El sermón de las siete palabras... a lo cartagenero.
ElMetro de Cartagenal Sábado, 23 de abril de 2011 a las 20:51
El sermón de las siete palabras
Primera palabra: Tienen tres años, tres meses y los días que han transcurrido de este abril cuestionando las actuaciones de los funcionarios distritales, principalmente de la alcaldesa. En ciertos casos seguramente con razón, en otros posiblemente sin ella, lo cierto es que, como sus motivos saltan a la vista, sus oyentes les creen cada vez menos y, como consecuencia, cada día pierden más sintonía. Los estudios de medios de los últimos años muestran -a las claras- esa tendencia. Pero ellos, en medio sus entendibles angustias, insisten en hacerse el harakiri. "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lucas 23,34).
Segunda palabra: Las campañas políticas se iniciaron en Cartagena mucho antes de lo acostumbrado. Aunque por Ley se puede hacer propaganda solamente desde el 31 de julio, ciertos candidatos se las ingenian para que los medios de comunicación se ocupen de ellos todos los días. Algunos, cuyas opiniones sobre temas locales solo vinieron a conocerse recientemente, hoy aseguran tener en sus manos la solución de los problemas de la ciudad. A todos quienes transiten cerca de ellos y tengan aspecto de tener más de 18 años les prometen 'lo divino y lo humano'. "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23,43).
Tercera palabra: Por la variedad de sus ingredientes parecía un dulce de 'mongo - mongo' o un 'sancocho de cuatro carnes'. Ella fue liberal y él es conservador, pero ambos se disputan los favores de La U. Aquel ha sido y sigue siendo un líder 'barracista' - o, lo que es lo mismo, un 'godo' de camándula en los bolsillos y foto de Laureano Gómez en la cartera, pero pretendió, muy orondo, el respaldo de los liberales. Pero no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague y en los próximos días se vencen los plazos para el otorgamiento de avales. "Mujer, ahí tienes a tu hijo; hijo, ahí tienes a tu madre" (Juan 19,26 s.).
Cuarta palabra: En pleno proceso eleccionario, los candidatos -a Alcaldías, Gobernaciones, Concejos, Asambleas o Juntas Administradoras Locales- dedican gran parte de sus esfuerzos a reclutar líderes que faciliten la dispendiosa labor de conseguir los votos requeridos. En muchos casos, varios de esos líderes, principalmente quienes ya han trabajado en anteriores campañas con el aspirante de marras, se muestran renuentes a atender el llamado y otros, más radicales, les dicen que ya no cuenten con ellos porque "a los perros los capan una sola vez". "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mateo 27,46).
Quinta palabra: Los políticos lo llaman "auxilio de marcha'; los burócratas y contratistas les dicen 'sobres' y entre los promotores musicales es conocido como 'payola'. En cada escenario es el mismo fenómeno con diferente nombre. Tras una reunión con un candidato al Concejo, de escasas ideas pero abultada cartera, el veterano líder barrial se despidió una vez; y otra más; y volvió a despedirse; y regresó nuevamente para, extendiendo la mano derecha mientras frotaba el dedo pulgar sobre el índice y el del corazón, sonreírle al político con fingida vergüenza. "Tengo sed" (Juan 19,28).
Sexta palabra: El reloj marca las seis de la mañana y Romeo, feliz, recordando aún la pomposa ceremonia nupcial de la víspera, observa a Julieta dormida. El timbre hace que Arturo pegue un brinco sobre el vetusto pupitre y mire a lado y lado del salón de clases, casi vacío, y entonces, solo entonces, le entrega la hoja del examen a su paciente profesor de Historia. Domingo 30 de octubre, diez y quince de la noche, Camellón de los Mártires: el político, con un dejo de tristeza que se nota a la distancia, dirige su mirada hacia el Centro de Convenciones; y suspira. "Todo está consumado" (Juan 19,30).
Séptima palabra: El empresario se sorprendió cuando vio su nombre en la carátula de la revista, y más aun cuando, leyendo las páginas interiores, supo que su paisano Jacob le había informado a la Fiscalía que él fue quien, mientras ocupaba un alto cargo en la Gobernación de Verdivieri, había abierto las puertas para que la modalidad de vender contratos de obras a los grandes financistas fuese hoy la práctica corrupta más extendida. Nervioso, con las manos temblorosas y un frío sudor recorriéndole la frente, llamó a otro paisano y le contó su problema. "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23,46).
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