viernes, 11 de febrero de 2011

David Sánchez, recordado por Yexenia Díaz


Bonito esto que escribió mi querida colega, Yexenia Díaz.
No lo quiere empañar con nada…
Aquí va, cómo ella lo contó.
Es lo hermoso de la vida… la hermosa vida que nos ha tocado vivir.
Seguro que, desde ahora, vamos a escuchar más a David Sánchez Juliao.
Dios lo tenga en su gloria.

LuisEmilioRadaC
Pd:

MI NIÑEZ CON DAVID SÁNCHEZ JULIAO...

De YexeniaDíazBayuelo, viernes 11 de febrero de 2011, a las 7:59
LAS NOCHES DE "EL FLECHA"

Yo soy una de las hijas de la generación de "la literatura de casete" de David Sánchez Juliao.

Cómo recuerdo esos años de mi niñez, cuando era común que se fuera la luz en Barranquilla, y mi padre para ocuparnos, nos ponía a escuchar las anécdotas y apuntes de uno de sus personajes "El Flecha", mi predilecto, el mismito del  "caminadito de beisbolista americano", las trifulcas de su madre, la Niña Tulia, que se paseaba de pretil a pretil o que se voló de un ring para no seguir sufriendo la paliza de su contendor, y de allí su nombre.
Recuerdo que mi padre era agente viajero y uno de sus puntos de negocios era la población de Lorica (Córdoba) donde la mayoría de sus clientes por su puesto eran turcos, como se les decía a todos los venidos del Medio Oriente, quienes siempre le conversaban de este escritor local y la manera novedosa en que relataba sus historias. Él se impactó al escucharlo,  los comenzó a comprar y los traía a su hogar en Barranquilla.
Y como la luz se iba y se iba... fueron muchas las noches en las que las carcajadas desde mi casa sofocaban a los vecinos, despertaron su curiosidad y empezaron a indagar qué ocurría donde los Díaz, cada vez que se iba la luz. Y primero fueron los muchachos y luego los padres, quienes con el tiempo también se sumaron a nuestra audiencia.
Y fue así que se crearon las noches de "El Flecha". Casi que rogábamos a Dios para que se fuera la luz, no importaba el calor, para poder escuchar esas divertidas aventuras. 
Lo que empezó dentro de las paredes de nuestro hogar, con los tres hijos, terminó con una audiencia de unas 25 personas en nuestra terraza de granito, grabadora y todos, sentados en el suelo.
Al terminar sus relatos, nosotros asumíamos el personaje, lo imitábamos y caminábamos como "el beisbolista americano"... era una "mamadera de gallo" total.
Era la manera en que vivíamos sus historias.
En mi memoria aún queda esa oscuridad, iluminada por una vela o lámpara (porque en esa época habían lámparas... para quienes sacan cuenta de mi edad...), en la que lo único que se escuchaba era la hermosa, clara y espectacular voz de David Sánchez Juliao. 
Puedo decirles, que me inspiró e instó a leer.
Recuerdo que me decía que debía leer más para hablar tan perfecto como ese autor.
Hace poco leí que su amigo, Juan Gossaín le decía que si no le asustaba que la literatura hablada se convirtiese en "chiste callejero", a lo que él le respondía que "no sabía, pero que vivía asustado con el tema".
Decididamente digo No.
Era y es Literatura hablada o de "casete", como quiera que le digan. Cuando no existía el internet, IPad, juegos electrónicos, ni los blackberry.
Era la época de todos alrededor de la grabadora a escuchar e imaginar los personajes y de irnos a  dormir con la barriga adolorida de tanto reír... ¡qué divertido era!
Cuando supe del fallecimiento prematuro de Sánchez Juliao, "El Flecha", inmediatamente retorné a mi feliz niñez y lo ubiqué en el causante de mis noches de carcajadas, todo gracias a una idea que mi padre desarrolló para empaparnos de cultura costeña, y de paso, darnos un pasatiempo útil en la oscuridad.

Esa alegría de vivir, esa manera de tomar la vida como lo hacemos, en verdad los costeños, y como esa generación de escritores lo supo y lo sabe transmitir, tomando las cosas cotidianas de barrio o de la vida común y ponerle esa picardía y ritmo que llega a todos.
David se destacó por su orgullo de ser costeño y por amar nuestras tradiciones, mezcladas con las de inmigrantes. Por su sencillez y manera amena como sabía llegar a través de las letras y sus palabras (y qué hermosa voz tenía!).

Por eso Viejo Déivi: tu legado lo llevamos en el corazón. Eres el causante de enseñarme a " leer a través de las palabras" y nunca olvidaré tu melodiosa voz...eres parte de esa felicidad que me dio mi niñez en mi Costa Caribe.

Yexenia Díaz Bayuelo

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