El concepto de la Corporación Excelencia en la Justicia, que dirige Gloria María Borrero.
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Queda la sensación de un cruce de favores
Por Gloria María Borrero, Directora Ejecutiva de Excelencia en la Justicia
Es
una reforma hecha a la medida de los congresistas, pues hay disposiciones que
van a entorpecer mucho los procesos y podrían propiciar la impunidad.
Nos preocupa el aumento de periodos de los actuales magistrados porque queda como si se hubiera dado un cruce de favores. Estamos de acuerdo que se amplíe, pero para los que vienen.
Nos preocupa que hubiera permanecido con nombre propio en la reforma el Director de Administración Judicial (Diógenes Villa), que como denunció Elección Visible, no cumplía con los requisitos para ese cargo.
Nos preocupa que desde el momento que sea publicada la reforma, la Rama Judicial queda sin gobierno, porque no hay normas de transición.
Nos preocupa que se haya insistido tanto en darle funciones jurisdiccionales a terceros, sin saber exactamente cómo se va a implementar la materia y los costos excesivos que va a tener esta reforma. Finalmente, nos inquietan los micos del miércoles, como el hecho de darle fuero a los secretarios de las dos cámaras, que me parece que raya contra cualquier razón ética y lógica.
Los congresistas se blindan de las investigaciones en su contra exigiendo más requisitos. Las denuncias se deben hacer personalmente y se deja por fuera la investigación de oficio como por parte de la Corte Suprema. La Cámara será la que decida el paso de la denuncia a la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Creo que el Gobierno es responsable de lo que está pasando porque si impulsó la reforma y se pactó un punto de honor para eliminar el Consejo Superior de la Judicatura, hubiera podido poner también otros puntos de honor, evitar errores y las demandas que se vienen. Desde el séptimo debate, la Corporación Excelencia en la Justicia había advertido todas estas fallas. No sólo con respecto a la conciliación.
Nos preocupa el aumento de periodos de los actuales magistrados porque queda como si se hubiera dado un cruce de favores. Estamos de acuerdo que se amplíe, pero para los que vienen.
Nos preocupa que hubiera permanecido con nombre propio en la reforma el Director de Administración Judicial (Diógenes Villa), que como denunció Elección Visible, no cumplía con los requisitos para ese cargo.
Nos preocupa que desde el momento que sea publicada la reforma, la Rama Judicial queda sin gobierno, porque no hay normas de transición.
Nos preocupa que se haya insistido tanto en darle funciones jurisdiccionales a terceros, sin saber exactamente cómo se va a implementar la materia y los costos excesivos que va a tener esta reforma. Finalmente, nos inquietan los micos del miércoles, como el hecho de darle fuero a los secretarios de las dos cámaras, que me parece que raya contra cualquier razón ética y lógica.
Los congresistas se blindan de las investigaciones en su contra exigiendo más requisitos. Las denuncias se deben hacer personalmente y se deja por fuera la investigación de oficio como por parte de la Corte Suprema. La Cámara será la que decida el paso de la denuncia a la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Creo que el Gobierno es responsable de lo que está pasando porque si impulsó la reforma y se pactó un punto de honor para eliminar el Consejo Superior de la Judicatura, hubiera podido poner también otros puntos de honor, evitar errores y las demandas que se vienen. Desde el séptimo debate, la Corporación Excelencia en la Justicia había advertido todas estas fallas. No sólo con respecto a la conciliación.
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