Problema de percepción
Por Óscar Montes
Se ha vuelto costumbre en los últimos tiempos que, para justificar una mala administración o unos malos resultados, se pretenda justificar los errores diciendo que simplemente se trata de una “mala percepción de las cosas”, como si la realidad fuera bien distinta a lo que la opinión pública percibe.
Nada más equivocado: la percepción que se tiene de las cosas responde a una realidad que no se puede ocultar o tergiversar con cifras o estadísticas que no alcanzan a ocultar la gravedad del problema. Nada más fácil de maquillar que las cifras, y vaya si lo sabremos los colombianos que hemos visto ‘desaparecer’ de las estadísticas oficiales en cuestión de semanas y como por arte de magia cientos de secuestrados, miles de desempleados y decenas de desplazados, solo por simple conveniencia política del Gobierno de turno. Por algo será que muy pocos compatriotas le creen al Dane.
En el caso de Bogotá, por ejemplo, el alcalde Samuel Moreno sostiene sin ruborizarse que la percepción de caos, corrupción e inseguridad que tienen los habitantes en la actualidad no corresponde a la realidad, pues, según él, la ciudad no es caótica, el manejo de los recursos y la adjudicación de los contratos han sido transparentes y hoy la ciudadanía está más segura que antes. “Los medios se han encargado de generar una percepción falsa”, dice con pose de estadista, tratando de vender un argumento en el que ni siquiera él mismo parece creer.
El esfuerzo del alcalde Moreno por querer tapar el Sol con las manos es, obviamente, ridículo y cínico. ¿Cómo puede decirse que Bogotá no es un caos cuando un conductor puede perfectamente demorarse dos horas inmovilizado en un trancón, o puede tardar una hora en un recorrido que hasta hace algún tiempo no le tomaba más de veinte minutos? ¿Es simple percepción el hecho de que hoy los bogotanos piensen que a la ciudad se la devoró la corrupción, cuando constantemente ven en los noticieros y periódicos testimonios de contratistas que denuncian mordidas y sobornos por parte de funcionarios del Distrito, o de familiares y amigos del propio Alcalde? ¿Y los atracos que todos los días se registran también son inventados por los medios de comunicación que no lo quieren? ¿Acaso un grupo de delincuentes que portaban fusiles y otras armas de largo alcance no acaba de asaltar un colegio al norte de la ciudad y a plena luz del día?
De manera que no nos digamos mentiras: la percepción de la opinión pública sobre la gestión de un gobernante, o sobre el éxito o el fracaso de una política, responde a la aproximación que ella tiene de la realidad. No es un invento de los medios de comunicación que no quieren al gobernante de turno, o que se oponen a sus programas o a su política. Ya es hora de que dejen de excusarse en una supuesta falsa percepción para tratar de justificar su ineptitud.
El esfuerzo del alcalde Moreno por querer tapar el Sol con las manos es, obviamente, ridículo y cínico. ¿Cómo puede decirse que Bogotá no es un caos cuando un conductor puede perfectamente demorarse dos horas inmovilizado en un trancón, o puede tardar una hora en un recorrido que hasta hace algún tiempo no le tomaba más de veinte minutos? ¿Es simple percepción el hecho de que hoy los bogotanos piensen que a la ciudad se la devoró la corrupción, cuando constantemente ven en los noticieros y periódicos testimonios de contratistas que denuncian mordidas y sobornos por parte de funcionarios del Distrito, o de familiares y amigos del propio Alcalde? ¿Y los atracos que todos los días se registran también son inventados por los medios de comunicación que no lo quieren? ¿Acaso un grupo de delincuentes que portaban fusiles y otras armas de largo alcance no acaba de asaltar un colegio al norte de la ciudad y a plena luz del día?
De manera que no nos digamos mentiras: la percepción de la opinión pública sobre la gestión de un gobernante, o sobre el éxito o el fracaso de una política, responde a la aproximación que ella tiene de la realidad. No es un invento de los medios de comunicación que no quieren al gobernante de turno, o que se oponen a sus programas o a su política. Ya es hora de que dejen de excusarse en una supuesta falsa percepción para tratar de justificar su ineptitud.
Pero el alcalde Moreno no es el único que le achaca a una supuesta falsa percepción de la opinión pública todos sus males. El ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, y el Comandante del Ejército, general Alejandro Navas, también sostienen que la seguridad nacional goza de cabal salud y que las cosas hoy están mejor que hace algunos años. Para ello ponen sobre la mesa cifras y estadísticas que demostrarían que, en efecto, hay más seguridad hoy que antes. Pero los hechos son tozudos: desde hacía muchos años no se presentaba un secuestro masivo de colombianos, como ocurrió la semana pasada con la retención por varias horas de 23 contratistas de la petrolera Talismán en Vichada.
Y aunque 22 recuperaron la libertad horas más tarde, son esa serie de hechos sumados los que contribuyen a que la percepción de la opinión pública cambie con respecto a la seguridad nacional. No son los medios de comunicación los responsables de la modificación de la realidad, es que la realidad cambia, y los medios de comunicación simplemente se encargan de registrar esos cambios.
Y, aunque siempre será más fácil echarle la culpa al mensajero, ya es hora de que quienes tienen responsabilidades en el manejo de asuntos del Estado asuman sus responsabilidades y comiencen, ahí sí, a cambiar la percepción que ellos tienen del papel de los medios de comunicación, a quienes consideran amigos cuando ayudan o enemigos cuando simplemente registran aquellos hechos que a ellos no les conviene. Bonito así, decía el célebre Marcos Pérez.
oscarmontes65@yahoo.es
Por Óscar Montes
Y aunque 22 recuperaron la libertad horas más tarde, son esa serie de hechos sumados los que contribuyen a que la percepción de la opinión pública cambie con respecto a la seguridad nacional. No son los medios de comunicación los responsables de la modificación de la realidad, es que la realidad cambia, y los medios de comunicación simplemente se encargan de registrar esos cambios.
Y, aunque siempre será más fácil echarle la culpa al mensajero, ya es hora de que quienes tienen responsabilidades en el manejo de asuntos del Estado asuman sus responsabilidades y comiencen, ahí sí, a cambiar la percepción que ellos tienen del papel de los medios de comunicación, a quienes consideran amigos cuando ayudan o enemigos cuando simplemente registran aquellos hechos que a ellos no les conviene. Bonito así, decía el célebre Marcos Pérez.
oscarmontes65@yahoo.es
Por Óscar Montes
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