La alcaldesa de Barranquilla,
Elsa Noguera, lo dijo la noche que entregó el balance de su administración: “una
de fallas fue que no pude mejorar la seguridad…”
¡Y así fue!
Avanzamos en muchas cosas. Pero
no hemos podido con ese lastre.
Lo que comenta Ricardo Buitrago
tiene mucho asidero: “Causas del fenómeno que nos azota las hay de diferentes
matices y calibres, pasando por inequidad, injusticia, desplazamiento,
narcotráfico, inmoralidad, libertinaje, pérdida de valores, deficiencias de la
justicia, hasta la explosiva mezcla de armas, -amparadas o no- drogas y
alcohol, y siendo su origen diverso, igual debe ser su ataque”.
Es uno de los retos que tiene
Alejandro Char, el alcalde electo de Barranquilla.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Diciembre 27 de 2015
Barranquilla, de
mejor esquina a esquina de la violencia
Por Ricardo Buitrago
Las esquinas no son simples
puntos geométricos. Se convierten en referentes de acontecimientos,
positivos o negativos, que como espacios de encuentro, superposición y
conflicto, generados por la intersección de personas, acciones, y movimientos,
en ellas priman.
Pasan así a adquirir un sentido
metafórico como cuando Rubén Blades en su célebre canción “Pedro Navaja ladrón
de esquina” narró en bella lírica lo que comúnmente pasaba entre moradores de
ese vértice. Un ejemplo clásico de la connotación negativa que esos
puntos de confluencia pueden llegar a tener.
Barranquilla, que por posición
geografía está en una intersección, fue metaforizada con la frase “en esta
esquina están pasando cosas buenas”, con la que la Alcaldesa, referenciando la
ubicación de la urbe, en el sitio donde se cruzan el Río Magdalena con el Mar
Caribe, resalta su desarrollo y crecimiento. Y es cierto, la ciudad experimenta
una positiva transformación, pero también están sucediendo otras cosas que no
son precisamente buenas.
“2015, el más violento en los
últimos 10 años en Barranquilla” tituló el diario El Heraldo, mientras El
Tiempo señaló “Homicidios caen a los niveles de hace tres décadas”. Y sí
conjugáramos el contenido de ambos escritos, sin la lírica de Blades por
supuesto, bien podríamos elaborar una narrativa que detallara cómo en el país
los homicidios se redujeron en un 48%, mientras en Barranquilla crecieron un
21% la que terminaría por calificar a la ciudad como la esquina de la
violencia.
Las dos últimas
administraciones han sido, a no dudarlo, las mejores de los últimos tiempos,
pero es muy diciente, de las falencias que en la materia han tenido, el que Colombia
mejore sustancialmente en seguridad, mientras la ciudad empeora.
El modelo de ciudad que se está
creando, ese que es admirado por el país, tiene en la inseguridad y la
violencia, con gran maridaje en lo social, graves y protuberantes fallas. No
hemos sido capaces de conjugar los aspectos positivos y negativos que generan
la pluralidad de matices que confluyen en la esquina, en donde está nuestra
ciudad, pues nos centramos solo en los primeros, los provechosos, sin mirar el
lastre que acarrean.
No es con los repetitivos
regaños públicos a la policía por la inseguridad rampante como se arregla el
problema. Esas bravuconadas y amenazas no son otra cosa que subterfugios
distractores que pretenden esconder esa impotencia, nacida en los ciudadanos
cuando incrédulos veían como se transformaba su remanso de paz, ya sentida por
los dirigentes de la urbe.
Por desgracia esa tendencia
regañona, parece mantenerse. El alcalde electo argumentando que “la gente está
mamada de que las atraquen en las esquinas” amenazó con sacar la tropa
a la calle. ¿No sabrá el burgomaestre electo que él será jefe de la policía
pero no del ejército?
Lo primero que
habría que hacer es aceptar el grave problema, pero no atribuirlo sólo a
deficiencias de medidas coercitivas y sólo por allí buscar la solución. Hay que
concientizarse de que existen otros factores que no hemos sido capaces, o ha
faltado el interés, de valorar, avizorar o entender.
Causas del
fenómeno que nos azota las hay de diferentes matices y calibres, pasando por
inequidad, injusticia, desplazamiento, narcotráfico, inmoralidad, libertinaje,
pérdida de valores, deficiencias de la justicia, hasta la explosiva mezcla de
armas, -amparadas o no- drogas y alcohol, y siendo su origen diverso, igual
debe ser su ataque.
¡Manos a la obra, pues no
podemos quedar como la esquina de la violencia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario