miércoles, 18 de junio de 2014

La marcha incontenible de la paz Por JAIRO PARADA

Lo he comentado en las diferentes redes sociales. Nosotros no somos violentos. Nos gusta el desorden con orden. 
El Carnaval, pero cuando debemos trabajar lo hacemos con gusto.

Demostramos, este domingo 15 de junio, que también tenemos poder para definir quién se queda en la Casa de Nariño.

Leamos a Parada, que siempre enseña…

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
La marcha incontenible de la paz
Por JAIRO PARADA

El pasado domingo, los colombianos estuvimos al borde de seguir un camino equivocado: el de cerrarle las puertas a la terminación del conflicto. Se utilizaron los sofismas como el del castro-chavismo, sin posibilidad en nuestra patria, o el de la supuesta entrega en La Habana de nuestras instituciones.
 
Se usaron hackers.
Se calumnió en forma desvergonzada.
Nada de eso sirvió. Con casi un millón de votos de diferencia, los colombianos supieron asimilar un proceso difícil lleno de escepticismo, con una guerrilla torpe políticamente, que cada vez daba declaraciones absurdas.

Todos sabíamos que era una cita decisiva. Por ello hubo que hablar con hermanos, amigos y familiares para hacerles ver que la abstención o el tonto voto en blanco de nada servía, en esta oportunidad. Era un cruce definitivo en el camino, del cual dependía el desarrollo de nuestro país y el silenciamiento de los fusiles. La democracia la inventaron los seres humanos como una tecnología social para resolver las diferencias entre nosotros, como decía John Dewey, para aprender a vivir en sociedad. Sin necesidad de matarnos, ni de recurrir a grupos armados, sin exterminar físicamente a los oponentes.
Salir de la dialéctica de las armas, para pasar a la dialéctica de los argumentos.
Las pasadas elecciones al fin ayudaron a delinear un claro partido de derecha, ultraconservador, que ha sabido reconocer en boca de Óscar Iván Zuluaga su derrota. Hay que felicitarlo por eso, a pesar de las palabras destempladas de su líder. La centro-derecha del país, aliada con el centro y la izquierda derrotaron a las fuerzas del status quo ultra-conservador.

Se impone ahora el tránsito ordenado hacia las reformas, sin atropellar los derechos de quienes quedaron en minoría.  La lucha no fue entre modelos económicos, todavía no estamos para eso. Fue una lucha entre visiones de estado y de cómo se hace la política. De cómo se puede llegar a la paz sin exigir rendiciones imposibles.
Un gran institucionalista americano, el profesor John Fagg Foster señaló que para lograr un cambio institucional en una sociedad se requiere el reconocimiento de la interdependencia mutua frente a los problemas. Todavía estamos muy divididos, pero lograrlo dependerá de cómo se sepa desarrollar el debate político, se pueda llegar a compromisos para sacar esta nación adelante, con una visión de país de fondo, que apuntale el desarrollo y la igualdad. Ello requerirá aceptar reformas profundas en la estructura agraria, en el sector financiero y en el sistema político. Habrá que gravar con fuerza no tanto los ingresos sino la riqueza, como lo ha sugerido Piketty. Habrá que destinar los inmensos recursos de la guerra para generar una educación de calidad, de gratis acceso en todos los niveles, sin las odiosas estratificaciones. En fin, no solo democracia política sino también democracia económica.
Los atlanticenses le demostramos al país, por encima aún de Bogotá, cómo nuestro pequeño departamento puede ser decisivo en una campaña presidencial, y no precisamente por mermelada como ahora quieren muchos decir. 

El mensaje de la guerra no prosperará entre nosotros. Es lo que el uribismo nunca ha entendido.

Jairo J. Parada Corrales
Economista, PhD.
Barranquilla-Colombia
Celular 311-650-0550
Phone and fax: 57-5-3557657
twitter:  #jparadacor

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