Han
pasado 43 años y la historia se volvió más agradable.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1 La vida de la niña de la foto en Vietnam, 43 años después
Por Thom Patterson
1908 ET (2308 GMT)
22 junio, 2015
AJAX, Ontario, Canadá (CNN) - Aun sin el beneficio del contexto, la imagen de una niña de 9 años corriendo desnuda por su vida es tan abrasadora e indeleble hoy como lo era hace 43 años.
Esta imagen sacudió a las
personas alrededor del mundo. Algunos dicen que aceleró el fin de la Guerra de
Vietnam.
"Siempre recuerdo aquel
horrible día en el que huimos de la vida a la muerte", dice Kim, la niña
en esa icónica foto. Ahora con 52 años de edad, ella vive justo en las afueras
de Toronto; es esposa, madre y una superviviente inextricablemente vinculada a
una fotografía que dominó las portadas en 1972, siete meses antes de que la
firma de los Acuerdos de paz de París condujeran a la retirada de las fuerzas
de combate estadounidenses de Vietnam del Sur.
Phuc dice que al principio
odiaba la foto. La avergonzaba. Y luchaba con la publicidad que la rodeaba.
Para ella, esto fue algo personal: capturó un momento de tormento... su rostro
congelado en un agonizante lamento, momentos después de que un ataque con
napalm la quemara y desfigurara de por vida.
De hecho, nadie culparía a Phuc
si ella hubiese intentado escapar de la imagen tanto como fuera posible. Pero
no es eso lo que hizo.
Después de una larga lucha,
Phuc llegó a darse cuenta de que si su dolor y terror no hubiesen sido
capturados en una fotografía ese día, el bombardeo –como muchos otros horrores
de la guerra– podría haber quedado perdido en la historia.
Empezó a pensar en lo que la
fotografía podría dar, en lugar de pensar en lo que podría quitar.
Eventualmente, la fotografía
llegó a ser mucho más que la representación de un momento en el tiempo para
Phuc... se convirtió en lo que ella llama "un camino hacia la paz".
"Me di cuenta de que si no
podía escapar de esa fotografía, deseaba volver y trabajar con esa imagen por
la paz". Y esa es mi decisión".
'Puedo trabajar con esta
fotografía por la paz'
Es difícil conciliar la
angustia y el terror de la niña en la imagen con la cálida, relajante y
encantadora presencia que hoy en día caracteriza a Kim Phuc.
Además de ser una amorosa
esposa y madre, ella es una mentora y una embajadora de buena voluntad de las
Naciones Unidas. Todos los años ella viaja por el mundo para contar nuevamente
su historia de supervivencia a fin de crear conciencia acerca de la brutalidad
de la guerra.
Además de su trabajo con la
ONU, Phuc inició la fundación Kim Foundation International, una organización
benéfica que ayuda a los niños que sufren a raíz de la guerra, al igual que
ella hace tantos años. Su misión es ayudar a los niños más desfavorecidos que
sufren por la guerra... por medio de la construcción de hospitales, escuelas y
hogares para los niños que han quedado huérfanos. Phuc dice que ella planifica
vivir su vida al servicio de esa misión.
"Esa es la razón por la
que estoy verdaderamente agradecida porque hayan tomado esa foto y que yo pueda
trabajar con esa imagen por la paz".
Phuc y su esposo solicitaron
asilo en Canadá hace más de 20 años y han criado a dos niños allí. Phuc dice
que ella es muy feliz en su "segunda casa" y que se siente satisfecha
de que sus padres hayan podido unirse a ella en Canadá.
Ahora, dice Phuc, aquella niña
aterrorizada de la foto "ya no está corriendo más... ella está
volando".
No fue siempre así.
'Vi a una niña, desnuda...
corriendo'
En 1972, Phuc vivía en la aldea
de Trang Bang, al norte de Saigón. Ella y su familia se habían refugiado en un
templo cuando oyeron aviones por encima de ellos. Temerosos de que fueran
bombardeados, corrieron afuera para encontrar seguridad, justo en el momento en
que las bombas detonaron por todas partes del templo. Las bombas lanzaban
napalm, un líquido inflamable que se adhiere a la piel humana, causando
espantosas quemaduras cuando se encienden.
Phuc recuerda un calor intenso
y un dolor atroz. Ella se arrancó la ropa en llamas de su cuerpo... y corrió.
Momentos después, un joven
fotoperiodista de Associated Press tomó la fotografía de su vida. Nick Ut tenía
solamente 21 años y ya era un fotógrafo de guerra experimentado cuando llegó a
esa aldea de Vietnam del Sur.
"Miré a través del humo
negro y vi a una niña, desnuda... corriendo", le dijo Ut a CNN este año.
El instinto se hizo cargo.
Comenzó a tomar fotografías a medida que Phuc y los otros niños corrían
directamente hacia él.
Cuando Phuc se acercó, Ut vio
que partes de su piel se le caían. Ella se había arrancado la ropa para dejar
de quemarse. El napalm ya había quemado su cuello, la mayor parte de su espalda
y su brazo izquierdo.
"Dije: 'Oh, Dios mío, no
puedo creer que ella esté tan quemada'" recuerda Ut. "Dejé mi cámara
en la carretera y traté de ayudarla".
Vertió agua en sus heridas y la
cubrió con un abrigo. Tomó a Kim y a los otros niños y los subió a su camioneta
para llevarlos a un hospital.
"Adentro de mi camioneta
ella dijo: 'Me estoy muriendo, me estoy muriendo'. Continué viéndola a cada
minuto. Le dije: 'Pronto llegaremos'".
"Aprendí a perdonar"
Phuc pasó más de un año en
hospitales. Su familia temía que no sobreviviera. Se sometió a un sinnúmero de
dolorosos injertos de piel y otras cirugías y, finalmente, se recuperó de sus
heridas físicas.
Sin embargo, ella no podía
encontrar la paz. Quería desaparecer. Incluso deseaba la muerte. Pensaba que si
moría no tendría que sufrir mental, física y emocionalmente.
Empezó a estudiar diferentes
textos religiosos en busca de respuestas. A los 19 años de edad, se convirtió
al cristianismo y cree que su fe fue la que la ayudó a abrazar la vida de
nuevo.
"Desde que me convertí al
cristianismo, tengo una maravillosa conexión... mi relación con Jesús y con
Dios".
Phuc dice que oró pidiendo
ayuda: ella quería seguir adelante. Quería tener hijos.
"Y a partir de ese momento,
aprendí a perdonar", dice.
Ahora Phuc irradia una
inconfundible serenidad y paz cuando cuenta su historia. Dice que ve esa famosa
foto simplemente como una de muchas bendiciones.
"Realmente quiero
agradecerle a Dios por salvar mi vida cuando era una niña", dice.
"Sin importar lo que me haya pasado, tengo otra oportunidad para estar
viva, para estar saludable, para ser de bendición, para ayudar a honrar a otras
personas".
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