sábado, 7 de febrero de 2015

"La madre pa´l que no se ría" Por Mabel Rada

El estilo de los barranquilleros. ¡Cómo nos divertimos con eso.
Una vez en el cubrimiento de una de las Asambleas del Fondo Monetario Internacional en Washington, Pablo Obregón se reía por mis ocurrencias… Él y yo estábamos haciendo un recorrido por la muestra comercial y uno de los vendedores insistía en vendernos libros y yo amablemente le decía que no… Y el hombre se me acercaba nuevamente… y lo decía en su idioma (no entendía cuál era). Y la tercera vez, yo le dije a Pablo, le voy  a mamar gallo y le dije al hombre: “No te voy a comprar un carajo, te lo he dicho varias veces”. Y el tipo quedó impactado y sorprendido… Obviamente, no entendía lo que yo le estaba diciendo… Pablo se reía…

Este no es el caso, pero tiene cierta similitud, porque a veces aunque hablemos castellano, no nos entendemos…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1






Alrededor de un partido de dominó se dan las conversaciones más espontáneas en Barranquilla. Creo que disfruto más los comentarios que hacen jugadores y espectadores, que el juego mismo.  Foto tomada de internet.
Jueves, 5 de febrero de 2015
"La madre pa´l que no se ría" 

Si hay algo que me encanta de Barranquilla, mi ciudad de origen, es el lenguaje coloquial. Y no solo por lo gracioso, sino porque es lo más cercano a la sinceridad popular.
Si uno está conversando con alguien y le sale, sin pensar mucho, una frase como estas que leerán abajo, no lo duden, salió del corazón:
Como mosca en leche
Ni pa´allá vo a mirá
Mandan hígado!
No estás ni tibio
Patitas pa´qué te tengo
Si te vi, no te conozco
Más resbaloso que jabón en agua honda
Uy, qué tipo tan lentejo!
Qué ladilla!
Salió pajarilla!

En algunas ocasiones nos pasamos de maraca (esa es otra frase), cuando de burla se trata. En mi época de universitaria, cuando un compañero tardaba en entender la explicación del profesor, más de dos comentábamos bajito: “Uy, es mente e´pollo, para no decir la palabra más grosera. En mi adolescencia le decían en tono burlón: “Eres un coco”. Para los barranquilleros una persona coco es una persona inteligente, pero no faltó el gracioso que le cambió el sentido y terminó popularizando lo de: “Inteligente? No.  Es un coco porque es cerrado por dentro y por fuera”.  Ahora dicen en un tono sarcástico y burlón, cuando alguien mete las de caminar: “Ay oyeeeee, esa platica se perdió... ya saben, por decir que estudió en balde.
En mi familia heredamos la mamadera de gallo  y el doble sentido permanente, de mi madre.  Mi hermano Gerardo tiene una gracia innata que hasta en los momentos más duros nos hace reír.  También son graciosos y usan muchas frases populares mi primo Yudex Alí, quien tiene varios años radicado en Estados Unidos y no ha perdido su modo barranquillero para hablar y ni qué decir de mi amigo William Zapata, quien también vive hace muchos años en New Jersey.
Recuerdo una ocasión en la que William nos visitó en Barranquilla.  Venía de hablar con un amigo nuestro, quien tenía poco tiempo de casado con una chica muy linda. Y le pregunto: “William, y ya hablaste con fulanito?”.  Me dijo: “Sí, estuve un rato largo en su casa”.  Y le digo: “Fulanita (la esposa de nuestro amigo) es chévere verdad?”.  Y me dice: “Sí, pa qué… muy atenta, chévere.  Está bonita, pero nojodaaaa, tiene los pies como jagüey en verano”.   En ese momento le dije: “Ay, no seas así, ella es bien linda”.  Él solo dijo: “Yo sé, yo sé, pero barro ese descuido”. Creo que duramos como dos semanas riéndonos de su comentario.
Frases y palabras que nos identifican, que saboreamos al expresar, que nos encanta pronunciar con esa entonación marcada y extendida del sonido de las letras.  Carajo, a veces nos relajamos tanto, que mientras hablamos nos toca “traducir” al interlocutor.  Me ocurrió hace pocos días que me vi con un amigo del interior del país.  Primero, lo hice sufrir y le hablé sin dar muchas explicaciones.  Noté que no me entendía porque su hermosa carita, porque está lindo el “condenado”, se enrojecía y los ojos empezaban a moverse rápido. Al rato ya me condolí de él y le expliqué cada frase y él empezó a disfrutar y a reír con cada ocurrencia mía.
El que sí me dejó viendo un chispero hace poco fue Luis Emilio, mi hermano mayor.  Estábamos en Washington con un grupo de periodistas latinoamericanos que cubren la Asamblea del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y lo estuve observando.  Habla allá, como si estuviera aquí en Barranquilla, y esos pobres – todos – mirándose las caras tratando de comprender lo que decía.  Yo no sé si alguno por ahí le diría mentalmente “Pinche hijo de su madre” (esto no tengo que explicar qué significa) o se irían a buscar corriendo un “mataburros” (diccionario para los peruanos) a ver si entendían algo.  En todo caso, él no explica ná.
Aquí les dejo ese enlace sobre el lenguaje espontáneo, que se caracteriza más por la oralidad: http://www.materialesdelengua.org/LENGUA/comunicacion/variedades_lengua/lenguacoloquial.htm

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