lunes, 26 de noviembre de 2012

El "Viejo" Erny, por Humberto Mendieta

Humberto Mendieta, fue uno de los periodistas de Barranquilla que conoció muy bien a Ernesto McCausland.
Como dice él: cuadra, colegio, periódico. En esos tres espacios se mueve mucho sentimiento, admiración, respeto, amistad  y conocimiento. Aprende uno a conocer verdaderamente a sus amigos.
Humberto nos describe algunos pasajes que nos pueden servir para conocer más a ese excelente periodista que acaba de fallecer, aunque casi todos pensamos que él se fue, pero está con nosotros…
RADAR,luisemilioradaconrado 

El “Viejo” Erny

Por Humberto Mendieta
Publicado en Al Día

Compartí con Ernesto McCausland cuadra, colegio y periódico. Algunas de nuestras primeras fiestas de adolescencia se conjugaron en un bordillo, mientras nos cruzamos en los pasillos del Biffi disfrutando con amigos comunes pequeñas aventuras etílicas.
Algunos años después, en 1982, coincidimos en El Heraldo haciendo pinitos. Ernesto había llegado hacía poco de Estados Unidos y se estrenaba como redactor. Comenzó en ese momento de  su vida una frenética y ascendente carrera periodística en la que dio muestras de su interminable talento, de su calidad humana y de su inagotable capacidad de trabajo, la cual sobrepasó siempre su estatura.
En esos primeros tiempos, mientras cubría noticias generales y después el apasionante área de judiciales, Erny, como cariñosamente le decíamos en la redacción, se doblaba por las noches traduciendo artículos de revistas en inglés para una sección especializada del periódico. 
Si bien tuvo como tutores a nadie menos que al mismo Director Juan B. Fernández Renowitzky y a la rigurosa Asistente de Dirección Olguita Emiliani, no heredó nada de manera gratuita. Centímetro a centímetro, letra a letra, Ernesto construyó todos sus logros. Ni siquiera la poderosa antropofagia y envidia natural del gremio periodístico pudo contra una voluntad férrea y un don de  gente a toda prueba. Pero lo que lo mantuvo y lo caracterizó fue su capacidad de cronista con que ganó innumerables premios. 
1983, año clave
Debía tener Ernesto, a quien también le decíamos “Mack”, 22 años, cuando con toda su candidez se fue con el pomposo cargo de “enviado especial” al Festival del Cine de Cartagena. Durante  su  estadía, en medio de las vacas sagradas de la crítica del Séptimo Arte colombiano, hizo un par de atrevidas intervenciones en una de esas célebres ruedas de prensa en las que el tufo le sale por  todas partes a entrevistados y entrevistadores. Esas intervenciones dieron lugar a que una de esas noches de Festival llegara a la redacción de El Heraldo, por el télex de la AFP, una noticia en la que citaban al “joven crítico de cine barranquillero Ernesto McCausland”. Nos reímos complacidos de la nota y festejamos el inicio de una carrera de crítico cinematográfico. Sobra decir que el comentario internacional fue publicado con todo el crédito de la Agencia Francesa de Noticias. 
Después vino la soltura de la mano. Ernesto tenía la capacidad de entregarse en una crónica o en una historia humana de tal manera que los lectores buscaban con avidez su nombre impreso al pie de un título para leer por primera vez un suceso o para releer lo ya leído en otra parte, porque sabían que él le daba un toque especial. Era un ángel en cada nota, un cierto encanto sin igual que el “viejo” Erny ponía en lo que hacía. 
La  televisión regional
Entonces, cuando  estaba  en todo su apogeo de cronista, apareció Telecaribe e incursionó primero con Jorge Cura en TeleHeraldo y luego en un programa del que hizo una fantasía, llevando de la mano a la teleaudiencia de la Costa por vericuetos desconocidos que fortalecían la identidad a través de media hora semanal que se llamaba Mundo Costeño. 
De la televisión regional Erny dio una zancada y se fue a estudiar cine a Los Ángeles para luego zambullirse en tres películas que le dejaron más satisfacciones que plata. Todo eso al tiempo que escribía libros y se mudaba a Bogotá a presentar por varios años QAP. Justo en el set de ese desaparecido noticiero capitalino me dijo un medio día que lo visité, que no hallaba la hora de devolverse a Barranquilla. Cuando por fin lo hizo, después de varios años en la radio nacional, se vino a su Curramba del alma con 100 proyectos debajo del brazo.
Uno a uno los cumplió. Se dio el lujo, como ningún periodista en este país, de haber incursionado con éxito en todos los géneros, en todos los formatos y en todos los medios. Todo, Erny, con lujo de detalles, impecable y humano.
¡“Viejo” Erny hiciste lo que quisiste!   

1 comentario:

  1. Hola, Humberto: Cuánta tristeza me ha ocasionado la muerte prematura de Ernesto. Desde aquellos años en que trabajábamos para Teleheraldo no lo volví a ver. Buena semblanza la que has hecho de nuestro colega. Te mando un abrazo fuerte desde España.

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