Hoy, Raimundo Alvarado le pega una mirada a la historia de la Región Caribe.
LuisEmilioRadaC
Una rápida mirada a los cinco ciclos de la integración y la autonomia del Caribe la publica hoy El Heraldo, con mi firma. Estos ciclos son: uno, de Nieto a Nuñez; dos, la Liga Costeña; tres, el Sipur; cuarto, los foros regionales, y quinto, el Voto Caribe, que fue lanzado como propuesta el 30 de enero de 2008 en el Centro Hispano de Cartagena en una declaración que se denominó asi, "Declaracion de Cartagena", firmada por todos los gobernadores recién posesionados y algunos alcaldes de capitales.
Raimundo Alvarado
De Nieto a la Región Caribe: una lucha de 176 años
Por Raimundo AlvaradoAhora se recomienda llamarle Región Caribe por razones de afirmación de la identidad con el mar Caribe, no el océano Atlántico, y por todas las consecuencias que ello tiene. La Constitución de 1991 contribuye a que se hable de región porque así quedó nombrada la figura territorial que nace de la asociación de dos o más departamentos. De manera que los activistas regionalistas, que cada día son más preparados, alcanzaron una manera de nombrar el objetivo con apenas dos palabras: Región Caribe. Y esta simple asociación de dos palabras abarca cada vez más un contenido de aspiraciones en autonomía, desarrollo humano, competitividad y, más recientemente, de probidad.
El foro regional que se inicia mañana por convocatoria de EL HERALDO tiene como antecedente político de gran potencia el Voto Caribe del 14 de marzo de 2010, que es percibido por una parte de sus impulsores como un mandato con fuerza vinculante, es decir, con opción de reclamar su cumplimiento en un Estado de Derecho, aun cuando fue presentado por sus promotores como un ejercicio pedagógico.
El valor se lo da la contundencia del número de ciudadanos que participaron, 2.506.702, y luego la interpretación que el pueblo y los candidatos presidenciales, especialmente el hoy presidente Juan Manuel Santos, le dieron a esa manifestación ciudadana y los compromisos asumidos a partir de ese resultado por los partidos a través de ellos como voceros. Una encuesta reciente de este periódico en toda la región con la gente del común permite comprobar que existe preocupación por los escasos desarrollos que ha tenido el Voto Caribe pero que la esperanza y la actitud de lucha se mantienen intactas.
De los Supremos a la Liga Costeña
Tales respuestas se derivan tal vez de lo arraigado que está en la mente y el corazón de la gente del Caribe el criterio que expresaba Nieto de desigualdad en contra de la Costa y que tiene una historia de casi 200 años de reclamos periódicos, con intermitencia, con lamparazos como los que emiten las luciérnagas, pero donde se puede notar que se suman con el tiempo nuevos ámbitos o procesos políticos, económicos y sociales que se articulan y consolidan en los ideales de autonomía y desarrollo. Antes de la Independencia los cartageneros se disputaron con Santa Fe la primacía nacional y aquellos acuñaron contra estos el despectivo de “lanudos”.
Para Orlando Fals Borda y Gustavo Bell Lemus, entre otros, algunos intentos de autonomía los protagonizaron en el mismo siglo XIX de Nieto jefes rebeldes como Francisco Javier Carmona, quien en desarrollo de la Guerra de los Supremos (1840-1842) proclamó las cinco provincias costeñas de ese entonces (Manzanares, Cibeles, Riohacha, Cartagena y Mompós) como Estado Federal de la Costa, en 1841, y los generales Ramón Santodomingo Vila y Manuel Balita Martínez, en Córdoba. Nieto fue presidente de Colombia en 1861 desde la Costa, pero no fue su propósito consolidar una autonomía regional.
La investigadora Yusmidia Solano, de la Universidad Nacional con sede en San Andrés, atribuye a la satisfacción de las élites regionales con el presidente Rafael Núñez el que se haya apagado en los años siguientes el sentimiento autonomista del Caribe y por lo tanto que ésta conciencia regional haya reaparecido sólo con la Liga Costeña de 1919, cuando se detectó una tendencia de acabar con políticas que convenían a los comerciantes de la Costa sobre el trigo y la sal, y de abandonar el río Magdalena que había sido el eje de comunicación y desarrollo del país para usar los recursos más bien en carreteras y ferrocarriles en el interior.
