martes, 2 de abril de 2013

La paz es un motivo superior, dice el editorialista de La República




Qué bueno tener cerebros lúcidos. Especialmente, en unos momentos históricos que nos marcarán de por vida.

Cerebros conscientes de que el mejor negocio es la PAZ.

¡Nefastos, Uribe y Pastrana!, dice el editorialista de la República.
Y nos toca decir que ¡SÍ!

Ese analista señala: “Ambos fracasaron en su intento de pacificar al país”.

Y yo no estoy de acuerdo con él. 
Porque, siento que Uribe NUNCA lo intentó.
Es más. En su campaña política lo adelantó: “Acabaremos con la guerrilla”.
Y no fue posible.

Yo le di puntos en el primer mandato, porque nos ayudó y tranquilizó las carreteras. 
Pero en el segundo, carajo… se pasó de maracas. 
Y para el tercero: “Ni de vainas…” dije yo. Porque sentí que era un colombiano que no estaba pensando en su país, sino en su propio ego. Irrespetando la Constitución, al pretender ser reelegido.

Es bueno. 
Pero muy bueno, que se lean tranquilamente este editorial de un cachaco lúcido que casi todo lo dijo bien.

Todos unidos para que logremos la PAZ.

Sería la noticia más importante del siglo XXI para Colombia.

RADAR,luisemilioradaconrado
316 617 3355

Editorial

La paz es un motivo superior

Martes , Abril 2, 2013

Los expresidentes no se están dando cuenta que las ganas de figurar no le hacen bien al camino de la paz y la seguridad

La actitud de los expresidentes, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe desdice de tan alta dignidad y les resta la credibilidad en sus puntos de vista, que si bien son válidos, en la mayoría de los casos son destructivos para la ilusión de la mayoría de los colombianos que quieren un país en paz para sus hijos y nietos. ¿Cómo puede haber un colombiano que se oponga a un acuerdo de paz con los grupos guerrilleros? Pero peor aún: cómo pueden dos expresidentes que fueron llevados a la Casa de Nariño para que consiguieran pacificar al país -por dos caminos diferentes- oponerse a tan noble tarea.
 
Olvida el ex presidente Pastrana que fueron sus acercamientos con ‘Tirofijo’ antes de las elecciones los que lo convirtieron en mandatario y que gracias a su rotundo fracaso en el Caguán se catapultó el fenómeno político de Uribe que lo mantuvo durante dos periodos en la presidencia con una línea dura contra los narcotraficantes y guerrilleros.
Ambos fracasaron en su intento de pacificar al país. Ambos lograron cosas importantes en el camino de la debilitación de los actores armados, y ambos ahora deben trabajar con la actual administración en su empeño de lograr un acuerdo con los grupos guerrilleros para ponerle fin a un conflicto de más de medio siglo. 
Nadie les pide a Pastrana y Uribe que no opinen diferente al Gobierno Nacional; lo que se les reclama es que razonen en que la paz es un bien superior para todos los colombianos no para sus vanidades y añoranzas personales. 

Ambos son una historia viviente que pueden aportarle mucho a la resolución de los problemas como la paz, el modelo económico o la recuperación del mar con Nicaragua. 
Por desgracia para el país político nada de eso está ocurriendo. Los expresidentes han emprendido una cruzada nefasta contra nobles proyectos de la actual administración con graves perjuicios para la estabilidad social. Nada les gusta a los expresidentes Pastrana y Uribe: ni las 100.000 casas gratis para los colombianos más necesitados, tampoco los acuerdos de paz o que la economía sea reconocida por las agencias calificadoras de riesgo como un país digno para invertir. La oposición política es necesaria y más si viene de partidos diferentes a los que están en el Gobierno, pero mejor si es con altura, con ideas, sin retrovisor y mucho menos con mensajeros que disparan palabras sin responsabilidad.
La posición es clara: todos los colombianos debemos trabajar para llegar a un acuerdo de paz con los grupos guerrilleros, de tal manera que desaparezcan marcas nefastas de nuestra historia como son ‘farc’ y ‘eln’. Una vez se logre dicho acuerdo se empezará a reconstruir con mayor inversión social, con más seguridad, factores que permitan desplazar más de un 5% del PIB que se va en guerra, al desarrollo agro industrial, social y de infraestructura.

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