miércoles, 18 de abril de 2012

Roma ya habló... la causa terminó, por Rodolfo Zambrano

¡A nadie le gusta que le traten mal!

Eso viene de los seres humanos, a menos que esos seres humanos tengan algún problema psicológico. Quien o quienes tienen el poder lo utilizan a su acomodo, sin tener en cuenta que hay algo, que se llama: JUSTICIA y DEMOCRACIA.

Ocurrió cuando Uribe era el presidente. Pero también ha ocurrido con otros gobernantes de otras naciones.

Como está sucediendo en Cuba. Y en Venezuela. Pero igual en Argentina y en otros países diferentes a los suramericanos…

¿Qué hacer para que quienes tienen el poder entiendan que lo tendrán solamente unos años y que todo volverá a su normalidad?

¿Lograremos eso alguna vez?

La columna de Rodolfo Zambrano habla del poder… poder que él conoce muy bien.

luisemilioradaconrado   

Roma ya habló... la causa terminó 

Por Rodolfo Zambrano

“Roma locuta est… causa finita”. Roma ya habló… la causa terminó, es la traducción del aforismo latino en los tribunales eclesiales cuando no había la descentralización de hoy.

Para sociedades altamente jerarquizadas –la frase es totalmente válida– nada se va a modificar, casi nadie tiene la fuerza para cambiarlo; a duras penas algunos inconformes con valor, o con riesgos asumibles sin mayores posibilidades de daño, podrán dejar conocer un punto de vista controversial, sin mayores efectos prácticos.
La alta concentración de la mayor parte de los recursos estatales nacionales –inmensos versus los privados– hacen que pocos se atrevan a sostener posiciones encontradas con El Príncipe –o sus validos– léase ministros.

Los recursos disponibles del enorme presupuesto nacional, estarán siempre más cercanos a los afectos del dispensador de favores, que a sus contradictores, o sostenedores de causas no afectas a quien casi todo lo puede, en los momentos de ayudas o cofinanciaciones necesarias.

Por eso me temo que nuestra anhelada Región Caribe puede sufrir tropiezos en su implementación.

 ¿Cuántos gobernadores enhiestos liderarán causas como éstas? ¿No afectas a El Príncipe, o a quien aspira a sucederlo, para que estos se desprendan de un poder –que hoy si disponen – para entregarlo a las regiones y estas, dejar de ser  tan dependientes?

Eso fue como la Constitución del 91 del siglo pasado, que con la elección popular de alcaldes y gobernadores, se rompió el cordón umbilical con la Presidencia de la República y los jefes de los entes territoriales adquirieron una nueva preeminencia personal que les venía ahora de los votos, no de la rúbrica del decreto de la Casa de Nariño.
Pero Bogotá aprendió la lección, de cuando a los gobernadores caucanos, principalmente, no les gustaba una medida, levantaban la peonadada de sus grandes haciendas –los soldados– y con los recursos de los Estados Soberanos o Departamentos compraban armas y marchaban sobre la capital. Escuché al presidente López Michelsen durante un almuerzo en el Club de Comfamiliar en las épocas de Miguel Ballestas, José Tcherassi y Guido Borrero, que la fórmula para prevenir esas revueltas y preservar la institucionalidad –en manos del poder central por supuesto– fue la de arruinar a los Departamentos, quitarles los recursos, las rentas, sus bienes y trasladarlos a la Nación. Eso los volvería dependientes y no podrían jamás, intentar marchar sobre Bogotá.

Ya los gobernadores o alcaldes no podrán ser revocados al arbitrio del Jefe del Estado, o mandatario seccional, pero quedó “el poder del cheque, del giro que no llega” y de eso, me temo, que no se van a desprender. Por eso los recursos de las regalías se invierten en proyectos que los Departamentos o Municipios y Distritos proponen, pero ellos en Planeación Nacional son quienes disponen… los que aprueban…

No hay comentarios:

Publicar un comentario