Entre Núñez y la Liga hubo como hecho histórico la conspiración del general monteriano Francisco Burgos contra el presidente Rafael Reyes (1903- 1909).
Objetivos vigentes
Eduardo Posada Carbó es el historiador que con más rigor ha analizado el contexto y los hechos mismos de La Liga, que tuvo dos reuniones, una en Barranquilla y otra en Cartagena, más debates en el Congreso y en la prensa hasta 1922.Provocó que el presidente de la época, Marco Fidel Suárez, viniera personalmente a enfriar los ánimos y hasta aceptara ser nombrado Presidente Honorario de la Liga Costeña. Como existía el antecedente de la separación de Panamá, y por el sensacionalismo de la prensa capitalina, las reacciones del gobierno fueron desproporcionadas frente a las demandas de la Liga, y el movimiento terminó disolviéndose en las campañas electorales siguientes, porque los líderes de esta se alinearon en sus respectivos partidos. Pero parte de los objetivos fueron logrados. La lucha tuvo otras expresiones intermitentes: hubo una manifestación el 6 de mayo de 1925 por demandas regionales y un paro cívico en 1931 como “expresión de la confluencia de todos los intereses de la región”. En 1934 se intento revivir la La Liga Costeña creandose la Asmablea Interdepartamental de la Costa, que duro poco. En 1967 fue creada Corelca para que se atendiera regionalmente las necesidades de electricidad, dado que existía un severo rezago frente al interior del país.
Sipur
El siguiente hito es la constitución del Sistema Integrado de Planificación (Sipur) en 1974, cuando se reunieron los gobernadores en Coveñas con la intendente de San Andrés y crearon la Asociación de Departamentos de la Costa Atlántica con el objeto “de promover e incrementar el desarrollo de la región mediante la integración y coordinación de sus esfuerzos y de sus recursos para lograr un proceso racional, armónico y equilibrado de sus diferentes zonas”.
Pero el Sipur no satisfizo las necesidades porque carecía de recursos para emprender proyectos y era una simple asociación de departamentos económicamente débiles que tenían dificultades para aportar sus cuotas. Planeación Nacional, que tenía un cupo en su Consejo, jamás lo ocupó. El Sipur no podía cuestionar las políticas nacionales. Sin embargo, constituyó un avance en la integración regional y sus dificultades abrieron el camino para los siete foros del Caribe entre 1981 y 1998, los simposios en Cartagena y Barranquilla organizados por Fundesarrollo, el Observatorio del Caribe y el Banco de la República y su culminación con el Compromiso Caribe de 2007.
Además, en la década de los 80 floreció el Bloque Parlamentario de la Costa, que logró que se alternaran las presidencias de Cámara y Senado entre un costeño y uno del interior, así como gran poder en la negociación para el trámite de cada proyecto. Este Bloque ha perdido importancia por la parapolítica y las bancadas partidistas.
Los foros
Todos estos eventos de integración y desarrollo desde principios de los ochenta han estado soportados en la conciencia de que hay un rezago social y económico en el Caribe que se deriva de políticas y asignación de recursos que en Colombia favorecen al centro y golpean a la periferia. A falta de líderes políticos, los investigadores, liderados por quienes han estudiado en el extranjero, han sostenido el debate y se ha llegado a alcanzar sintonía entre el discurso académico que soporta las políticas de este gobierno y el alegato por la equidad social y el desarrollo económico del Caribe.
El primero de los siete foros se cumplió en Santa Marta del 26 al 28 de marzo de 1981, de manera que mañana se cumplen 30 años de su clausura. Fue la oportunidad para comprobar que existía un gran entusiasmo de las nuevas generaciones por identificar el potencial humano y económico de la región pero se hablaba poco en ese entonces de desarrollo social, que hoy es el tema central del alegato. Asistieron 500 personas y desde allí se empezó a debatir acerca de cómo darle contenido al ideal de autonomía. Igualmente, de cómo hacer más eficaz la planeación integral.
