jueves, 5 de abril de 2012

En Colombia. Dudas sobre las regalías, por Elespectador.com

Editorial

Dudas sobre las regalías

Por: Elespectador.com

Colombia se está transformando poco a poco, de manera gradual pero ineluctable, en un país minero y petrolero. Los sectores de minería y petróleo están creciendo a una tasa anual cercana al 15%, concentran casi la totalidad de la inversión extranjera y explican el rápido crecimiento reciente de nuestras exportaciones.

En este contexto, la discusión sobre el buen uso y la adecuada distribución de las regalías es fundamental. A diferencia del café, los recursos de la minería y del petróleo no llegan directamente a la gente y no estimulan a otros sectores productivos, esto es, no generan desarrollo automáticamente; generan, eso sí, ingresos fiscales, en la forma de regalías principalmente, que pueden impulsar el desarrollo siempre y cuando sean bien invertidos.
El Gobierno entendió este desafío desde el comienzo. Aprobó, primero, un cambio constitucional que definió los criterios para el ahorro, la distribución sectorial (cuánto le toca al sector de ciencia y tecnología, por ejemplo) y la distribución regional de los recursos. Y presentó después una ley que define de qué manera será repartida la mermelada de la bonanza en todo el territorio nacional, esto es, cuánto le tocará a cada municipio y a cada departamento. Además, la ley establece los mecanismos de escogencia y ejecución de los proyectos, los llamados ‘triángulos de buen gobierno’, donde gobernadores, alcaldes y miembros del Ejecutivo decidirán el uso de los recursos.

El Gobierno, podría decirse, hizo la tarea. Promovió una serie de cambios institucionales de fondo. Pero en las últimas semanas han surgido algunas críticas a la nueva institucionalidad, al llamado Sistema General de Regalías, que el Gobierno debería considerar seriamente. Las críticas podrían clasificarse en tres grupos. Las primeras, las más vehementes, ponen de presente que muchos municipios quedaron por fuera de la distribución: que, en últimas, la mermelada no quedó tan bien distribuida. En palabras de Simón Gaviria, el presidente de la Cámara de Representantes, “lo primero era que la ‘mermelada’ la iban a repartir parejo en todo el país. Pero hay un sinnúmero de municipios que recibe cero regalías. Y un número significativo adicional que recibe cifras irrisorias. La gran distribución nacional no se está viendo”.
Las segundas llaman la atención sobre el mecanismo de escogencia de proyectos, sobre los ‘triángulos de buen gobierno’. Para algunos críticos este mecanismo simplemente reproducirá la experiencia del Fondo Nacional de Regalías que operó, por años, mediante unas reglas similares con resultados negativos, por decir lo menos. Para otros, los triángulos son simplemente una fachada que esconde una centralización evidente de los recursos. En palabras del mismo Gaviria, “se planteó un proceso en el que en teoría se iba a respetar la descentralización, pero se diseñó un esquema de triángulo que está lejos de ser eficaz y eficiente como se prometió”.

Las terceras críticas son más específicas y señalan los riesgos de corrupción y desperdicio en los recursos de ciencia y tecnología, un 10% del total de las regalías. Muchos departamentos, se dice, no tienen la capacidad para ejecutar eficientemente estos recursos. Probablemente, advierten algunos, los edificios desocupados y los centros de investigación fantasma serán el nuevo equivalente a las piscinas con olas y los velódromos en ruinas. La idea de invertir en ciencia e innovación es buena en teoría. Pero persisten muchas dudas sobre su puesta práctica.
Resumiendo: sin un buen uso de las regalías no habrá desarrollo regional asociado a la bonanza minero-energética. Por lo tanto, el Gobierno debería responder a las críticas planteadas y, si es del caso, hacer algunos cambios en la distribución o en los criterios de selección de proyectos. Preocupa, sin duda, la falta de explicaciones sobre un asunto fundamental.

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