internacional con Colombia.
A su juicio, la economía colombiana mantiene una
fuerte recuperación y este año lograría una expansión de 3,5% y de 3,6% para
2020. El pasado enero la institución dirigida por Christine Lagarde había
situado el crecimiento en 3,3%, pero al revisar lo que está ocurriendo en el
transcurso de este primer trimestre las cosas cambiaron a favor de las cuentas
nacionales que institucionalmente debe reforzar reformas y animar a los
inversionistas para que no bajen la guardia en apurar proyectos estratégicos
para el país en sectores neurálgicos como la infraestructura y la
agroindustria.
El FMI también ve con buenos ojos la dinámica del consumo
privado y anuncia la llegada de la recuperación de la inversión empresarial
como consecuencia del apoyo que siguen ofreciendo las políticas; comentario que
se basa en la naturaleza de la última reforma tributaria denominada como Ley de
Financiamiento y que buscaba que las empresas aliviaran su carga impositiva
para que reactiven las inversiones. Dice la Banca que, “hay tres cosas por
resaltar del país: primero hay una fuerte recuperación en la inversión;
segundo, Colombia tiene unos efectos macro por la migración y el tercero,
resaltamos las políticas macro que apoyan todo este proceso, incluyendo el
impulso fiscal que hemos visto este año”. Con estas palabras refuerza algo que
desde un comienzo anunciamos en La República y es el llamado “dividendo
Venezuela”, un crecimiento que viene de la mano de la ola de migración de
venezolanos a Colombia, pues de momento se ve con preocupación domestica, pero
a mediano plazo se convertirá en un foco de crecimiento en lo que tiene que ver
con el consumo, la ampliación del mercado y la transferencia de mano de obra
joven y en muchos casos mejor calificada.
No sobran los comentarios
constructivos que al mismo tiempo encienden las alarmas: “el crecimiento para
este año será impulsado por la demanda, los desequilibrios externos se están
ampliando, sobre todo lo relacionado con el déficit de cuenta corriente, que
cerraría 2019 en 3,9% del PIB (…) el país pasa por unos costos fiscales
relacionados con la migración que resultan mayores o más persistentes que lo
esperado (…) Si el Gobierno considera flexibilizar la regla fiscal debería
hacerlo de una forma bien definida, en términos de por qué hacerlo, que tan
largo puede ser la desviación y por cuánto tiempo, y cómo se volvería al camino
original (…) Hay que considerar medidas estructurales con respecto a los
ingresos como al gasto”, comentario final que le abre la puerta a una
nueva reforma tributaria para ir ajustando las necesidades de recursos para
aumentar la inversión social.
Está claro que la economía colombiana no puede seguir
siendo la misma de hace una década, han pasado cosas como la resurrección de
los precios del petróleo, la creciente migración de venezolanos y la
indiscutible caída en el conflicto interno. Todas variables que han beneficiado
las expectativas de crecimiento, pero que al mismo tiempo imponen una nueva
cartilla económica más basaba en el desarrollo del sector privado, el
desarrollo del recurso humano y el avance de las empresas multilatinas en los
mercados regionales.
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