miércoles, 30 de octubre de 2013

Los retos institucionales de la planeación territorial, por Jairo Parada



El economista y profesor Jairo Parada, se va a estudiar y después nos cuenta cómo estuvo el asunto.

Acaba de venir de un Foro sobre Política de Desarrollo Regional y Planeamiento Territorial en América Latina, y nos dejó esta enseñanza, en su última columna, que ahora empieza a circular por el RADAR, al referirse a Colombia y el manejo de la planeación nacional, que no es la mejor:

“El centro pretende desde Bogotá (DNP y Hacienda) manejar 32 departamentos, un distrito capital y más de 1100 municipios. Es una labor condenada obviamente al fracaso”.

Planeación Nacional la maneja ahora Tatyana Orozco, también economista, amiga de Jairo Parada y me imagino que entre ellos se pondrán de acuerdo, a ver si este país avanza en ese importante camino: mejorar este país.


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Los retos institucionales de la planeación territorial

Por Jairo Parada

 
La semana pasada se realizó en Bogotá un Foro sobre Política de Desarrollo Regional y Planeamiento Territorial en América Latina, convocado por el Centro de las Naciones Unidas para el Desarrollo Regional (UNCRD), varias entidades nacionales y Foro Semana. 
Tuve allí la oportunidad de participar en un conversatorio sobre  el diálogo Nación-Región, el cual resultó muy interesante dada la coyuntura que vivimos en torno a este tema.
Asistieron expertos de toda América Latina y fue  interesante observar las diversas experiencias en desarrollo regional como Chile, Ecuador, Perú y el resto de países.
 
Después de las limitaciones que empezó a sufrir la planeación nacional centralizada en la década de los 70 del siglo pasado, el proceso de globalización y las reformas neoliberales de los 90, arrojaron la ilusión que la hora de los territorios y de la planeación regional había llegado. La competitividad se define en los territorios y no en los discursos a nivel nacional. Se pensó que por fin, la descentralización llegaría con fuerza arrolladora y el nivel regional aparecería en toda su intensidad, como de hecho muchos países como Chile lo han establecido, donde la función de planificación ha quedado en manos de los gobiernos regionales. El nivel central delegó esta función en verdaderos territorios conformados por varias provincias (departamentos) y sus municipalidades.
Argentina, Brasil y México le han dado mucha fuerza a la descentralización federal y también se han conseguido logros notorios.
El caso colombiano tomó otro camino, el de la descentralización municipalista, ignorando por completo la instancia regional, y la recentralización presidencialista en este siglo XXI. Aunque la descentralización ha tenido logros importantes, el exceso de competencias a los municipios no se corresponde con los recursos otorgados, con una nula autonomía a nivel de la descentralización. 
 
El centro pretende desde Bogotá (DNP y Hacienda) manejar 32 departamentos, un distrito capital y más de 1100 municipios. Es una labor condenada obviamente al fracaso.  No hay gerencia pública que pueda resolver esto centralizadamente. 

La solución de  este problema de principal-agente  ha llevado a múltiples regulaciones, y últimamente, el gobierno nacional ha tratado de resolver el asunto con los contratos-plan y el sistema general de regalías. El enredo administrativo ha sido tal que las cosas avanzan paquidérmicamente. Los porcentajes de ejecución siguen bajos y la retórica abundante. Estas políticas ayudan a los territorios sin duda, es algo que no se puede negar. Pero no nos permiten salir del atraso regional. 
La instancia regional sigue  ignorada ante una LOOT imposible de implementar.  Los gobernantes se enredan en los trámites dispendiosos y el tiempo pasa con pocos resultados tangibles.
El problema es más profundo. Se trata de implementar realmente la autonomía de los territorios., impulsar y financiar las Regiones administrativas de Planificación (RAPs), territorializar las políticas públicas y fortalecer los órganos de control en los territorios.  Una agenda muy grande para un centralismo sempiterno en el país de hoy.

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