Un estudio presentado hoy en Canadá, en medio de la Asamblea del BID, en Calgary, llama la atención sobre los precios de petróleo, metales y alimentos que llegaron a unos 23, 8 y 35%, si se comparan con lo que se veía en 2006.
En ese estudio se explica que “El reequilibrio de la economía mundial está sentando las bases para lo que podría ser una sostenida bonanza económica en América Latina y el Caribe”, dijo Alejandro Izquierdo, economista principal del BID y uno de los coordinadores del estudio. “Sin embargo, para que esto ocurra, los países de la región necesitan hacer frente lo antes posible a estos nuevos retos impuestos por el clima económico emergente, particularmente en términos de gestión macroeconómica prudente, apertura de nuevas oportunidades comerciales y aumento de los niveles de productividad”.
¿Aprovecharán América Latina y el Caribe esa oportunidad?... Pienso que sí... pero como dice Alejandro Izquierdo, también hay retos...
LuisEmilioRadaC
                       Marzo 27-2011
Reequilibrio global plantea desafíos económicos, oportunidades comerciales para América Latina y el Caribe
Estudio del BID destaca necesidad de prudencia fiscal, políticas comerciales para aumentar el acceso a mercados de Asia, EE.UU. y Europa
El nuevo orden económico surgido tras la crisis financiera global  probablemente generará en los próximos años un clima internacional  favorable sin precedentes para América Latina y el Caribe. 
Los tomadores  de decisiones de la región deberían aprovechar la oportunidad para  llevar a cabo políticas que reduzcan las vulnerabilidades externas de  sus países y aseguren un crecimiento económico sostenible, según un  estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El aumento de los precios de las materias primas, el auge de Asia  como importante comprador de productos primarios latinoamericanos, las  bajas tasas de interés mundiales y los crecientes flujos de capital  llevarán a los grandes exportadores de materias primas de Sudamérica y a  los países en el resto de América Latina y el Caribe a crecer a  diferentes velocidades, lo que a su vez les significará desafíos para  elaborar políticas diferentes.
“El  reequilibrio de la economía mundial está sentando las bases para  lo  que podría ser una sostenida bonanza económica en América Latina y el  Caribe”, dijo Alejandro Izquierdo, economista principal del BID y uno de  los coordinadores del estudio. “Sin embargo, para que esto ocurra, los  países de la región necesitan hacer frente lo antes posible a estos  nuevos retos impuestos por el clima económico emergente, particularmente  en términos de gestión macroeconómica prudente, apertura de nuevas  oportunidades comerciales y aumento de los niveles de productividad”.El estudio, “¿Una Región, Dos Velocidades? Desafíos del Nuevo Orden Económico Global para América Latina y el Caribe”,  coordinado por Izquierdo y Ernesto Talvi, director del Centro de  Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES) de Uruguay, fue  presentado hoy a la Asamblea de Gobernadores del BID durante la Reunión Anual del Banco en Calgary, Canadá.
El estudio hace un pormenorizado análisis de las tendencias  económicas surgidas desde la crisis financiera global y sopesa el papel  potencial que América Latina y el Caribe pueden desempeñar en este nuevo  clima.
El nuevo orden económico
La composición del crecimiento económico global ha sufrido un cambio  dramático tras la crisis financiera debido al incremento del ahorro  interno y la reducción de los déficits de cuenta corriente en América  del Norte y Europa. Las economías emergentes ahora representan 75 por  ciento del crecimiento de la demanda global, comparado con 50 por  ciento en 2006, según el estudio.
El informe del BID prevé que ese cambio en la demanda pueda  prevalecer por varios años, llevando a una mayor propensión al consumo  de productos primarios.
Este cambio tiene profundas implicaciones macroeconómicas y  comerciales para América Latina. Ha producido un aumento de los precios  de las materias primas y de flujos financieros a la región. Los precios  del petróleo, metales y alimentos son 23 por ciento, 8 por ciento y  35 por ciento más elevados, respectivamente, que los niveles  prevalecientes en 2006. El costo del financiamiento para las economías  emergentes es sustancialmente menor a los niveles previos a la crisis,  dado que el exceso de ahorros, generado mayormente en Asia, no está  siendo absorbido por los países industrializados.
Los flujos de capital hacia la región se han reanudado a ritmo  acelerado, alcanzando un nivel histórico sin precedentes de US$266.000  millones en 2010, llevando los rendimientos de deuda soberana a niveles  anteriores a la crisis. A diferencia del pasado, ahora predominan los  flujos financieros. En 2006 un tercio del total de los flujos de capital  eran no financieros, pero estos ahora representan 55 por ciento del  total de influjos.
En lo que respecta al comercio internacional, el auge de Asia ha  creado una demanda creciente e insaciable de recursos naturales de  América Latina y una presión competitiva creciente e incesante sobre los  productores de manufacturas latinoamericanos, tanto en los mercados  internos como los externos.