El segundo y tercer foro, en el gobierno de Belisario Betancur, se dedicaron a sacar adelante el plan Un Viaje Hacia el Futuro y las bases de lo que sería el Consejo Regional de Planeación (Corpes), luego creada mediante la ley 76 de 1985. El segundo fue en Cartagena, en septiembre de 1982, es decir, cuando Betancur estaba en la plenitud de su aceptación, y allí se comprometió con el plan que surgiera. El tercero fue en San Andrés, donde se concretó la idea de dotar de recursos financieros de origen nacional a la institución regional que se creara para no repetir la experiencia del Sipur.
El cuarto, en Cartagena, en julio de 1990, ya tenía en funcionamiento al Corpes, que le aportó investigaciones que integraban a todos los departamentos y sobre esa base intentó, y en algunos casos logró, que la región definiera una agenda de proyectos que el gobierno de César Gaviria señaló que eran afines a su política de transformar el comercio exterior. Para esta época el tema del desarrollo social, especialmente en educación y agua potable, ya había alcanzado a convertirse en eje de las aspiraciones del Caribe. Los estudios de nuestros investigadores más exitosos en los últimos 20 años han estado centrados más bien en cómo resolver las denominadas disparidades entre las diferentes regiones, y, recientemente, no ya del Caribe sino del país.
La Constituyente de 1991 cambió la agenda regional. Por gestión de un grupo de constituyentes del Caribe, entre ellos el director consejero de este diario, Juan B. Fernández Renowitzky, creó la figura de Región en sus artículos 306 y 307, y puso en cabeza de esta la finalidad del desarrollo económico y social. Además, activó una serie de reformas que han copado desde entonces la agenda del Congreso y de los gobiernos en todos sus niveles. El Corpes hizo alianza con los constituyentes para que se introdujera en la Constitución las aspiraciones del Caribe con resultados más bien favorables.Ya en vigencia la Constitución, se desarrolló en Barranquilla el quinto foro, en septiembre de 1993, con 96 ponencias y un largo proceso de preparación que sirvió para debatir los temas más importantes de reglamentación de la Carta Política. El presidente Gaviria sorprendió con la propuesta de que se debería insistir en la federación del país, pero 17 años después el Congreso y el Gobierno de Bogotá siguen resistiéndose a reglamentar las regiones.
Esta demora y la conciencia de que cada día golpea más el atraso condujeron al Voto Caribe en 2010 como expresión de voluntad política para avanzar en la institucionalidad regional.
El sexto y séptimo foro, en Montería y Barranquilla, en 1996 y 1998, más una serie de simposios y el proceso que dio origen al Compromiso Caribe han servido para dar certezas respecto a que la lucha debe continuar y que la Región ya está equipada intelectualmente para construir su destino.
El Voto Caribe
La integración tomó más vigor a partir de la posesión de los actuales gobernadores y alcaldes y el documento Compromiso Caribe. A la sazón existen, con pleno vigor institucional, los siguientes procesos: Caribe Ya (gobernadores con Elvia Mejía), Compromiso Caribe (Observatorio del Caribe), Evolución Caribe (Tecnológica de Bolívar, con Adolfo Meisel), Agencia para el Desarrollo Regional (Priscila Celedón con PNUD) y Grupo Región (Uninorte).
Este ciclo se inició en la capital de Bolívar el 30 de enero de 2008 con el documento ‘Declaración de Cartagena’, que compromete a los gobernadores y alcaldes en lo que sería el Voto Caribe. También en la formulación de un Plan Estratégico Regional.
Esa es historia que estamos viviendo y estamos haciendo bajo el liderazgo de las gobernaciones y de varios grupos de trabajo que requieren ahora constituirse en un solo proyecto y un solo proceso. Hacia allá tenemos que enrutarnos, y los foros de EL HERALDO constituyen un aporte de buena fe. Que el entusiasmo de la gente que asistió al primer foro en Santa Marta nos ilumine.
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