sábado, 6 de mayo de 2017

NUEVA MORADA Por Dina Luz Pardo

DINA no olvida su hermosa hija. Y nos lo recuerda cada mayo con su poesía.

Ella sabe que ella le escribirá siempre, hasta que se encuentren en el más allá...

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1

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NUEVA MORADA
Por Dina Luz Pardo
Jamás te vi tan dormida en paz
queriendo no despertar aquí.
El ataúd era pequeño,
a la medida de tu ´cuerpecito´
de niña grande.
Era tan roja la rosa que mi madre
puso en tus manos que yacían juntas.


Tu rostro se quedó
con el mismo gesto de ternura
cuando antes de cerrar tu historia junto a mí
me miraste con inmenso amor
que se me llenó la vida de lo que ya no eras.


Sentí por ti la asfixia de saberte
en ese lecho tan estrecho
y difícil no pensar durante lunas
en la oscuridad que revistió tu cuerpo
en esa bóveda fría y húmeda.


Pasé tantas veces por la puerta del cementerio
queriendo acercarme a tu bóveda
y me sequé con rabia las lágrimas
intentando ahogar el dolor.

Esa pelea constante entre la fe
-de no saberte en medio de esos huesos-
y el dolor de saber que tu cuerpo, linda morena mía,
salió de mis entrañas, lo arrullé por años,
lo acaricié y abracé como tus manos
también lo hicieron conmigo.



El tiempo mostró el rostro de su vuelo
y tus huesos sin ropaje de piel
revelaron que ya no eras
que ya no estabas ahí
que eras más que eso,
más que polvo.

Entonces, olvidé el camino al cementerio
dejé de llorar con lamento cada cuatro de mayo
y celebro cada trece de agosto un año más
cuando naciste de mí,
aunque otra sea tu morada hoy
en el regazo del Eterno y en mi corazón,
donde habitas como si nunca te hubieras ido,
muchachita danzarina de los vientos de agosto,
ojos de agua en la memoria que refresca mis días.

Dina Luz Pardo Olaya

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