El actual clima probablemente lleve a los países exportadores de  materias primas de la región a crecer a tasas más aceleradas que  aquellos países que son primordialmente importadores de materias primas y  más dependientes de las exportaciones de productos y servicios a  América del Norte y Europa y de las remesas enviadas por emigrados,  según el estudio.
Recomendaciones de políticas macroeconómicas
El actual clima económico está llevando a varios países exportadores  de materias primas a combatir el sobrecalentamiento, la apreciación  cambiaria y el ingreso de capitales de corto plazo que pueden tener  efectos desestabilizadores en sus economías.
El estudio llama a esos países a hacer buen uso de la bonanza externa  mediante un prudente manejo macroeconómico y financiero para mantener a  raya cualquier incremento de las vulnerabilidades que pueda poner en  riesgo a sus economías.
El estudio alienta a dichos países a recortar el gasto y, en aquellos  con grandes ingresos de capital, lograr superávits fiscales que puedan  ser usados para recomprar o cancelar deuda. El informe recomienda a los  tomadores de decisiones políticas que utilicen las medidas de control de  capitales con precaución dados sus resultados mixtos en contribuir a  desacelerar la apreciación cambiaria, así como reforzar las normas de  liquidez y de requisitos de capital para permitir al sistema bancario  adaptarse más adecuadamente al ciclo económico.
"Si los flujos de capital son grandes y el crecimiento económico es  fuerte, este es el momento de revisar las regulaciones para permitirles a  los bancos de la región acumular capital y liquidez”, dijo Talvi, quien  destacó que América Latina superó la reciente crisis razonablemente  bien en parte porque tenía políticas macroeconómicas prudentes. “Esto  les permitirá formar un buen colchón durante la bonanza y utilizarlo  cuando el clima internacional se torne menos favorable”, añadió.
Los países de la región que son mayormente importadores de materias  primas también necesitarán recortar gastos, pero por una razón  diferente: dado que crecen a un ritmo menor, necesitan asegurar la  sostenibilidad fiscal. 
Con respecto a la política monetaria, los países importadores de  materias primas deberían avanzar hacia una mayor transparencia y  flexibilidad de sus tasas cambiarias con el fin de acomodarse más  fácilmente a los choques que hacerlo durante una crisis global. En  algunos países esto implica intensificar los esfuerzos por desdolarizar  la economía y el sistema financiero para mejorar su capacidad de  utilizar la tasa de cambio como amortiguador.
Oportunidades comerciales
El auge de Asia como principal motor de crecimiento plantea grandes  oportunidades comerciales y desafíos para América Latina. Para los  países exportadores de materias primas, el reto es diversificar las  exportaciones a Asia más allá de una cantidad muy limitada de materias  primas tales como petróleo, cobre, soja y mineral de hierro.
Para los importadores de materias primas, los desafíos van desde  establecer una presencia en el pujante mercado asiático explotando  promisorios nichos de exportación en manufacturas y servicios, hasta  reestructurar su sector manufacturero para hacer frente y posicionarse  de mejor manera ante la competencia de Asia.
El estudio recomienda que la región adopte políticas que unifiquen  los mercados internos e incrementen el acceso a mercados de Asia,  Estados Unidos y Europa mediante una reducción de las barreras  arancelarias y no arancelarias y también de los costos de transporte. El  informe insta a los tomadores de decisiones políticas a apoyar amplias  medidas destinadas a mejorar la infraestructura, promover la competencia  en los servicios de transporte, y facilitar y armonizar los  procedimientos aduaneros.
A fin de que las manufacturas de la región mejoren su competitividad  externa, el estudio también pone énfasis en la necesidad de que América  Latina incremente su productividad, en particular en el sector  servicios, que emplea a 60 por ciento de la fuerza laboral, frente a  aproximadamente 20 por ciento tanto en el sector primario como en el de  manufacturas.
El estudio recomienda que la región apoye políticas e inversiones que  impulsen la productividad en vitales sectores no transables. Estos  incluyen el comercio minorista y mayorista, las finanzas, los servicios a  la comunidad y personales, el transporte y la construcción. El informe  llama a la eliminación de  regímenes impositivos que discriminan a favor  de firmas pequeñas e informales y de programas sociales que subsidian  el empleo informal a expensas de puestos de trabajo formales, como  también a implementar políticas que aumenten el crédito disponible a las  empresas.
“Las demandas planteadas por el nuevo orden económico sobre la  eficiencia del mercado y la productividad en América Latina serán  mayúsculas”, dijo Izquierdo. “Ciertas industrias dejarán de ser  competitivas, en tanto que otros tipos de industrias florecerán. Los  países latinoamericanos necesitarán adoptar políticas que faciliten la  reasignación de recursos laborales, de capital y financieros hacia  sectores emergentes y más productivos”, agregó.

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